Tuesday, October 17, 2023
HACE MUCHOS AÑOS VENIMOS DENUNCIANDO EL "AUSWITCH" DE GAZA: LA MAYOR PRISION DEL MUNDO: HOY EN DIA GENOCIDADA HASTA SUS CIMIENTOS POR EL IMPERIALISMO
AQUI ESTA LA CLAVE PARA ENTENDER
LO QUE ESTA PASANDO HOY EN DÍA...
O, MEJOR DICHO, AYER, HOY Y MAÑANA:
LA "COMUNIDAD" INTERNACIONAL, TODOS NOSOTROS, REVENTANDO NIÑOS, MUJERES, HOMBRES Y ANCIANOS, MIRANDO PARA OTRO LADO...Y YENDO A VOTAR A LOS QUE DE SANGRE
Y CUERPOS QUEMADOS TIENEN
MANCAHADAS LAS MANOS
Aqui reproducimos -intacto- lo publicado:
SATURDAY, DECEMBER 31, 2011
OTRO AUSWITCH ESTÁ EN GAZA, Y, AL IGUAL QUE LOS ALEMANES DE AQUELLA ÉPOCA, NOSOTROS TAMPOCO NOS QUEREMOS ENTERAR DE NADA.
NIÑOS PALESTINOS EN...GAZA |
La tortura física y psicológica contra Palestinos y prisioneros Árabes ha sido un factor distintivo desde la ocupación Israelí en 1967. (Mejor dicho, desde 1948) La tortura ha tomado formas diferentes durante el período de ocupación, así los servicios secretos Israelíes han tenido éxito adquiriendo gran experiencia llevando a cabo nuevos métodos de tortura. Todos los prisioneros han experimentado al menos un método de tortura. Según la Organización Israelí pro derechos humanos, B’T Selem, las estadísticas muestran que más del 85% de los detenidos Palestinos son objeto de torturas.
No podemos hacer la vista gorda ante el Horrendo Crimenen que LIDMO, Legiones Imperiales Destacadas en Medio Oriente, mejor conocidas por Israel, está cometiendo con el pueblo palestino. El silencio al respecto nos convertiría en nauseabundos complices de tal Horror.
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GAZA, UN 'TSUNAMI' DIARIO EN LA 'MAYOR PRISIÓN DEL MUNDO'
Rosa Meneses
Diario El Mundo
mie, 28 dic 2011 06:51 CST
Diario El Mundo
mie, 28 dic 2011 06:51 CST
" Bienvenido a Gaza: la mayor prisión del mundo " La frase sale de los labios de los más jóvenes y es un grito silencioso en la cara de los más viejos. Hay en Gaza un sentimiento constante de desazón. La que provoca saber que no se tiene escapatoria. Gaza es una ratonera: Israel ejerce un bloqueo por tierra, mar y aire sobre el territorio desde hace cinco años.
'Los palestinos de Gaza estamos en una gran cárcel, como ratas enjauladas', hace notar Basam Abu Hamed, médico y profesor de la rama local de la Universidad de Al Quds (cuya sede central está en Jerusalén Este). 'El contexto en que se vive afecta a la salud. Los niveles de democracia, el bienestar social, la economía. Todo eso influye en el estado de salud de una población', explica.
'Los palestinos de Gaza estamos en una gran cárcel, como ratas enjauladas', hace notar Basam Abu Hamed, médico y profesor de la rama local de la Universidad de Al Quds (cuya sede central está en Jerusalén Este). 'El contexto en que se vive afecta a la salud. Los niveles de democracia, el bienestar social, la economía. Todo eso influye en el estado de salud de una población', explica.
'Aquí, en Gaza, la población sufre un deterioro constante de su contexto y por tanto de su salud. Es como un 'tsunami'; mientras en otros lugares ocurre cada mil años, aquí sufrimos cada día un 'tsunami' provocado por el hombre', concluye el doctor.
