Una anomalía, un capricho -evolutivo-
del Universo que sigue sin darse cuenta
que lo único que lo puede salvar de su
propio hundimiento, de su auto-destrucción,
es cuándo llegue a darse cuenta
(y, por ende, quede asi implantado)
que el interés privado, el individual, tiene
que quedar supeditado y aherrojado
al interés colectivo, al de todos.
(Ocho mil millones de seres humanos raclaman ya este axiomático postulado)
Esto no es nada obstruso ni cabalístico
ni alquimístico como convertir
el plomo en oro, es, simplemente,
el principio de la razón suficiente,
que es, precisamente, a lo que se oponen
todas las estructuras del régimen
capitalista de canibalística producción
y consumición, que, obviamente,
está basado en su antítesis:
"Ne quid res privata detrimenti caperet"
'Que nada vaya en detrimento
del interes privado'.
Por lo tanto es tan sólo cuestión de tiempo
que el barco de la Humanidad
se vaya a pique
al igual que el dibujo de arriba...
al menos que no invirtamos
el rumbo del barco.
