Wednesday, January 18, 2017
LA OTRA IGLESIA: LA IGLESIA DEL AUTENTICO CRISTO
A Erika y José Dalmau
desde le temps retrouvé
que nos identifica
“Debemos condenar y condenamos a los procesados Antonio Totosaus Raventós, Ricardo Pedrals Blanxart, José Dalmau Olivé y Jorge Llimona Barret, como responsables en concepto de autores de un delito de manifestación no pacífica, a sendas penas de un año de prisión menor y multa conjunta de diez mil pesetas”.
Ese fallo del Tribunal de Orden Público, de 26 de febrero de 1969, fue la última secuela de la manifestación de unos 130 sacerdotes por el centro de Barcelona en protesta por la detención y torturas al estudiante Joaquim Boix, detenido tras la Caputxinada (asamblea de creación del Sindicat Democràtic d’Estudiants de Barcelona en los Caputxins de Sarrià que fue interrumpida por la policía). De aquella manifestación en la Via Laietana, que tuvo lugar el 11 de mayo de 1966, se cumplen ahora 50 años.
El sacerdote de Gallifa Josep Dalmau y Ricard Pedrals, que se secularizó unos años más tarde, son aún dos testigos privilegiados de aquesta protesta.
Ellos fueron, junto al capuchino Jordi Llimona y el sacerdote Antoni Totosaus, ambos fallecidos, quienes, al enterarse de que Joaquim Boix, preso en la Modelo, había sido torturado, decidieron redactar y entregar sendas cartas de protesta ante el comisario jefe de la Brigada de Investigación Social, Antonio Juan Creix, y el obispo Gregorio Modrego, de quien ya se había anunciado su sustitución por Marcelo González Martin (lo que dio pie a la campaña “Volem bisbes catalans”).
La cita fue en el claustro de la catedral de Barcelona, y el boca a boca recomendó que los sacerdotes acudiesen con sotana, para hacer más visible la protesta. El día antes se avisó al obispo, pero este prefirió ausentarse de la ciudad.
Tras la lectura de la carta y una plegaria, los sacerdotes y religiosos concentrados salieron de la catedral hacia la jefatura de policía, en la Via Laietana. Roger Jiménez, periodista que hacia poco que había empezado a trabajar en la agencia Europa Press, era uno de los pocos reporteros de confianza que habían sido avisados. No había fotógrafos. Excepto Thomas Hoepker, enviado por la revista alemana Stern para un reportaje sobre la Seat.
Estaba alojado en el hotel Colón, y de él son las únicas imágenes existentes.
“Por el camino, varios sociales de paisano nos insultaron e intentaron convencer sin éxito de que no fuésemos hacia la Via Laietana”, recuerda Carles Casademunt, consiliario de la JOC en Sabadell. Al llegar a la sede policial los esperaban ya varios vehículos y una barrera de “grises”. Intentaron entregar la carta, pero les ordenaron desalojar. “El sacerdote que llevaba la carta la lanzó, y fue a caer sobre un jeep, de donde uno de los policias la cogió y se la llevó al bolsillo”, cuenta Roger Jiménez. “El momento más tenso fue cuando la policía empezó a cargar. Yo me giré y dije: ‘ Companys, aguantem’.
Pero empezaron a ‘ estomacar-nos’, señala Ricard Pedrals.
Para mosén Joan Soler, vicario de Santa Maria del Taulat, todo fue muy rápido: “De golpe empezaron a repartir. La calle estaba muy concurrida de gente que salía del trabajo y se quedaron horrorizados. Me queda la imagen de un señor llevándose las manos a la cabeza”. Según Roger Jiménez, un sacerdote intentó parar un golpe con la mano y le hizo caer la gorra a un policía. Eso encendió aún más los ánimos.
Un policía gritó: “Como te vea alzar la mano, te mato”. El periodista recuerda a otro diciendo: “¿Os parece edificante el espectáculo que dais? A rezar o a casa”.
