(Continuación de Rios Sin Mar-1)
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Dos de la madrugada.
Relemos lo transcrito.
No me interesa este Río sin Mar.
No sigo.
Lo encuentro tontorron y trillado.
Estas aguas pertenecen
a otras lluvias de mi vida.
Hoy llevo paraguas.
Por eso no vuelvo a leer lo que escribo.
Es como volver al mismo autobús
para pasar por los mismos paisajes
cuando ya estabamos en otras cartografías...
(es como regresar al pantalón corto
cuándo ya íbamos vestido de largo)
En realidad si me gustara significaría
que no me he movido de donde estaba...
Buen síntoma
Vamos cambiando.
...Falta pathos en estos poemillas,
carecen de angustia,
de desgarro,
del auténtico garfio del existencial
crujido trágico,
del mortal y furibundo enfado,
como decia Leon Felipe:
...Y los poemas solo pueden escribirse:
a) De vuelta de una pesadilla,
con un ritmo de sombras
b) A la puerta cerrada de nuestra casa,
borrachos, y con un ritmo de hipo
c) Desde el trapecio aereo de la locura,
cayendo en el abismo,
sin cuerda y sin red
y d) Ante el portón abierto de la Muerte,
bajo el ultimo aldabonazo de la sangre.
Ahora os daréis cuenta de lo de tontorrón y trillado
Porque aún no estabamos por aquellas épocas
ni en pesadillas ni sombras
ni borrachos con hipo,
ni en el trapecio consciente
de la locura porque usabamos
cuerda y red por miedo a caer,
ni ante el portón de la Muerte...
aúnque, todo hay que decirlo,
ahora, por cronología entrópica,
ese portón cada vez se nos abre más...
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