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    Joe Biden ha sido siempre “el hombre del Pentágono”.‎
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Durante la «revolución de color» de la plaza Maidán –en 2013-2014–, Joe Biden, quien era ‎entonces vicepresidente de la administración Obama, defendió apasionadamente a los neonazis ‎ucranianos, agentes de las redes stay-behind de la OTAN [8]. 

Biden dirigió entonces las operaciones en Kiev con una colaboradora del ‎Departamento de Estado, Victoria Nuland (el esposo de Victoria Nuland, Robert Kagan, es uno de ‎los fundadores del Project for a New American Century, el órgano encargado de recoger fondos ‎para el republicano George Bush hijo). ‎

Ahora, en 2021, el presidente Biden ha decidido nombrar a Victoria Nuland secretaria de Estado adjunta. ‎En tiempos de la administración Obama, Victoria Nuland contó con la colaboración del entonces ‎embajador de Estados Unidos en Ucrania, Geoffrey Pyatt, hoy embajador en Grecia. 

.... (Ukraine On Fire 2016, Oliver StoneDocumental imprescindible para entender esos tambores de guerra. En el próximo post)

En cuanto ‎al hoy secretario de Estado de Joe Biden, Antony Blinken, hay que destacar que es juez y parte ‎ya que es de origen ucraniano por parte de madre. Aunque Blinken fue educado en París por el ‎segundo esposo de su madre –el abogado Samuel Pisar, quien fue consejero del presidente ‎Kennedy–, el hoy secretario de Estado es de pensamiento neoconservador. ‎

La preparación del enfrentamiento contra Rusia

A mediados de marzo de 2021, Estados Unidos organizó con sus socios de la OTAN las ‎maniobras Defender-Europe 21, que continuarán hasta junio. Se trata de retomar el ‎megaejercicio Defender-Europe 20, cuya envergadura y duración se vieron finalmente limitadas ‎debido a la epidemia de Covid-19. Defender-Europe 21 es un gigantesco despliegue de tropas y ‎material de guerra en la realización de un simulacro de enfrentamiento contra Rusia. Todo eso ‎se desarrolla al mismo tiempo que un ejercicio con bombarderos estratégicos en Grecia, ‎en presencia del ya mencionado embajador estadounidense Geoffrey Pyatt.


El 25 de marzo, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski publicó la nueva Estrategia ‎de Seguridad ucraniana [9], precisamente 3 semanas después de ‎que el presidente Biden publicara la de Estados Unidos. ‎

En respuesta a la OTAN, Rusia emprendía entonces sus propios ejercicios militares en su frontera ‎occidental, incluyendo su frontera con Ucrania, y enviaba además tropas adicionales a Crimea e ‎incluso a Transnistria. 

El 1º de abril, el secretario de Defensa de Estados Unidos telefoneó a su homólogo ucraniano ‎sobre un posible incremento de la tensión con Rusia [10]. El presidente ucraniano Volodimir Zelenski hizo entonces una declaración en ‎la cual dijo estar vigilando los ejercicios rusos y afirmó que estos podían ser provocaciones ‎‎ [11]. ‎

El 2 de abril, el Reino Unido organizó una reunión de sus ministerios de Defensa y de Exteriores ‎con los de Ucrania, bajo la dirección del ministro británico Ben Wallace [12], quien estuvo particularmente activo en el ‎conflicto del Alto Karabaj [13]).‎

El 2 de abril, el presidente Biden llamó al presidente ucraniano para garantizarle su apoyo ‎contra Rusia. Según el Atlantic Council, Biden anunció al presidente ucraniano su decisión de ‎entregarle un centenar de aviones de combate (F-15 y F-16) y un avión de vigilancia radioelectrónica E-2C,‎ actualmente estacionados ‎en la base aérea de Davis-Monthan [14].‎

El 4 de abril, el presidente de la Comisión de la Cámara de Representantes estadounidense para ‎las fuerzas armadas –Adam Smith, del Partido Demócrata– negociaba con parlamentarios ‎ucranianos fuertes subvenciones para el ejército de Ucrania a cambio del posicionamiento ‎ucraniano contra el gasoducto Nord Stream 2 [15].

El 5 de abril, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski hizo una visita relámpago a Qatar. ‎Oficialmente fue para desarrollar las relaciones comerciales con Qatar, el principal proveedor de ‎armas de los yihadistas. Según nuestras informaciones, en ese viaje se habló de un eventual ‎financiamiento de combatientes. Entre los acompañantes del presidente ucraniano estaba Yuriy ‎Gusev, el director general de la industria militar Ukroboronprom. Fue este personaje quien envío ‎misiles antiaéreos a los terroristas del Emirato Islámico (Daesh), por orden de Qatar [16].‎

El 6 de abril, Lituania, que en el pasado protegía el oeste de Ucrania dentro de su propio ‎imperio, fue informada sobre la situación militar durante un contacto entre su ministro ‎de Defensa y su homólogo ucraniano [17].

