Monday, May 29, 2017
LA PARABOLA BUDISTA DE LA "FLECHA ENVENENADA"
Gautama Buda --dicen por ahí-- le contó ésta historia a un discípulo que se mostraba impaciente por escuchar del maestro las respuestas a las "14 preguntas sin respuesta" relacionadas con cuestiones metafísicas:
"Hubo una vez un hombre que fue herido por una flecha envenenada. Sus familiares y amigos querían procurarle un médico, pero el enfermo se negaba, diciéndo que antes quería saber el nombre del hombre que lo había herido, la casta a la que pertenecía y su lugar de origen. Quería saber también si ese hombre era alto, fuerte, tenía la tez clara u oscura y también quería conocer con qué tipo de arco le había disparado, y si la cuerda del arco estaba hecha de bambú, de cáñamo o de seda. También quería saber si la pluma de la flecha provenía de un halcón, de un buitre o de un pavo real...Y si el arco que había sido usado para dispararle era un arco común, uno curvo o uno de adelfa, y todo tipo de información similar. El hombre murió sin saber las respuestas".
(Nosotros no vamos --y no podemos-- interpretar la parábola en el sentido de que a Buda nunca le interesó responder cuestiones metafísicas o filosóficas --ni mucho menos 'políticas'--, y por ello, en lugar de respoderle directamente a su discípulo sobre las "14 preguntas sin respuestas" sobre cuestiones metafísicas, le contó la citada parábola haciéndole ver que el intelecto es un obstáculo para la iluminación, y que en lugar de perder el tiempo en saber quien disparó la flecha envenenada, lo que tenemos que hacer es curarnos, ir al médico. --Al respecto, Ananda, su primo, el que cuidaba sus cosas humanas, destacaba por sus dotes cognoscitivas y se dice que fue ésta capacidad intelectual la que le impidió su despertar-- Para nosotros, hoy en día, 2500 años después de Buda, ir al médico --aparte de la fisiología personal-- es tratar de sacarnos la colectiva espada de Damocles que, en muchos sentidos, pende sobre nuestras cabezas en un mundo que se nos viene abajo)
La parábola está muy clara.
Todos tenemos clavada una flecha envenenada.
Y con un veneno mortífero que actua rápidamente,
rápidamente...lo que nos deja sin mucho tiempo para ocuparlo con preguntas tontas
cuándo nuestras circunstancias,
la situación de Todos,
es lo que necesita
acudir inmediatamente al médico
Esto es parecido a lo que dijo Mario Benedetti
de que cuándo creíamos tener todas
las respuestas, de pronto,
cambiaron todas las preguntas.
(En éste caso lo que pasa
es que, de pronto,
nos llega la muerte y nos quedamos
sin las preguntas y sin las respuestas)
Aquí, con el moribundo de la flecha envenenada, lo que sucede es que cuándo creemos tener todas las adecuadas preguntas al momento que vivimos, no vemos que todas, a destiempo --confundiendo lo trivial con lo esencial--, están equivocadas;
pero ya es tarde para darnos cuenta de ello porque nos llega la muerte antes de saberlo.
La flecha envenenada del cosmos
de la actual dictadura económica,
política y social, bajo la que vivimos,
de la actual dictadura económica,
política y social, bajo la que vivimos,
es el mayor reflejo global
que ha podido tener,
que ha podido tener,
a través de toda la historia,
la parábola budista.
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