¿Cantaran las chicharras esta tragedia solapada que ven en nosotros y que nosotros callamos para disimular? Es que hoy, a mis ciento veinte años, me he tenido que ir arrastrando desde el dormitorio al cuarto de baño...
Cantan las chicharras su litúrgia estival.
(En el campo, en la naturaleza,
incluso en el Cosmos,
rije la misma indiferencia ancestral
que achicharra el azul
de las nubes que pasan
dónde todo lo que nos ocurre
siempre da igual...)
¿Cantan, lloran,
o declaman protestas y llamadas
que aún no hemos sabido descifrar
a pesar de que la jauría científica
nos da sus versiones eruditas
que no concuerdan con la realidad
de que todo es cuestion de temperaturas,
ecuaciones de laboratorios,
vademecums, fórmulas, experimentos
que nadie podrá comprobar?
Hoy es lunes 5 de agosto de un almanaque
que llevamos colgado al cuello
para no naufragar y contabilizar
nuestras carencias y oficios,
muestra praxis comercial y convivencial,
esa que rige nuestrós sisifos rutinarios
y cambalaches sobre los que hemos montado
el rumbo del barco para no escorar.
Ahora es la hora cero
de digitos desaparecidos
imposibles de contar,
es cuándo dejo la pértiga
y salto a cuerpo limpio
las diferencias de niveles
que tenemos que salvar
para llegar a los horizontes
que nunca podremos alcanzar...
porque siempre estan más alla,
al otro lado, dónde el cielo
nunca tocará el mar.
Pararon las chicharras de cantar
y ahora han vuelto a reempezar.
El cansancio cuenta
Cantar cuesta.
Vivir cansa...
es como si esa fuerza que nació hace
tres mil quinientos millones de años
y que a tantas formas ha llegado
por casualidad, por carambola
del Taco de las bolas de billar
que el Azar y la Necesidad
(Jacques Monod) han empujado
sobre una mesa "en la que dios
no juega a los dados" (Eisntein),
o sobre un tablero
dónde "no es que solamente
dios juega a los dados,
sino que los tira
dónde nadie los ve" (Hawking),
pues sea una cosa u otra,
agota, agota hasta
a las chicharras en verano...
sobre todo si cantan las tragedias
(repetidas) que ven en nosotros
y que nosotros callamos...
