(Es por eso mismo que siempre nos han hecho pensar los actores --todo nos hace pensar ante ésta extraña criatura que somos-- porque nunca queda definida la línea que separa el sentir algo realmente del fingimiento o la interpretación que se hace de ello mediante la actuación. Porque, ¿cómo es posible que en un buen actor no se pueda distinguir esa linea que nos hace preguntar si es que se puede reproducir algo que no se siente verdaderamente haciéndolo ver que si se siente? ¿Nos enseña la cultura que nos forma a ser actores, a asumir los roles de lo que tenemos que representar para hacerlos pasar por verdaderos? Lo decimos porque en los casos de niños salvajes, como en el famoso de Víctor de Aveyron, estudiado por el médico-pedagogo Jean Marc Gaspard Itard, Victor nunca pudo llegar ni hablar ni a actuar como lo humanos --vamos, que se quedó muy lejos de Mota-- ¿Y si toda la cultura humana no fuese más que un Actors Studio compuesto de reyes, infantas, cómicos, papas, presidentes, poetas, santos, criminales...y en todos éstos innauditos cometidos de la escena humana a los que nos vamos acostumbrando nunca quedara definida la línea que separa al actor de su personaje?)
Somos como actores condenados a un determinado papel que llevamos a cabo sin darnos cuenta de nuestro enclave en él, de nuestro amarre a él, como si no existiera la persona consumida por el personaje que representamos, es más: no hay persona de per se; no existe un "yo" tras el personaje: somos representaciones de nosotros mismos dónde ese nosotros mismos no existe, sólo existe el aprendido rol por el que nos expresamos hacia los otros en éste colosal y caleidoscopico Theatrum mundi. Mediante ésta metáfora --nos dice la omniscente Wipidedia-- explicaba Platón que los humanos son y funcionan como marionetas.
Y todo ésto debido al duende y genio de José Mota
"Hoy por hoy, hay en el mundo un ser que, a diferencia de todos los demás, no consiste en un sistema de dispositivos dados
"Tiene que recibir y aprenderlo todo".
A todos nos llevan a la escuela de actuación del Theatrum mundi dónde hayamos nacido.
José Mota, parece ser, se hizo autodidacta en muchas de éstas escuelas...y terminamos inspirados por él escribiéndo estas líneas.