Monday, October 29, 2012
CUMPLEAÑOS
Aparecemos, y por azar,
después de rebujos de cromo y somas,
en el vientre materno,
en forma de embrión.
Un embrión que,
en las primeras semanas,
no se distingue en absoluto de un pez,
un perro, un gato o un lagarto.
Estamos recapitulándo la trayectoria
de la vida en el planeta
desde el alfa de la existencia.
La ontogenia dentro de la filogenia.
Y al revés.
Un lío.
Un Misterio.
Nunca lo vamos a entender.
Pero por ahora vamos bien
porque estamos dentro del Todo
y no se sabe aún hacia que lado
nos vamos a decantar:
si vamos a ser un pez,
un lagarto, un mono,
un conejo o un Homo real.
Pero la cosa se empieza a complicar.
Mientras tanto nos alimentan
y vivimos flotando,
ingrávidos,
en un líquido que es el mar de la inercia
y la ataraxia sagrada.
Pero la cosa se empieza a complicar.
Porque en unos meses comenzamos
a tomar una forma extraña,
una forma ajena a la Naturaleza,
con una gran cabezota,
que ya se ha acostumbrado a existir
parasitáriamente en la interna
bolsa marsupial materna
y no queremos dejar ésta bicoca.
Siguen los meses corriendo,
y un día,
algo nos empieza a empujar
hacia la salida,
a abandonar nuestro idílico Eden.
Y se establece una gran lucha
que los psicoanalistas han llamado
Trauma de Nacimiento.
(Porque hay dos Traumas:
uno, al entrar, el del Nacimiento,
y otro, al salir, el de la Muerte,
y entre medio de los dos
los correspondientes Traumas colaterales)
Porque nacer, salir al mundo,
y máxime cuándo se llega
de potencial Homo sapiens,
siempre es un Problema.
En éste crucial punto
hay un conundrum que resolver:
nuestra cabeza es más grande
que el caño uterino
(pobres madres)
y es lo mismo que sacar
a un elefante por una puerta.
(Durante la existencia nos ocurre lo mismo:
nuestra cabeza es más grande
que el "caño uterino" por el que la vida
nos hace pasar)
"Parirás los hijos con dolor"
--los físicos--, nos castigaron.
Y es verdad.
"Vivirás tus hijos con dolor"
--los metafísicos--, nos sancionaron.
Y es verdad.
Ningún antropoide,
ningúna sana criatura,
tiene éste embrollo
porque todos tienen una cabeza
proporcional y en armonía con su cuerpo,
con los "caños uterinos"
de la madre y de la vida.
"Las aves del cielo tienen sus nidos
y las raposas sus guaridas,
pero el Hijo del hombre
no tiene dónde descansar su cabeza",
dijo Cristo.
Y es verdad.
Cristo sabía mucho
Pues, bueno...así llega el día y la hora.
Después de espasmos,
contracciones y dolor,
el tirón telúrico de afuera
puede más que la inercia interior
y salimos al mundo exterior,
llorando, berreando,
bañado en sangre y protestando.
Todos están contentos menos el Nacedor.
Este es el día desde el que empiezan
a contar los Pasteles de Cumpleaños.
Hoy, éste es mi día.
Después pasan los años
Y pasan
Y pasan
Como en 'maya' hindu-diano.
Todo a la velocidad de la luz.
Porque la vida es luz,
fotones descarrilados
que llegan y salen,
aparecen y desaparecen.
Prestidigitación ancestral
de sombras que van pasándo.
Y cuándo llega el tiempo de volver
--porque todo llega--
al otro vientre que nos esta aguardándo,
el proceso empieza de nuevo,
pero ésta vez hacia atrás,
al revés, reculándo.
Antes nos cortaron
el cordón para darnos vida,
ahora nos lo cortan para quitárnosla.
Otro vientre,
éste mas grande y cósmico,
nos aguarda para que regresemos
a él otra vez.
Este será mi otro día.
El día que ya no cumplamos más años.
Pero ésta es otra história.
Hoy vamos a celebrarlo.
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