--Llaman a la puerta,
"adelante", decimos;
o "atrás", nos dicen--
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Hoy es un jueves cualquiera.
De un mayo cualquiera.
De un año cualquiera.
El sol ha salido por el mismo lugar.
Y se ira lo mismo.
Lo mismo, dijo Parmenides.
La mismidad misma.
Y el mar humano, con sus mareas,
altas, bajas,
inundando los mismos esteros y marismas.
Las gentes nacen, "adelante", decimos,
las gentes mueren, "atrás", nos dicen,
sin que sepamos el proposito
y el para qué de todo ello.
Hawking dijo que,
con gran esfuerzo,
podria explicar el mundo,
pero que no tenia la menor idea
del por qué era de esta manera
y no de otra.
Nosotros tampoco.
Llega alguien, de repente,
y se bebe el cafe que,
por un momento,
he dejado en la mesa.
Se lo ha bebido con parsimomia de placer,
saboreandolo tranquilamente,
sin prisas,
como si fuese suyo y requete suyo.
Y despues,
dando media vuelta,
se vá.
Es Roy, el hijo de Alejandro Pabloff,
el fundador y dueño de la Jolla Beach Camp,
en el Mexico lindo y querido
--el que no cuelga gentes en los puentes--
"Roy, ¿que haces?. Ese cafe no es tuyo"
Le dicen.
"Dejelo, el café también es de él"
Digo.
Si.
El café es de él.
Es de todos.
Todo es de todos.
Roy es el normal.
Nosotros no.
Voy a por otro cafe
y me quedo pensando en Roy.
En lo que somos.
En lo que es el hombre.
En lo que soy.
En lo que somos.
¿Qué es el hombre?
Me hubiese gustado hablar con él
Pero no pude.
Asi que hablo conmigo mismo
...¿no es lo mismo?
Porque me acabo de beber
mi cafe...que tapoco es mio.
Y me asalta un gran afecto por Roy.
Un luz solidaria que a él me hermana.
Todos estamos hermanados
bebiendonos,
continuamente,
un cafe que nos pertenece a todos
y a nadie en particular .