Joan Reventós, vicario de Hostafrancs, recibió varios golpes. “Creo que fue bastante generalizado. Me puse a correr y me topé con un sacerdote que había venido del pueblo y no tenía ni idea de lo que pasaba, pero al ver a los policias salió disparado”.
Reventós acabó en la iglesia de Sant Medir, donde se encontró con los sacerdotes Vidal Aunós y Bigordà y evaluaron lo sucedido. Eduard Fornés, sacerdote más tarde secularizado, venía de Sabadell en Vespa y llegó tarde. Se topó en una calle con otros sacerdotes que le dijeron que fuese hacia el arzobispado a informar, pero al llegar ya había otros.
Agustí Daura, vicario en Ca n’Anglada de Terrassa, se fue hacia la iglesia de Sant Francesc de Paula, junto al Palau de la Música, pero estaba cerrada. “La calle no tenía salida, y me encontré con el padre Llimona. Se acercaron dos grises. Uno nos pegó con ganas, el otro lo hizo ver. Me calentaron en la espalda, y al llegar a Terrassa fui a la Mutua para que quedase constancia de la denuncia”.
Joan Soler, que acudió a refugiarse en los Jesuitas de Casp, vio llegar a Jordi Llimona sangrando por la cabeza. Josep Dalmau, Antoni Trepat, Carles Arrufat y Garcia Duran fueron otros manifestantes que necesitaron asistencia médica. “Josep M. Borri, jesuita de la barriada de Torre Romeu, de Sabadell, se encaró con un policía y recibió una fuerte bofetada en la cara”, cuenta Casademunt.
Un relato pormenorizado de la manifestación, del antes y del después, lo hizo Joan Crexell en La ‘manifestació’ de capellans de 1966(editado en 1992). Da cuenta también de la virulenta reacción de buena parte de la prensa contra los sacerdotes y religiosos. Se hizo famosa la frase de Ignacio Agustí, director de Tele/eXprés, que los llamó “bonzos incordiantes”. Serra d’Or le dio una valiente respuesta a través del editorial del padre Maur Boix que le costó una severa multa.
Tres años después hubo el juicio contra los que se consideraron los cuatro organizadores. La sentencia se dictó en pleno estado de excepción, y posteriormente el Tribunal Supremo rechazó el recurso. Los cuatro afectados fueron a ver entonces al nuncio Luigi Dadaglio y le anunciaron: “Si vamos a prisión, en Barcelona habrá huelga de misas”. En el último momento hubo indulto del Consejo de Ministros.
Lea también los informes enviados por el consulado de Estados Unidos en Barcelona sobre la manifestación de sacerdotes (en versión completa y traducida) en :
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Yo vivía por aquel 11 de Mayo de 1966 en Barcelona --la Barcelona interesante e insurrecta antes de su colonización mercantil actual--, en la calle Alta de San Pedro, nº 51. Y, Coincidentia oppositorum, exactamente un año después de aquella histórica marcha, el sacerdote José Dalmau Olivé celebró mi primer matrimonio. Por aquel entónces estábamos y seguiamos en babia con lo que perdí la total y auténtica significación histórica de lo que pasaba, sólo que aquello fue un pespunte en el vestido que ya, como aprendiz de sastre, confeccionaba...
EL PECADO MORTAL DEL 'NO' DE PEDRO SÁNCHEZ AL PARTIDO POPULAR.
Pedro Sánchez cometió lo que en el "reino de España" es pecado mortal: decirle NO al Partido Popular de antigua trayectoria franquista, derechista y corrupto hasta su médula espinal.
El mensaje es claro porque al árbol doblado hay que enderezar para que éstas clases de NO's no se extiendan por el consciente y subconsciente de la población en general, porque sino se convertirían en un mal ejemplo a imitar. Y en ésto la plutocracia es coherente y eficaz porque aquí si que sabe trazar perfectamente las metas que hay que respetar.