El asedio israelí pesa como una losa a hombros de todos y cada uno de los habitantes de Gaza. El bloqueo restringe severamente la importación y exportación de bienes y productos, además de la libertad de movimientos de 1,6 millones de personas, que no pueden entrar o salir de la Franja palestina sin permisos.
El sitio a Gaza se calibra cuando se camina por sus calles sin asfaltar, entre el fango formado por las recientes lluvias. Los habitantes de este inhóspito lugar han recurrido a medios de transporte medievales ante la falta de gasolina y así, los que tienen una carreta tirada por un burro son de lo más afortunados.
"Es tan difícil obtener leche como material químico para el laboratorio de la universidad", afirma un profesor universitario. El bloqueo afecta desde lo más cotidiano hasta lo más sofisticado.
Ante esta situación de aislamiento, el colapso de la economía es total. Se ve por las cantidades de basura que se acumulan por todas partes: en las playas de arena blanca, en los descampados junto a hoteles de lujo, en las angostas calles de los campos de refugiados. Y por la gente que rebusca entre los desperdicios.
El desempleo se estima entre el 30 y el 40%, unas cifras "peores que las de Ruanda", asegura Abu Hamed. Hay una población fluctuante de entre el 40% y el 85% que vive bajo el umbral de pobreza. "Los israelíes han hecho a los palestinos deliberadamente más pobres", señala el médico. Más del 80% de la población depende de los programas de ayuda de Naciones Unidas.
Los campesinos no pueden acceder a sus tierras de labranza y los pescadores sólo pueden faenar sin sobrepasar las tres millas de la costa. Si no, se arriesgan a recibir los disparos de los soldados israelíes. Más de 100.000 palestinos -muchos de los cuales solían trabajar en Israel como mano de obra barata- han perdido su empleo desde que se impuso el bloqueo, según estima Al Mezan, un grupo pro derechos humanos con base en Gaza.
Los datos son abrumadores. La tasa de muerte de neonatos se ha incrementado del 5,4% en 2007 al 8,8% en 2010. "La tasa de mortalidad infantil no ha mejorado en los últimos 10 años", añade Abu Hamed en referencia a uno de los indicativos para medir el progreso de las sociedades.
Los 22 días de bombardeos israelíes contra Gaza entre diciembre de 2008 y enero de 2009 -murieron más de 1.400 personas, la mayoría civiles- empeoraron una situación ya alarmante. " Las malformaciones congénitas han aumentado un 25% debido a los materiales tóxicos procedentes de las bombas", incide el médico.
Una de las consecuencias más fatales del bloqueo israelí es que faltan en Gaza el 24% de las medicinas básicas. "Tenemos las enfermedades de los pobres (como consecuencia del deterioro económico) y las enfermedades de los ricos (por la situación de estrés). Además, la principal causa de muerte es el trauma: el 23,5% de la población total murió en 2009 a causa de heridas de bala y traumatismos", expone Abu Hamed.
"Tenemos que hacer frente a necesidades urgentes, pero también a las necesidades a largo plazo", concluye el doctor. Subraya que los altos niveles de anemia afectarán intelectualmente a toda una generación futura, que los trabajadores cualificados están perdiendo sus habilidades porque llevan años en el paro, que los estudiantes brillantes no pueden ir a estudiar al extranjero: 10.000 alumnos tienen prohibido continuar su formación fuera de la Franja."
"Desde hace siete años no se ha podido construir una sola escuela nueva en Gaza, pues el bloqueo impide la entrada de cemento y materiales de construcción", indica Mahmud Aburahma, activista de Al Mezan. Más de 10.000 hogares destruidos durante la operación Plomo Fundido no han podido ser reconstruidos propiamente por falta de material.
Israel mantiene que el bloqueo es necesario para impedir a los grupos militantes lanzar cohetes contra las poblaciones israelíes fronterizas con la Franja. Pero la realidad es que las restricciones las sufren los inocentes. "La población civil está siendo castigada severamente", afirma Aburahma.
El asedio israelí pesa como una losa a hombros de todos y cada uno de los habitantes de Gaza. El bloqueo restringe severamente la importación y exportación de bienes y productos, además de la libertad de movimientos de 1,6 millones de personas, que no pueden entrar o salir de la Franja palestina sin permisos.