El 6 y el 7 de abril, el general británico Stuart Peach, presidente del Comité Militar de la OTAN, ‎viajaba a Ucrania para precisar las reformas necesarias para que ese país pueda ser miembro de ‎la alianza atlántica [18]. ‎

El 9 de abril, en cumplimiento de la Convención de Montreux, el Pentágono comunicó a Turquía ‎su intención de hacer transitar buques de guerra a través de los estrechos de los Dardanelos y ‎del Bósforo. 

El 10 de abril, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan recibió en Estambul al presidente ‎ucraniano Zelenski, supuestamente en el marco de consultas regulares entre Turquía y Ucrania ‎‎ [19]. ‎Contando ya con la luz verde de Qatar, Turquía –país miembro de la OTAN– inició ‎de inmediato el reclutamiento de yihadistas de diversas nacionalidades presentes en Siria para ‎enviarlos a luchar en el Donbass (este de Ucrania). Instructores militares turcos llegaron ‎rápidamente al puerto de la ciudad de Mariupol, donde ya tiene su sede la Brigada Islamista ‎Internacional [20], creada por el presidente turco Erdogan y su homólogo ucraniano de aquella ‎época, Petro Porochenko, con tártaros que siguen órdenes de Estados Unidos, para utilizarlos ‎contra Rusia. 

‎Actuando con toda lógica, la Federación Rusa enviaba tropas a su frontera ‎con Ucrania. Los otros miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación ‎en Europa (OSCE) solicitaron a Moscú explicaciones sobre sus maniobras y recibieron respuestas ‎evasivas. El Documento de Viena, de 1999, estipula que los Estados miembros de la OSCE deben ‎proporcionarse entre sí las indicaciones necesarias sobre los movimientos de sus tropas y ‎material de guerra. Pero es sabido que los rusos no funcionan como los occidentales –‎informan a su opinión pública y sus socios o interlocutores sólo cuando han terminado sus ‎despliegues. 

Dos días después, el G7 publicaba una declaración sobre los movimientos rusos… pero ‎sin mencionar los despliegues de la OTAN y Turquía. El G7 elogiaba además la contención de Ucrania y ‎exigía a Rusia «poner fin a sus provocaciones» [21].‎

El 13 de abril, en ocasión de la reunión de los ministros de Exteriores de los países miembros de ‎la OTAN con la Comisión Ucrania/OTAN, Estados Unidos recurrió a la “artillería pesada” ‎invitando a todos los miembros de la alianza atlántica –donde nadie quiere morir sólo porque ‎los ucranianos no logran divorciarse– a aportar su apoyo a Kiev y a denunciar la «escalada» ‎de Rusia [22]. El secretario de Estado ‎de Biden, Antony Blinken, tuvo una larga reunión con el ministro ucraniando de Exteriores, ‎Dimitro Kuleba [23]. ‎Washington bogaba inexorablemente hacia la guerra. ‎

Súbitamente, el presidente Joe Biden distendió la atmósfera telefoneando al presidente ruso ‎Vladimir Putin. Le propuso un encuentro cumbre –aunque antes había rechazado con desdén la ‎propuesta de Putin de proceder a un debate público, propuesta que Putin emitió después del ‎insulto público proferido por Biden [24]. Después de esa iniciativa, parecía posible evitar la guerra. ‎

Sin embargo, el 14 de abril, el secretario de Estado Blinken convocó a los principales aliados de ‎Estados Unidos –Alemania, Francia, Italia y Reino Unido– para movilizarlos [25].

El 15 de abril, el presidente Joe Biden expuso su visión del conflicto, expulsó 10 diplomáticos ‎rusos y adoptó sanciones contra Rusia, acusándola no sólo de haber ofrecido primas por matar ‎soldados estadounidenses en Afganistán sino también de haber atacado los sistemas informáticos ‎del gobierno de Estados Unidos utilizando un programa informático de SolarWinds [26]. ‎

Como era previsible, Rusia expulsó un número similar de diplomáticos estadounidenses. Pero ‎además tendió una trampa a un diplomático ucraniano, al que arrestó en flagrante delito de ‎espionaje, en posesión de documentos rusos clasificados como secreto militar. ‎

Siguiendo siempre la misma línea, el presidente ucraniano Zelenski se reunió con el presidente ‎francés Emmanuel Macron y con la canciller alemana Angela Merkel. Estos últimos deploraron la ‎‎«escalada rusa»… pero se mostraron evasivos en cuanto a qué pasará en lo inmediato. ‎En definitiva, si Estados Unidos y Rusia van a conversar… es demasiado temprano para ir ‎a morir por Kiev. ‎