Buscando y ordenando en los viejos papeles, me encuentro con ésta carta (Las viejas cartas son como incómodos testigos que si se presentasen al juicio del presente nos condenarían sin remisión)
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NIETZSCHENIAMENTE DEFECTUOSO,
PERO CRISTIANAMENTE BONDADOSO
Hoy me he levantado
(caer y levantarse es la sentencia)
senti-mental,
se-mental de bondad,
bueno,
compasivo,
afectuoso;
es decir:
nietzscheniamente defectuoso,
sin voluntad de poder,
es decir: amando al prójimo
como a mi mismo,
siéndo débil,
frágil y cariñoso,
perdonando y agachado.
Son esas cosquillas bio-psíquicas
que venimos sintiendo
desde que el 'Australopithecus africanus',
recien bajado del árbol,
convertido en bi-pedo,
caminaba ya erguido
por las estepas virgenes
de nuestros naufragios.
Y lo que son las esotéricas
conexiones paranormales
de los blandos tejidos
fibrosos humanos,
¿sabes dónde comenzó el 'puchero' que narro?,
pues cuándo usted, don RCG,
siempre en guardia,
dijo en su emailero algo parecido
a que no sabía si moriría antes de terminar
su papel en éste 'teatrum mundi'
dónde el vacío existencial lo había metido
(¡Ay!..¡que truculento eres
en las fauces de la metafísica!)
--!Lagarto, lagarto!,
me dije
--Coño...¿es que nos vamos a morir?
¡Pués se me había olvidado!
(Vivimos olvidados de la muerte
lo mismo que vivimos olvidados
de que tenemos un higado)
Y si la vamos a 'parma',
¿para qué todos éstos cacharros,
cacerolas,
cachivaches,
cuitas y trastos que vamos
acumulando en desvanes
y que ya huelen a calcetín sudado?
Y es que la estampita de la muerte,
tan mona ella,
nos vuelve filósofos y sabios
y acobardados
(¿Hay algo más cobarde
y despreciable que un moribundo?
Es cuándo perdemos
toda nuestra dignidad -A-)
Y es que la hija de la gran puta
de la muerte une mucho;
la vida separa, nos calumnia,
pero la muerte nos auna,
nos hermana,
nos coloca a todos en la filarmónica
que toca la sinfonía
de la 'coincidentia opositorum'
dónde se jubilan y se anulan
todas los contrapuestos y cadalsos.
Y es que Tanatos nos vuelve hijos prodigos,
porque a la hora de partir
a casa regresamos
de santitos y arrepentidos
de todos nuestros pecados
besándole la mano
al que está a nuestro lado.
Es como si ese "por si acaso",
ese "y si existiéra algo",
hiciéra el milagro que el miedo
siempre lleva agazapado.
Toda la Historia humana
es un marketing espiritual
(que también el alma tiene su 'Wall Stret')
en el cual cotizamos nuestra parte
en caso de que esa inversión
nos pueda garantizar
buenos beneficios y resultados.
Porque si al final se premia a los buenos
y se castiga a los malos,
yo, que ya estoy a las puertas del ataud
al que el alud de la existencia
me está llevando,
quiero ser premiado
por senti-mental, se-mental,
afectuoso y buen cristiano,
aunque, nietzscheniamente, sea defectuoso
con las arrugas que no plancho.
Esperemos que se me pase pronto
porque con todo ésto me siento incómodo,
como en un desfiladero
dónde, desde lo alto,
le ofrezco a los enemigos
un frágil blanco...
m.
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-A-
Recuerdo -me contaron- que mi abuelo materno, 'El Naranjero', en su lecho de moribundo, llegó el cura a darle la extremaunción, y, al verlo mi abuelo aparecer por la puerta, haciéndo acopio de las pocas fuerzas que le quedaban ya, cogió la bota del lado de la cama y se la tiró. Es lo que después, con el paso del tiempo, el estudio y la reflexión, me hizo vaciar la copa para llenarla mejor. Es la mejor herencia que me pudiéron dejar: esa bota que, por el aire, buscando parar la extremaunción, hizo que mi abuelo muriéra en perínclita redención.