El sitio a Gaza se calibra cuando se camina por sus calles sin asfaltar, entre el fango formado por las recientes lluvias. Los habitantes de este inhóspito lugar han recurrido a medios de transporte medievales ante la falta de gasolina y así, los que tienen una carreta tirada por un burro son de lo más afortunados.
"Es tan difícil obtener leche como material químico para el laboratorio de la universidad", afirma un profesor universitario. El bloqueo afecta desde lo más cotidiano hasta lo más sofisticado.
Ante esta situación de aislamiento, el colapso de la economía es total. Se ve por las cantidades de basura que se acumulan por todas partes: en las playas de arena blanca, en los descampados junto a hoteles de lujo, en las angostas calles de los campos de refugiados. Y por la gente que rebusca entre los desperdicios.
El desempleo se estima entre el 30 y el 40%, unas cifras "peores que las de Ruanda", asegura Abu Hamed. Hay una población fluctuante de entre el 40% y el 85% que vive bajo el umbral de pobreza. "Los israelíes han hecho a los palestinos deliberadamente más pobres", señala el médico. Más del 80% de la población depende de los programas de ayuda de Naciones Unidas.
Los campesinos no pueden acceder a sus tierras de labranza y los pescadores sólo pueden faenar sin sobrepasar las tres millas de la costa. Si no, se arriesgan a recibir los disparos de los soldados israelíes. Más de 100.000 palestinos -muchos de los cuales solían trabajar en Israel como mano de obra barata- han perdido su empleo desde que se impuso el bloqueo, según estima Al Mezan, un grupo pro derechos humanos con base en Gaza.
Los datos son abrumadores. La tasa de muerte de neonatos se ha incrementado del 5,4% en 2007 al 8,8% en 2010. "La tasa de mortalidad infantil no ha mejorado en los últimos 10 años", añade Abu Hamed en referencia a uno de los indicativos para medir el progreso de las sociedades.
Los 22 días de bombardeos israelíes contra Gaza entre diciembre de 2008 y enero de 2009 -murieron más de 1.400 personas, la mayoría civiles- empeoraron una situación ya alarmante. " Las malformaciones congénitas han aumentado un 25% debido a los materiales tóxicos procedentes de las bombas", incide el médico.
Una de las consecuencias más fatales del bloqueo israelí es que faltan en Gaza el 24% de las medicinas básicas. "Tenemos las enfermedades de los pobres (como consecuencia del deterioro económico) y las enfermedades de los ricos (por la situación de estrés). Además, la principal causa de muerte es el trauma: el 23,5% de la población total murió en 2009 a causa de heridas de bala y traumatismos", expone Abu Hamed.
"Tenemos que hacer frente a necesidades urgentes, pero también a las necesidades a largo plazo", concluye el doctor. Subraya que los altos niveles de anemia afectarán intelectualmente a toda una generación futura, que los trabajadores cualificados están perdiendo sus habilidades porque llevan años en el paro, que los estudiantes brillantes no pueden ir a estudiar al extranjero: 10.000 alumnos tienen prohibido continuar su formación fuera de la Franja."
"Desde hace siete años no se ha podido construir una sola escuela nueva en Gaza, pues el bloqueo impide la entrada de cemento y materiales de construcción", indica Mahmud Aburahma, activista de Al Mezan. Más de 10.000 hogares destruidos durante la operación Plomo Fundido no han podido ser reconstruidos propiamente por falta de material.
Israel mantiene que el bloqueo es necesario para impedir a los grupos militantes lanzar cohetes contra las poblaciones israelíes fronterizas con la Franja. Pero la realidad es que las restricciones las sufren los inocentes. "La población civil está siendo castigada severamente", afirma Aburahma.
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El 'museo del horror' de los presos palestinos
Rosa Meneses
Diario El Mundo
vie, 30 dic 2011 13:04 CST
Diario El Mundo
vie, 30 dic 2011 13:04 CST
En la sede del Ministerio de los Detenidos de Gaza hay un 'museo de los horrores'. Unos muñecos colgados por los brazos del techo de la habitación, esposados, se aparecen en una sala como fantasmas sin rostro.
