alba de comíenzos,
crístal roto en nuestras manos,
la noche, afuera, esperando,
¿cúal será el próximo difunto río abajo?,
¿quíen será el siguiente nacido
que llegue condenado?;
si, el cristal roto en las manos,
no lo rompístes tú,
lo rompimos todos,
fueron todas las olas
de los que antes llegaron,
¿dónde y cuando empezó a quebrarse?,
¿quíenes desobedecieron el mandato
en aquella alba de comienzos
cuando la luna era nuestro espacio?;
¿por qué hay muchas preguntas
y nadie contestando?,
¿cómo hay tanto contra nuestra voluntad
y nadie protestando?,
¿por qué los ojos niegan lo que están mirando?,
¿cúando se inició éste 'cul-de-sac'
en el que aún estamos?;
solo llevó en mis alforjas
cómo,
por qué,
cúando,
interrogantes que dibujan
el paísaje por dónde voy pasando,
no lo puedo remediar,
es la inevitabilidad de la conciencia,
despierta, pensando,
en alba de comienzos
dónde el cristal roto en nuestra manos
se torna espejo mágico,
dónde todo lo vemos reflejado,
y las imágenes nos llegan nítidas,
bellas, atemorizantes (embargándonos),
de un mundo que no entendemos,
que nos arrastra y nos lleva
sin contar con lo que deseamos
...y corriente abajo,
en alba de comienzos,
cada mañana, al levantarnos,
y sentir la luz del día,
la planta,
el arbol,
el pajaro,
ese milagro de estar vivos,
esa fuerza de preguntarnos,
cómo,
por qué,
cúando,
y nada responde,
cómo si estuvíesemos sólos,
aíslados,
separados de una Naturaleza
en la cúal estamos,
separados de un mundo
en el que habitamos,
y al preguntar,
al llamar a la puerta para entrar,
nadie responde,
y sentímos que nos han dejado afuera,
naúfragos en aquarium,
tras unas paredes de cristal
que impíden toda respuesta,
todo contacto...
cristal roto en nuestras manos.
