Thursday, March 24, 2022
Este es un tema Universal:
"La situacion...es muy perturbadora y no debería usted pensar en ello"
Es la Historia de la Humnidad despues del Homo Habilis cuando, cansados de vagar en nuestros nomadismos, nos asentamos como cultivadores de la tierra y empezamos a construir casas fijas al suelo y a levantar las estructuras de la sociedad civil, lo que dice Rousseau: "cuando el primer hombre clavo estacas en el suelo diciéndole a los otros: esto es mio...y los demás tontos que lo oyeron lo aceptaron". Con la Iglesia topamos Sancho: la Propiedad Privada. Desde entónces viene este pecado mortal: "no debería usted pensar en ello". Porque, naturalmente, es en lo que todos pensamos.
Si.
Es un tema muy viejo.
Y, para condimentarlo y poderlo servir como plato estrella, se le agrega: "en todas partes cuecen habas", o "ese es el hombre", o "no tenemos solución". Es decir: aceptar lo existente, de lo contrario no tendrás más que problemas. El perturbador: "Don't worry, be happy". El truco es mas fácil de desmontar que de crear. Y es lo que Sara Rosemberg se enfrenta a su psiquiatra que trabaja para que las gentes, en un campo de concentración existencial dado, puedan funcionar como "Dios manda". Lo que ocurre es que este Dios, aqui, en este caso, es una divinidad de barro fabricada 'ad hoc' para mantener pensando al privilegiado que va subido sobre nuestros hombros a costa de nuestro caminar y esfuerzos para soportarlo:
Indudablemente, aqui los roles estan invertidos: es Sara Rosemberg la que le tiene que recetar a su psiquiatra algún potingue para que salga de esa Caverna de Platon tan consuetudinaria que los doctos y correguidores de la conducta humana --que trabajan para el capitan del barco-- tanto se afanan en proporcionarle a sus clientes para que no molesten el entramado establecido.
Ha pasado siempre, pero en estos cruciales momentos históricos muchísimo más que nunca porque estamos asistiendo al agonizamiento de un sistema que ya no da más de si, que ya no sirve para perpetuarnos -razonablemente- sobre el planeta, y asi se crean, por contrapartida dialéctica, unas 'nuevas criaturas' que tratan de nacer para suplantar esa entropía nefrítica que nos está llevando al matadero.
El conflicto de Sara es el higienico, el de todos y todas que seguimos esgrimiendo -para existir- el "sum ergo cogito", el del "hasta aqui, si, a partir de aqu" ('L'Homme Revolté' de Camus), o el de la imperativa necesidad de escapar aquello que mencionaba Engels de "la inconsciencia de los interesados"...porque somos 'inconscientes' hasta la supina idiotez mas excelsa. Y el conflicto de su psiquiatra es el del personaje que es alquilado por los propietarios del barco para que recete píldoras contra el mareo navegacional.
Lo significativo de esta ecuación -en términos psiquíatricos o psicoanalíticos- sería saber qué clase de "sui generis" motivación tiene Sara de visitar a este psiquiatra y por qué no lo manda al cuerno de una vez.
Suponemos que las ondas gravitacionales del régimen, que estan por todos lados y afectan a dios y a su madre, pesan, pesan mucho, y nos hace falta ayuda para sobrellevar nuestro ostracismo, el sentirnos solos fente a la Vox de su Amo, frente al sumiso rebaño que tiene de su lado al aparato oficial con todas sus fuerzas cuantitativas e informativas que inundan y regulan todos los espacios y margenes de este abyecto régime comunicacional-occidental que se nos cuela por todas las rendijas de nuestras puertas.
Sobre el particular hay un estudio -muy bien elaborado- de Erich Fromm, 'Psicoanálisis de la Sociedad Contemporánea', del que entresacamos:
"Lo que es muy engañoso, en cuanto al estado mental de los individuos de una sociedad, es la "validación consensual" de sus ideas. Se supone ingenuamente que el hecho de que la mayoría
de la gente comparte ciertas ideas y sentimientos demuestra la validez de esas ideas y sentimientos. Nada más lejos de la verdad. La validación consensual, como tal, no tiene nada que ver con la
razón ni con la salud mental. Así como hay una folie á deux, hay una folie á millions. El hecho de que millones de personas compartan los mismos vicios no convierte esos vicios en virtudes; el hecho de que compartan muchos errores no convierte a éstos en verdades, y el hecho de que millones de personas padezcan las mismas formas de patología mental no hace de esas personas gentes equilibradas"
También hay un trabajo muy interesante de Thomas S. Szasz, Ideology and Insanity, que arroja buena luz sobre los entresijos del asunto, especialmente el capitulo 5 titulado, MENTAL HEALTH AS IDEOLOGY, en el cual, obviamente, se advierte la relación -forzosamente- establecida entre salud mental y la ideología que una sociedad requiere para su funcionamiento y perpetuación.
Se nos olvidaba 'El Malestar de Cultura' de S. Freud, aunque aqui la cultura no se ideologiza según los valores imperantes, sino que se la antropologiza como perpetuo malestar del ser humano que sólo puede asimilarla y aceptarla
a costa de su represión institual.
Nota final:
Sara Rosemberg,
por dios y todo los santos,
haga lo que quiera con su psiquiatra,
pero no se tome ninguna de las medicinas
que le prescribe:
la cabeza,
la psique,
el alma,
no necesitan potingues
de la Big Pharm,
requieren cultivar y desarrollar
ese trio mencionado
con nuestra farmacia interior.
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