A su lado, otro está suspendido en una silla a punto de caer, con las manos esposadas al respaldo. En una pequeña celda contigua, languidece enjaulado un cuarto. Sus cuerpos rellenos recuerdan a las pinturas del artista Botero sobre las torturas de Abu Ghraib.
" Es una exposición sobre cómo son tratados los prisioneros palestinos en las cárceles israelíes ", explica un funcionario del Ministerio. "Lo hacemos para que las familias de los presos sepan en qué condiciones están sus maridos e hijos", afirma.
Hay maquetas de las cárceles levantadas en el desierto del Neguev, que recuerdan a Guantánamo. Muestran cómo los reos no tienen para guarecerse del inclemente clima más que las lonas de sus tiendas de campaña.
Hay cuadros realistas donde la sangre chorrea por los hombros de un preso con la cabeza metida en un saco negro. Hay marionetas esposadas y torturadas…. Las mujeres y madres de varios presos pasean por la sala y se detienen a ver las maquetas. Algunas llevan velo integral ('niqab'), cubriendo de negro no sólo su cuerpo, sino su pena. Otras sostienen en sus manos las fotografías de sus hijos o maridos detenidos.
6.000 presos palestinos
Hay unos 6.000 detenidos y presos palestinos en las cárceles israelíes - unas 30 prisiones repartidas por la geografía de este país, sin contar con los centros secretos, según fuentes palestinas-.
Toda una cultura en torno al martirio rodea a estas personas durante toda su vida. El drama que vive una familia cuando sus allegados son detenidos por los soldados israelíes es materia de culto y se exhibe públicamente. La cárcel, la tortura o la muerte se convierte en motivo de orgullo, en propaganda en manos de los poderosos y en dolor callado de familias reunidas frente a la estufa del hogar.
"En Gaza, es más natural hablar de la muerte que de la vida", reflexiona Rana Shubair, traductora jurada de inglés y bloguera.
"Mientras caminas por las calles, ves los muros embadurnados con los grafiti sobre los mártires. En mi ruta hacia casa, paso por el taller de un fabricante de ataúdes y pienso que este hombre hace una fortuna gracias a la muerte. Paso por el cementerio, que está dentro de la ciudad y veo un cartel que dice: 'No hay más espacio para enterramientos aquí'.
Pero la gente ignora la advertencia porque es muy difícil inhumar a los fallecidos en el cementerio de la parte este de la ciudad, cerca de la frontera con Israel", añade.
La mirada mártir
Dondequiera que uno va, los ojos de los mártires miran fijamente. Sus imágenes están por todas partes: en los muros, en los semáforos…
Atenazan a los niños. "Si llevo a los niños a dar una vuelta en coche y paro en un semáforo, se encontrarán con una gran foto de un mártir y ahí llega la pregunta: 'Mamá, ¿quién es éste?' No hay escapatoria: 'Es un 'shahid' (mártir)'. No creo que esta palabra esté pasada de moda cuando hayan crecido", opina Shubair.
Forman parte del imaginario colectivo, del vocabulario común, palabras como 'shahid', o los nombres de las torturas que Israel suele aplicar a los detenidos, como 'shabah', que se usa para describir cómo un preso es encadenado durante horas a una silla inclinada. Cuando un prisionero menciona el 'shabah', todo el mundo sabe de lo que está hablando.
Sí, la tortura se aplica en Israel, un país que se llama a sí mismo "la única democracia de Oriente Próximo". "El Tribunal Supremo prohibió oficialmente las torturas físicas, pero entonces llegaron otras técnicas: la privación del sueño, las posturas forzadas durante horas, los interrogatorios de un detenido sin abogado y acosado por 10 interrogadores", incide Hasan Gabareen, abogado de la ONG Adala, la más importante organización que defiende los derechos humanos de los palestinos en Israel.
