Samsung prepara un televisor que cambia
de canal cuando sale el Rey
PP y PSOE presentarán una demanda contra la multinacional coreana
Un nuevo modelo de televisor, equipado con un dispositivo discriminador de frecuencia full, evitará la visión de cualquier imagen del Rey Felipe VI que emitan las cadenas de TV, por fugaz, inocua e ininteligible que ésta sea. “Hasta ahora, el clásico zapping manual no podía impedir que se viera al monarca durante unas décimas de segundo mientras accionabas el mando a distancia”, aclara José Luis Khoong, director general de Samsung España, “con el riesgo añadido de encontrártelo en el siguiente canal seleccionado”. “Eso se ha terminado”, añade Khoong.
El aparato, en principio, se venderá solo en España, y ya tiene una lista de espera de más de siete meses, a pesar de su elevado precio, que se justifica no solo por la ventaja del discriminador de frecuencia full sino por el verdadero ahorro que se obtiene eliminando la posibilidad de que el usuario arroje el televisor al vacío cada vez que se retransmiten declaraciones del monarca. PP y PSOE tachan de republicano al nuevo televisor y ya han anunciado que presentarán una demanda conjunta contra la multinacional.
El DFF, discriminador de frecuencia full, actúa únicamente ante el código “Rey Felipe VI”, pero se espera que en Diciembre de este año el DFF reaccione también ante Rajoy, Cospedal, Montoro y Báñez. Para dejar de ver a González Pons se necesitará añadir al DFF un condensador de estroncio, pero la OMS lo desaconseja por caro e ineficaz. “Se te caen los huevos igual”, ha señalado el director médico de la Organización Mundial de la Salud.
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Gracias, equipo de Rokambol, por endulzarnos el paladar en éste agrio restaurante de platos tan mal hechos. Porque cuándo el humor --el inteligente, el tonto no funciona-- desencadena la risa hay un decrecimiento del tono
muscular, como si nuestras aguas, apresadas tras los muros que todos los días nos levantan estos canallas, encontraran ese desahogo visceral que momentanea-mente libera la mala hostia acumulada, la laíca y la ecleciástica, que nos dan a comulgar éstos pinches cabrones.