La inversión en éste stock, llamada Ad hominem, ha llegado a tal punto de desvalorización que la demanda del valor de uso del hombre ya apenas se usa pués su utilización, bajo la omnipresente mecanización tecnológica del producto, es casi nula en la ctualidad.
En cuánto a su valor de cambio, para darnos cuenta del desesperante problema que afecta a la Humanidad, hoy, en la Bolsa de Nueva York, se han cambiado un millón de hombres, quinientas mil mujeres, doscientos mil niños y veinte mil ancianos y ancianas, por diez teléfonos celulares, un televisor de pantalla plana y una computadora 'appel'.
La situación es tal, la pujanza del valor de las cosas frente al hundimiento del stock Ad hominem ha alcanzado un nivel tan alarmante, que la especie Homo sapiens está en riesgos de extinción frente al apabullante crecimiento de la transcendental alza del valor de las cosas, lo cual ha llevado, incluso, a cambiar ciertas terminologías como, por ejemplo, a sustituir democracia por cosacracia, debido a que son las cosas las que ahora estan en el poder de todas las Bolsas de valores del mundo.
Ante ésta eventualidad, la ONU ha llevado a cabo un estudio a nivel internacional que arroja unas estadísticas escalofriantes dónde se verifica que un 90% de las personas entrevistadas estarían dispuestar a matar a la madre por el último modelo de teléfono celular que ha salido al mercado para después mandarle a los amigos un mensaje de texto sobre lo que han hecho.
Otro significativo dato que arrojan estas estadísticas es el hecho de que tanto ha crecido el aprecio de las cosas respecto al stock Ad hominem, que hoy en día la felicidad se ha hecho imposible sin ellas, lo cual ha cambiado totalmente el mapa psiquicoemocional de la desvalorización de la especie humana en la Tierra.
En esas estamos.
Hace siglo y medio la clarividente premonición
de Karl Marx lo intuyó muy sabiamente.