Crueles torturas psicológicas
Y también otras crueles torturas psicológicas como la celda de aislamiento, con presos que la han sufrido durante 16, 15 o diez años.
"Yo sólo estuve 40 días, pero Ahmed Chukri pasó 5 años confinado en solitario. Fue liberado en el último intercambio. Ahora, cuando la gente le habla, él sonríe y luego vuelve a su rincón, es incapaz de relacionarse", explica Zidane Mohamed Zidane, un joven enclenque que también ha sido excarcelado en octubre, después de que Hamas entregara a Israel al soldado Guilad Shalit.
Zidane es de Jenin (Cisjordania), pero ha sido desterrado a Gaza. "Fui condenado a cadena perpetua. He estado en la cárcel nueve años y cinco meses. Es como si no me hubieran liberado. No puedo ver a mi familia: ni ellos pueden venir ni yo puedo ir allí", se queja.
Samar Sueih tuvo a su hijo en una prisión israelí. Apenas tenía 21 años cuando fue arrestada y acababa de casarse. Estaba embarazada de un mes. "Me torturaron física y psicológicamente", afirma. "Me golpearon en la espalda, en el cuello y me esposaron durante horas a una silla inclinada", explica describiendo la popular 'shabah'.
Samar estuvo dos años y medio en prisión. Tuvo a su hijo por medio de una cesárea. " Di a luz con las manos y los pies esposados a la cama" , cuenta. El niño estuvo con ella en la cárcel. " Rehusaron facilitarme cualquier cuidado para mí o mi hijo recién nacido. No me dieron ningún calmante para el dolor después de la cesárea", recuerda.
Las voces de todo este sufrimiento retumban en la habitación del 'museo de los horrores' del Ministerio de los Detenidos. "La cuestión es: ¿Cómo vamos a criar a nuestros hijos en esta atmósfera? Es muy difícil esconderles la realidad", se pregunta Subair.
A su lado, otro está suspendido en una silla a punto de caer, con las manos esposadas al respaldo. En una pequeña celda contigua, languidece enjaulado un cuarto. Sus cuerpos rellenos recuerdan a las pinturas del artista Botero sobre las torturas de Abu Ghraib.
" Es una exposición sobre cómo son tratados los prisioneros palestinos en las cárceles israelíes ", explica un funcionario del Ministerio. "Lo hacemos para que las familias de los presos sepan en qué condiciones están sus maridos e hijos", afirma.
Hay maquetas de las cárceles levantadas en el desierto del Neguev, que recuerdan a Guantánamo. Muestran cómo los reos no tienen para guarecerse del inclemente clima más que las lonas de sus tiendas de campaña.
Hay cuadros realistas donde la sangre chorrea por los hombros de un preso con la cabeza metida en un saco negro. Hay marionetas esposadas y torturadas…. Las mujeres y madres de varios presos pasean por la sala y se detienen a ver las maquetas. Algunas llevan velo integral ('niqab'), cubriendo de negro no sólo su cuerpo, sino su pena. Otras sostienen en sus manos las fotografías de sus hijos o maridos detenidos.
6.000 presos palestinos
Hay unos 6.000 detenidos y presos palestinos en las cárceles israelíes - unas 30 prisiones repartidas por la geografía de este país, sin contar con los centros secretos, según fuentes palestinas-.
Toda una cultura en torno al martirio rodea a estas personas durante toda su vida. El drama que vive una familia cuando sus allegados son detenidos por los soldados israelíes es materia de culto y se exhibe públicamente. La cárcel, la tortura o la muerte se convierte en motivo de orgullo, en propaganda en manos de los poderosos y en dolor callado de familias reunidas frente a la estufa del hogar.
"En Gaza, es más natural hablar de la muerte que de la vida", reflexiona Rana Shubair, traductora jurada de inglés y bloguera.
"Mientras caminas por las calles, ves los muros embadurnados con los grafiti sobre los mártires. En mi ruta hacia casa, paso por el taller de un fabricante de ataúdes y pienso que este hombre hace una fortuna gracias a la muerte. Paso por el cementerio, que está dentro de la ciudad y veo un cartel que dice: 'No hay más espacio para enterramientos aquí'.
