El Derecho de Vivir en Paz --y Justicia--
canta el pueblo,
y, Allende y Jara,
desde la otra orilla,
haciéndo coro con ellos,
los aclama.
Porque hay dos orillas:
los que nos quedamos
y los que matan,
los que rompiéndo las amarras
del barco que secuestran,
en medio de la tempestad,
se echan al mar
a descubrir nuevas tierras
dónde sembrar
la semilla de la Esperanza,
y los que una vez lo intentaron
y los hicieron naufragar
para que del nuevo camino
nadie se enterara...
Pero se equivocaron
porque el mar
no guarda secretos
y se le contó al Universo
que lo presenciaba
y de él salieron
las sirenas prometéicas
que se dirigieron al puerto
a romper las amarras....