Pedro Sánchez declaró en su día la verdad acusando especialmente al periódico El País y también a los sectores empresarial y financiero –de los que evitó especificar más nombres que el de César Alierta, expresidente de Telefónica– de trabajar para evitar un gobierno progresista:
"Ha habido determinados medios de comunicación que me han dicho que si hubiera entendimiento con Podemos ellos lo criticarían. El País ha sido uno de ellos. Una de las explicaciones por las que la línea editorial haya sido tan abusiva e incluso insultante en lo personal ha sido por que pudiera haber un entendimiento entre las dos izquierdas".
"Me reuní con los responsables de El País y me dijeron que o Rajoy o la línea editorial de El País no iba a ayudar para que hubiera un gobierno progresista liderado por el Partido Socialista"
Lo creemos.
No es la primera vez que ocurre.
Es obvio que los medios oligárquicos no estaban dispuestos a renunciar a ver al Partido Popular en el poder. Y la posible alianza del PSOE con Podemos y la izquierda había que detenerla por doquier.
Asi que el Partido Socialista Obrero Español, bajo la misma cúpula ideológica que lo fundó y con la batuta de Felipe González (que según el profesor, James Petras, --uno de los mejores analísticas políticos del momento--, "debe ser reconocido como un delincuente internacional"), funcionando a toda acción, lo decidió: expulsar a Pedro Sánchez y su NO
Y Pedro Sánchez se convirtió en el exilado
En el fantasma que se atiene dignamente a su NO
Y desapareció.
Lo desaparecierón.
Y fue castigado por su pecado mortal,
con bendición del Vaticano y la curia sacramental.
Ahora no sabemos por dónde anda ni con qué clase de cura se tendrá que confesar para que lo absuelva por ésta clase de transgresión fatal. Y no sabemos tampoco ni por qué carretera viaja en su coche haciendo su misión: la de convencer a las gentes con la posición de su histórico NO.
Y todo ésto viene a colación porque hemos visto unas imágenes de él en la televisión, y no es que seamos de la social democracia ni del orwelliano doublethink de eso del 'Socialismo Obrero Español', no; pero sentí por él, no sé...como una nímbica lástima solidaria, como un sentimental apoyo a un gladiador sólo (¡los mismos que participaron de su NO lo han abandonado!) que se atrevió a decirle al palco dónde estaba el César presenciando el espectáculo que NO, que él no iba a ser cómplice de una pandémica y horrenda corrupción, y que se mantedría asi hasta el final, en la arena del circo, por principo y dignidad.
Y sabía, sabía lo que se jugaba, porque eso en la sangre y arena del ruedo del "reino de España" era ser cogido por el toro con herida fatal, era y es un gran pecado mortal que ni lo perdonaría el Cesar ni su Majestad.
Y por eso sentí por él esa extraña pena y confraternidad, porque en la España de Machado --que sigue y seguirá siendo suya--, la que nos hiela el corazón, no se oyen ni se escuchan ésta clase de NO's: tan solo, SI, SI SEÑOR; porque parece ser que, por un miedo atávico que nos han introducido, el del palo y el terror amasado, sólo sabemos decir, SI, SI SEÑOR.
Porque si a una banda política de génesis franquista, cuajada de expolios, ladrones, sinverguenzas y supina corrupción, aquí, en el reino bobónico, un partido "socialista obrero" nos castiga al decirle NO...es que estamos existiendo en una psicopatología de la vida cotidiana que no tiene perdón de dios como ese pecado mortal de Pedro Sánchez que le causó su exilio y desaparición.
Y me pregunto, para terminar, ¿y la militancia PSOEdiana y sus jóvenes miembros?, ¿qué piensan?, ¿qué sienten?. ¿Cómo pueden consentir, sin reaccionar, que su secretario general --el primero, creo, elegido, no por los de arriba, sino por los militantes en general-- sea exilado y eclipsado por la coherencia y ética de su NO?
¿Qué pasa hoy en día?
¿Será verdad eso que dijo Herbert Marcuse
de que vivimos bajo
"The democratic abolition of thought"?
Animo, Pedro, esperamos que hayas aprendido de ésta lacerante y didáctica lección.
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