Pero la gente ignora la advertencia porque es muy difícil inhumar a los fallecidos en el cementerio de la parte este de la ciudad, cerca de la frontera con Israel", añade.
La mirada mártir
Dondequiera que uno va, los ojos de los mártires miran fijamente. Sus imágenes están por todas partes: en los muros, en los semáforos…
Atenazan a los niños. "Si llevo a los niños a dar una vuelta en coche y paro en un semáforo, se encontrarán con una gran foto de un mártir y ahí llega la pregunta: 'Mamá, ¿quién es éste?' No hay escapatoria: 'Es un 'shahid' (mártir)'. No creo que esta palabra esté pasada de moda cuando hayan crecido", opina Shubair.
Forman parte del imaginario colectivo, del vocabulario común, palabras como 'shahid', o los nombres de las torturas que Israel suele aplicar a los detenidos, como 'shabah', que se usa para describir cómo un preso es encadenado durante horas a una silla inclinada. Cuando un prisionero menciona el 'shabah', todo el mundo sabe de lo que está hablando.
Sí, la tortura se aplica en Israel, un país que se llama a sí mismo "la única democracia de Oriente Próximo". "El Tribunal Supremo prohibió oficialmente las torturas físicas, pero entonces llegaron otras técnicas: la privación del sueño, las posturas forzadas durante horas, los interrogatorios de un detenido sin abogado y acosado por 10 interrogadores", incide Hasan Gabareen, abogado de la ONG Adala, la más importante organización que defiende los derechos humanos de los palestinos en Israel.
Crueles torturas psicológicas
Y también otras crueles torturas psicológicas como la celda de aislamiento, con presos que la han sufrido durante 16, 15 o diez años.
"Yo sólo estuve 40 días, pero Ahmed Chukri pasó 5 años confinado en solitario. Fue liberado en el último intercambio. Ahora, cuando la gente le habla, él sonríe y luego vuelve a su rincón, es incapaz de relacionarse", explica Zidane Mohamed Zidane, un joven enclenque que también ha sido excarcelado en octubre, después de que Hamas entregara a Israel al soldado Guilad Shalit.
Zidane es de Jenin (Cisjordania), pero ha sido desterrado a Gaza. "Fui condenado a cadena perpetua. He estado en la cárcel nueve años y cinco meses. Es como si no me hubieran liberado. No puedo ver a mi familia: ni ellos pueden venir ni yo puedo ir allí", se queja.
Samar Sueih tuvo a su hijo en una prisión israelí. Apenas tenía 21 años cuando fue arrestada y acababa de casarse. Estaba embarazada de un mes. "Me torturaron física y psicológicamente", afirma. "Me golpearon en la espalda, en el cuello y me esposaron durante horas a una silla inclinada", explica describiendo la popular 'shabah'.
Samar estuvo dos años y medio en prisión. Tuvo a su hijo por medio de una cesárea. " Di a luz con las manos y los pies esposados a la cama" , cuenta. El niño estuvo con ella en la cárcel. " Rehusaron facilitarme cualquier cuidado para mí o mi hijo recién nacido. No me dieron ningún calmante para el dolor después de la cesárea", recuerda.
Las voces de todo este sufrimiento retumban en la habitación del 'museo de los horrores' del Ministerio de los Detenidos. "La cuestión es: ¿Cómo vamos a criar a nuestros hijos en esta atmósfera? Es muy difícil esconderles la realidad", se pregunta Subair.
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En su propio país.
En su propia nación.
Esto no es ficción.
No, no es ningúna película.
Ni producto de ninguna imaginación.
Es real.
Ocurre en la cotidianidad de dos millones
de seres humanos.
Ocurre en los altares del "free world".
En los púlpitos de la "democracia".
En las peanas de los "derechos humanos".
Otro Auswitch está en Gaza,
y, al igual que los alemanes
de aquella época,
nosotros tampoco nos queremos
enterar de nada.
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