¿Será cierta la teoría que mantiene
Oscar Kiss Maerth en su Lógica monografía,
"El Princio fue el Fín",
que el origen del "Homo sapiens"
se creó y desarrolló mediante el canibalismo
--el consumo de cerebros--
y que éste origen, éste principio,
ya collevaba el fín que en la actualidad
del siglo XXI
ya podemos observar claramente
en la manera que estamos canibalizando
el planeta,
en la forma que estamos comiéndonos el mundo,
la Naturaleza, lo que nos da vida,
y, por consiguiente, nos estamos comiendo
a nosotros mismos,
papel que está cumpliendo,
con suma maestría y perfección canibalística,
el omnímodo çapitalismo?
¿Y no podría ello estructuralmente hipostasiar
lo que Marx y Engels mantenían
de que el motor de la historia
es la lucha de clases,
cuándo, en realidad, es el canibalismo
en sus múltiples y dispares
modos operantes históricos?
¿No estará en la explotación del hombre
por el hombre y de la Naturaleza
la matrix y esencia
del canibalismo primogenio y atávico
como su fuerza motriz?
Marx y Engels creían que el desarrollo
del volumen craneal del hombre,
lo que lo hizo sapiens,
se debió al trabajo --al uso de sus manos--,
¿pero no es asi mismo que mediante ese trabajo
estamos comiéndonos el mundo,
la Naturaleza, lo que nos da vida,
y, por consiguiente,
nos estamos comiendo a nosotros mismos,
papel que está cumpliendo el çapitalismo?
Es por ello que el çapitalismo,
el canibalismo, debe ser erradicado,
para que ese "Principio" kissiano
no quede convertido en ese "Fín"
al que nos conducirá esta escalada
del "Homo consumens" que engulle y consume,
a pasos agigantados,
el medio natural por todos lados,
y cuya propiedad privada
todo lo patógeno y alienante ha alcanzado.
¿Aún tendremos tiempo
o hemos ido demasiado lejos
en este canibalístico carnaval desenfrenado
que ha pasado del hacha de piedra
al misil nuclear dónde
Everything is for Sale,
vendido,
comprado,
consumido,
dislocado?
