El régimen de Francisco Franco se robó a más de 30 mil niños, hijos de  republicanos, y los entregó a familias que le eran leales. Más aún, organizó  “operaciones clandestinas” para repatriar a miles de menores que los rebeldes  antifranquistas habían podido enviar al extranjero, entre ellos los Niños de  Morelia, que llegaron a México con apoyo del gobierno de Cárdenas. El drama de  esos infantes y sus familias salió a la luz por las investigaciones sobre los  crímenes del franquismo que el juez Baltasar Garzón inició en 2008, lo que  derivó en un juicio en su contra que el miércoles 8 quedó listo para sentencia.  Un día después –jueves 9–, el Tribunal Supremo resolvió inhabilitarlo como juez  durante 11 años por el supuesto delito de prevaricación en el llamado caso  Gürtel.
MADRID (Proceso).- La resolución judicial que Baltasar Garzón emitió el 18 de  noviembre de 2008 en relación con los crímenes del franquismo arrojó luz a otro  drama prácticamente vedado durante décadas en España: el robo de más de 30 mil  niños por parte de la dictadura, menores a los que se les borró la identidad y  que fueron entregados a familias afines al régimen, donde crecieron sin conocer  su origen.
 
Esos menores, en su mayoría hijos de combatientes o de mujeres  señaladas como simpatizantes republicanas hechas prisioneras –las llamaban  “presas rojas”–, fueron arrebatados de sus familias legítimas con el fin de  “salvarlos” del “gen comunista” de sus padres, según la doctrina de Antonio  Vallejo-Nágera, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares de la dictadura  franquista.
 
La infranqueable maquinaria del régimen acalló durante siete  décadas las denuncias de muchas mujeres a las que les robaron a sus hijos… y la  llegada de la democracia no les ha hecho justicia.
 
“Les fueron arrebatados  sus hijos apenas cumplían tres años”, según testimonio de Trinidad Gallego  Prieto, encerrada varias veces por ayudar a los republicanos y partera que  asistió muchos alumbramientos en la cárcel. Gallego murió el pasado 11 de  noviembre a los 95 años después de denunciar repetidamente las terribles  condiciones de insalubridad y miseria en que el régimen mantenía a las  republicanas presas. 
Algunas de esas mujeres fueron asesinadas días después de  dar a luz, otras simplemente fueron separadas de sus hijos a base de engaños. El  más común: que el niño había muerto.
 
Desde que se supo que el juez Garzón  inició en la Audiencia Nacional una investigación sobre los crímenes del  franquismo, le empezaron a llegar decenas de testimonios. 
Uno de ellos es el de  los hermanos José y María Sánchez Iglesias. Ambos eran muy pequeños cuando los  militares franquistas irrumpieron en su domicilio, y junto con otros tres  hermanos presenciaron el asesinato de su madre Josefa y el arresto ilegal de su  padre, Aurelio, un trabajador del que nunca volvieron a saber nada.
 
Los  militares internaron a María y José –que hoy tienen 77 (ella) y 78 (él) años– en  el orfanato de San Luis de Sevilla. Después los dieron en adopción a América  García Corrales, de Tenerife. Luego los separaron y los entregaron a otras  familias. José y María se reencontraron, pero aún buscan a sus hermanos Josefa,  María de la Hermosa y Bonifacio Francisco.
 
Emilia Girón destapó su propio  caso. Le arrebataron a su hijo en la prisión. “Lo llevaron a bautizar y no me lo  devolvieron. Yo reclamaba al niño”. Le decían que estaba enfermo. “Ya no lo  volví a ver”.
 
El 16 de octubre de 2008 Garzón se declaró competente para  investigar los crímenes del franquismo. Sin embargo la fiscalía de la Audiencia  Nacional planteó la “incompetencia” del magistrado para tomar el caso. 
Entonces  Garzón emitió el 18 de noviembre de ese año una resolución en la que se  “inhibió” para realizar la investigación e instruyó para que ésta fuera  realizada por los juzgados territoriales.
 
