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¿Qué es un soborno médico?
Un soborno médico se produce cuando una empresa farmacéutica da dinero, concede regalos u otros beneficios a médicos o funcionarios del sistema de salud a cambio de que tomen decisiones que favorezcan sus productos.
Por ejemplo, pueden pagar a un médico para que recete un medicamento específico o para que lo defienda públicamente. A veces, las empresas farmacéuticas invitan a los médicos a Congresos en el extranjero, cubriendo todos los gastos, o les pagan por dar conferencias que en realidad son excusas para promocionar un fármaco.
Estas acciones no siempre son ilegales. Muchas veces son disfrazadas de “colaboraciones profesionales” o “formación médica”. Pero aunque puedan parecer legales, el problema es que influyen en decisiones que deberían basarse únicamente en lo que es mejor para el paciente.
Casos en el mundo: Pfizer y los pagos por influencia
Pfizer es una de las empresas farmacéuticas más grandes del mundo. En varias ocasiones ha sido multada por pagar sobornos. Por ejemplo, en 2012, el Gobierno de Estados Unidos sancionó a Pfizer con 60 millones de dólares por dar dinero a médicos y funcionarios públicos en Rusia, Bulgaria, Croacia y Kazajistán. El objetivo era que sus medicamentos fueran recetados y comprados más fácilmente, aunque no fueran mejores que otros.
Tres años antes, en el 2009, la misma empresa tuvo que pagar la friolera de 2.300 millones de dólares por promover medicamentos para usos no autorizados. Es decir, los vendía para tratar enfermedades para las que no habían sido aprobados. Esta práctica puso en riesgo a los pacientes, porque podian recibir tratamientos que no eran adecuados o seguros.
Más recientemente, en 2023, otra empresa llamada Biohaven, que había sido comprada por Pfizer, fue sancionada con casi 60 millones de dólares. El motivo: pagar a médicos para que prescribieran su medicamento para la migraña, ofreciéndoles ventajas económicas y personales.
¿Y en España? Una práctica también muy extendida: 92 mil médicos españoles recibieron pagos y regalos
En España, el fenómeno del soborno encubierto en el ámbito sanitario ha dejado de ser una sospecha para convertirse en una realidad muy documentada.
Según los datos publicados por Farmaindustria, en el 2022, casi 92.000 médicos españoles recibieron pagos o regalos de parte de las grandes farmacéuticas. Un solo médico habia llegado a cobrar más de 146.000 euros en un año por conceptos tales como formación, asesorías o participación en eventos.
Aunque en muchos casos estos pagos son legales, generan dudas mas que razonables sobre la independencia médica. ¿Está el médico recomendando un tratamiento porque realmente es el mejor, o porque ha recibido un beneficio de la empresa que lo fabrica?
Esta información, es hoy públicamente accesible gracias a la presión de organizaciones como "Transparencia Internacional España", que ha puesto al descubierto una práctica sistemática que afecta a todas las comunidades autónomas, desde grandes hospitales públicos hasta clínicas privadas.
En algunos casos, los beneficios superaron los 100.000 euros anuales por médico, una cifra difícil de justificar sin que se vean comprometidos los principios de imparcialidad profesional. Este tipo de prácticas genera, naturalmente, una profunda desconfianza entre pacientes, y plantea interrogantes éticos y políticos sobre la eficacia de los sistemas de autorregulación.
¿Cómo garantizar que un tratamiento se prescribe por necesidad clínica y no por interés económico? ¿Qué consecuencias tiene esto en el gasto público, la salud de la población y la equidad en el acceso a tratamientos?
Formas comunes de soborno encubierto
Hoy en día, los sobornos ya no se entregan como en las películas, con maletines de dinero. Son más sofisticados. Algunas de las formas más comunes son:
- Viajes a congresos internacionales pagados completamente por la empresa.
Todo esto es presentado como si fuera parte del trabajo habitual, pero tiene un objetivo claro: influir en las decisiones de los médicos.
¿Qué consecuencias tiene esto para los pacientes?
Las personas que van al médico esperan recibir el mejor tratamiento posible. Pero si ese médico ha sido influido por una empresa farmacéutica, puede estar recomendando un medicamento más caro, menos efectivo o incluso con más efectos secundarios. Esto tiene muchas consecuencias:
- Gasto sanitario más alto: Se recetan fármacos caros cuando hay otros más baratos y eficaces.
¿Quién controla estas prácticas?
En teoría, son las autoridades sanitarias y los Colegios médicos los que deberían vigilar este tipo de situaciones. En España, las propias farmacéuticas tienen un código ético (a través de Farmaindustria) que establece qué está permitido y qué no. Pero en la práctica, este sistema de autorregulación ha sido muy débil e ineficaz.
En los últimos 10 años, las sanciones a laboratorios por estas prácticas han sido mínimas. Por ejemplo, se han impuesto multas por un total inferior a un millón de euros, una cifra realmente ridícula si se compara con los beneficios multimillonarios que obtienen cada año.
Además, muchos de estos “acuerdos” o “detalles” no se publican de forma clara. Aunque algunas empresas publican los nombres de los médicos que reciben dinero, otras lo hacen de forma anónima, dificultando que los ciudadanos puedan saber si su médico tiene algún conflicto de interés.
¿Qué se puede hacer?
(Lo que se impide y no se deja que se haga)
Este problema tiene, obviamente, solución. Pero requeriría voluntad política y participación ciudadana. Algunas de las medidas que podrían contribuir a mejorar la situación son:
- Prohibir los pagos directos a médicos por parte de las farmacéuticas.
Pero también sería importante que los pacientes hagan preguntas, se informen y no tengan miedo de consultar segundas opiniones. La salud es un derecho, y debe estar por encima de cualquier interés económico.
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¿Miedo?
Eztamo to cagao's...victimizao's...
...Sobre todo cuando vamos a la Salud Pública
y nos dicen que para cualquir operación,
intervencion,
consulta,
médico de cabecera o de los pies
al que tenemos que visitarlos...
tenemos que esperar cuatro años...


