Thursday, November 5, 2020
EL IMPERIALISMO RECIBE LA MISMA MEDICINA QUE LE DA A OTROS PAISES
"Si me niego a reconocer las próximas elecciones en Venezuela porque allí también van a ser un fraude, ¿por qué no voy a aplicar aquí, para ganar,
el mismo método
para alcanzar el mismo resultado?
El razonamiento es apodíctico.
¿Salta a todas las noticias del mundo
cuándo pasa en los USAdores
y nadie se inmuta
cuándo se dá contra
el legítimo y democrático
Gobierno de Venezuela
--u otro cualquiera- ?
¿Nos escandilazamos
con lo primero
y asentimos con normalidad lo segundo?
¿A tal grado edward-bernay-siano
ha llegado el Control de Pensamiento
y de reacción de las gentes
que nos han acostumbrado
a responder y a salivar
como los perros de Pavlov
y no cuestionar lo que está pasando?
Desde ésta bitácora volvemos
a felicitarlos por la eficiencia y maestría
con la que domeñan y ordeñan
al sufrido rebaño humano
a recordar unas palabras
que nos haran comprender ésta verdad
que secuestran por todos lados:
y comprenderemos mejor
lo que en los Estados Desunidos
está pasando.
CALLEJON DE LA LUNA
del Barrio de San Sebastian
Callejón de la Luna
dónde se quebraron las ramas
de aquel árbol
que plantamos un día
cuándo el silencio y la lucha
bordaban una luz
que en la noche resplandecía.
¿Recuerdas?
Eran otros tiempos,
era otra la música
la que desbordaba
los pentagramas
que se sentían,
¿recuerdas?
Por la puerta
entraban y salían,
como libélulas escondidas,
el pan y el espíritu
que nos mantenían,
y a aquel callejón abierto
que dibujaba nuestras vidas,
que raro,
solo llegaba la luna,
siempre la noche,
siempre la luna...
Porque después vinieron
los caníbales del 'progreso'
y con ladrillos y piquetas
profanaron aquel callejón
por dónde las alas de la infancia
--amapolas y espigas--,
sus miedos y luces fundía.
Era un callejón sin salida
al que se le abrió una puerta
para sembrar
y recoger los frutos
que se nos prometían.
para sembrar
y recoger los frutos
que se nos prometían.
Eran otros tiempos,
era otra la música
la que desbordaba
los pentagramas
que se sentían,
¿recuerdas?
Por la puerta
entraban y salían,
como libélulas escondidas,
el pan y el espíritu
que nos mantenían,
y a aquel callejón abierto
que dibujaba nuestras vidas,
que raro,
solo llegaba la luna,
siempre la noche,
siempre la luna...
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