Pese a ello enfrenta una acusación  por el presunto delito de prevaricación que lo podría apartar hasta 20 años de  su carrera judicial. El miércoles 8 el juicio quedó listo para sentencia.
No  obstante, el auto judicial en el que el magistrado se inhibió incluye parte de  la investigación sobre los “niños robados del franquismo”, publicada en el libro  Irredentas (Temas de hoy, 2002), del historiador catalán Ricard Vinyes, quien  dice en entrevista con Proceso que la Falange Española de las Jons, partido  único y brazo paramilitar del franquismo, tuvo la misión de “recuperar” a esos  menores. Señala que para ello contó con la colaboración de la Iglesia  española.
 
En particular la Falange se dedicó a recuperar a miles de niños  refugiados en países europeos y en México. Aunque en Francia, Bélgica y Suiza  tuvieron éxito en el rapto de menores que fueron repatriados, Vinyes sostiene  que en México fue un fracaso su intento de llevar a cabo esas operaciones  clandestinas.
 
“En el caso de México –explica–, recibieron la negativa del  gobierno de Manuel Ávila Camacho para repatriar a los menores. Entonces idearon  la forma de recuperar a los llamados Niños de Morelia que México acogió con la  anuencia del general Lázaro Cárdenas, pero sus operaciones fueron desastrosas.  Sin embargo, 56 de los más de 450 menores fueron repatriados a España”, dice  Vinyes.
“Genes comunistas”
El documental Los niños perdidos del franquismo, dirigido por Montserrat  Armengol, periodista de TV3, también forma parte de la actuación judicial en la  que el magistrado se “inhibió”.
 
“En el documental–transmitido en 2002 luego  de un año de investigación– llegamos a la conclusión de que esos niños fueron  separados de sus familias como un instrumento de represión política. Era un paso  más en todo lo que era el plan de exterminio del enemigo”, dice la periodista en  entrevista.
La primera etapa, explica, fue la puesta en marcha de “los  juicios sumarísimos, que eran sacar a la gente de su casa, matarla y enterrarla  en cunetas, rasgo principal durante la Guerra Civil (1936-1939) y los primeros  años del franquismo”.
 
La segunda etapa consistió en las “ejecuciones  ‘legales’” después de “juicios que no tenían ningún tipo de garantía, que no  terminaron con la guerra, sino que se extendieron a lo largo de la dictadura. 
Incluso cinco semanas antes de la muerte de Franco (el 20 de noviembre de 1975)  se firmaron las últimas cinco sentencias de muerte”.
 
Un aspecto más del  exterminio: “La separación de los hijos del seno de su familia, amparada en las  doctrinas del psiquiatra Vallejo-Nágera. Éstas aseguraban que los ‘rojos’ eran  poseedores de un gen defectuoso, que el marxismo era una enfermedad y, por  tanto, los niños tenían que ser separados de sus padres”.
 
Armengol dice que  hizo llegar sus investigaciones a Garzón con el fin de que incluyera esta arista  de la represión. “No imaginábamos que quien terminaría sentado en el banquillo  de los acusados sería el propio Garzón”.
 
La resolución judicial en la que  Garzón se “inhibió” de investigar los crímenes del franquismo –a la que este  semanario tuvo acceso– señala: “Se deben tener muy en cuenta los casos de  aquellas personas que durante su primera infancia o preadolescencia fueron  sustraídos ‘legal’ o ilegalmente frente a sus madres naturales durante la guerra  o principalmente tras la misma”.
Expone que entre 1939 y 1949 el régimen  “recuperó” a miles de niños que estaban en el extranjero. Lo hizo contra la  voluntad de sus padres y a través de un entramado de organismos, principalmente  el Servicio Exterior de la Falange, y de normas que condujeron inexorablemente a  la pérdida de la identidad de los menores.
 
Esa “protección de niños” por  parte de la dictadura se convirtió en un régimen punitivo, donde los “niños  debían expiar los ‘pecados de sus padres’ y se les repetía que también ellos  eran irrecuperables, por tanto eran apartados en otras categorías de los niños  internados en las instituciones del Estado y sometidos a malos tratos físicos y  psicológicos”, señala el documento.
 
