"No creáis que he venido a traer la paz a la tierra;
no he venido a traer la paz, sino la Guerra.
Porque he venido a poner discordia
entre el hijo y su padre,
entre la hija y su madre,
entre la nuera y su suegra;
de modo que tendrá cada uno por enemigos
a la gente de su propia casa"
"...No os fiéis de los hombres
porque por mi causa os llevaran ante los tribunales..."
"...No os procuréis oro ni plata ni cobre en vuestro cinto.
Ni alforja para el camino, bi dos túnicas,
ni sandalias ni bastón;
porque ya tiene el trabajor derecho a su sustento..."
"Porque no podéis servir a dios y al dinero"
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Una vez más, como tantas veces ya,
hemos entrado en las fechas
de la Blasfemia contra el Espíritu:
"Se le perdonará a los hombres
cualquier pecado o blasfemia;
pero la Blasfemia contra el Espíritu
no se les perdonará...
ni en éste mundo ni en el otro"
'Ni en éste mundo ni en el otro'
En 'éste mundo' dónde
en las conmemoraciones
de la Capitalista Navidad,
como de costumbre,
vamos todos a participar sin pensar:
la época del canto del 'Amor y Paz'
ha llegado ya...
Otra vez la Blasfemia,
que, como dice Cristo,
nunca se nos perdonará,
y en la cual, desde todos los ángulos y ensenadas,
se nos induce y obliga comprar.
Es algo pandémico, esquizofrénico,
escalofriante y real.
¿Que tienen que ver éstas festividades,
pompas y boatos,
en las que todos nos mentimos
hasta la saciedad,
con aquel Profeta de los Pobres
que nos trajo la Justicia, la hermandad,
que nos dijo que había venido
a "dar la Buena a los Pobres,
a predicar la libertad de los oprimidos
y a liberar a los cautivos",
cuándo, es, precisamente, por éstos días,
cuándo más oprimidos y cautivos
caemos bajo éste régimen bárbaro y absurdo
del $anedrín Imperial de Caifás
cuyo único interés
es el hacernos comprar y dilapidar
y montarnos en un grotesco circo
de falso y estúpido carnaval
dónde el genuíno Espíritu es profanado
y reventado en aras de una troglodita
y mansturbatoria materialidad animal?
Esta inversión de valores,
ésta ignominia y manipulación de la verdad
de lo que representó y representa Cristo
como redentor de los pueblos para liberarlos
de los "sepulcros blanqueados e hipócritas"
que conforman el espectrum político actual,
no sólo alcanza la responsabilidad
de las clases sociales dominantes
como autores de éste lúdrico carnaval,
sino que todo ello está cimentado más hondamente
en todos los que participamos
en éste festín Anticristo que se diluye
en el líquido de los pueblos
que, encandilados ante el pastel capitalista,
se vuelven "lerdos de corazón"
y conforman lo que dijo Cristo:
"...Por eso les hablo en parábolas
porque viendo no ven,
y oyendo ni oyen ni entienden;
y se cumple en ello la profecía de Isaiac, que dice:
'Con vuestros oídos oíreis y no entendereís;
con vuestros ojos vereís y no conocereís.
Porque éste pueblo se ha vuelto lerdo de corazón,
y se ha taponado los oídos
y se ha puesto un velo en los ojos
por miedo a ver con claridad
y oír distintamente'..."
¿No es éste, exactamente,
y más que nunca,
nuestro momento histórico actual?
Todos crucificamos en la Navidad a Cristo
sino denunciamos a ésta "raza de víboras"
que cínicamente mancha y usufructua su nombre
para incrementar sus negocios y cambalaches...
a como de lugar,
cuándo el Apostol de los Pobres
es, precisamente, el total opuesto,
la absoluta antítesis,
a ésta sacrilega realidad comercial.
Realidad que el Padre Miguel D'Escoto,
un auténtico discípulo de Cristo,
--que aún los hay--,
un paradigmático Espíritu Navideño a copiar,
la expresó con ésta claridad:
"DESDE QUE CRISTO NACIÓ,
EL ENEMIGO DE SUS ENSEÑANZAS
HA SIDO SIEMPRE EL CAPITALISMO"
No hay que decir nada más:
celebraremos "D'Escotoniana-mente"
ésta Navidad, aúnque en Gaza
no haya electricidad...
Única forma --creemos--
de atraer una poca de 'luz'
a éste cosmos humano blasfemo
y de Apartheid's dónde unos estan a oscuras
para que otros podamos disfrutar
de una fiesta de voltios y amperios
en nuestros paseos y avenidas
para poder celebrar el "Amor y Paz"...