Recuerda además que el Consejo de Europa,  en su declaración de condena a la dictadura franquista del 17 de marzo de 2006,  advirtió a España el caso de los “niños perdidos”, que son “hijos de presos  cuyos apellidos fueron modificados para permitir su adopción por familias  adictas al régimen”.
 
“Miles de hijos de obreros fueron también enviados a  instituciones del Estado porque el régimen consideraba a su familia republicana  como ‘inadecuada’ para su formación”, apunta el documento judicial.
 
Aparte de  los 30 mil menores entregados a familias afines a la dictadura, otros 12 mil  fueron ingresados en centros públicos y religiosos, que en 1944 proporcionó el  Estado “como prueba de una misericordia infinita”, añade Vinyes.
“Operaciones clandestinas”
El 9 de julio de 1937 el jefe de la Delegación Exterior de la Falange en el  Reino Unido, que firmaba con el seudónimo F.G. Sturrupp, escribió a Pilar Primo  de Rivera, hermana de José Antonio Primo de Rivera, fundador y líder de la  Falange, una carta donde sugiere “recuperar” a los niños republicanos que habían  sido enviados a Gran Bretaña.
 
Escribió: “Los rojos trajeron a estos infelices  únicamente como propaganda. Ahora nos toca a nosotros hacerla, pero en un  sentido más humanitario y español”.
 En un informe, la Falange considera que los  “rojos” enviaron a la Unión Soviética a los niños para prepararlos y luego  remitirlos como “agentes soviéticos” a países de habla hispana.
Ese  documento, citado por Vinyes en Irredentas, señala que de 32 mil 37 menores que  fueron evacuados de España rumbo a Francia, África Francesa, Bélgica, Gran  Bretaña, la Unión Soviética, México, Suiza y Dinamarca, 20 mil 266 fueron  “repatriados a España mediante operaciones clandestinas”.
 
Aunque los niños  españoles que llegaron a México con el apoyo del general Cárdenas fueron 456, el  informe sólo refiere 430, de los cuales 56 fueron repatriados, aunque no  especifica el método utilizado para regresarlos a su país.
Según Vinyes,  debido a que los métodos legales fracasaron, el régimen comenzó una “labor  constante, tenaz y silenciosa” mediante los “raptos y operaciones clandestinas  de captura de hijos e hijas de republicanos ordenados por el Estado y  organizados y perpetrados por el Servicio Exterior de la Falange”. En Francia y  Bélgica se realizaron algunas y se planearon “espectaculares y esperpénticas  acciones en México”.
 
Los métodos legales se enfrentaban a la negativa de los  tutores del menor a la devolución voluntaria a España. “En 99% de los casos esa  solicitud es denegada de primera intención”, dice un informe fechado el 26 de  noviembre de 1949.
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Resumiendo:
Simplemente, ESPANTOSO,  un crimen de lesa humanidad que el "garçon" malo trato de investigar, como se dice, el 16 de octubre de 2008 en el que se declaró competente para  indagar estos Horrososos Crímenes. Pero la fiscalía de la Audiencia  Nacional planteó  su “incompetencia” para tomar el caso. 
Entonces  Garzón emitió una resolución en la que se  “inhibió” para realizar la investigación e instruyó para que ésta fuera  realizada por los juzgados territoriales.
Pese a ello fue condenado. 
Ni caben comentarios. 
Solo la ira, la rabia y la impotencia de ver de que el "Caudillo por la Gracia de Dios" de esta banda de monstruos yace en un Basílica, como un faraon, ¡donde se dice misa todos los dias!, y su Sucesor, sentado en un trono salpicado con toda ésta sangre, dolor y lágrimas de decenas de miles de niños, siga, el hijo puta ríendose de todos nosotros. 
¿Hasta cuando el pueblo español,
sacándose La Mieditis de siete decadas,
soportará éste trauma histórico
que le tiene secuestrada su Dignidad Colectiva?