Hoy me he levantdo de mala leche
No sé si es leche humana,
o de cabra,
o de burra,
o de vaca,
o de trigre.
Aúnque a juzgar por el ánimo con el que voy, creo que es de tigre, pero de tigre enjaulado, que tiene una leche amarillaverdosa, especie de detritus endocrino producido por esas glándulas misteriosas que regulan el vertedero de nuestras presas interiores dónde la hidráhulica comportamental, al llegar a los limites de la jaula, comienza a acarrear esa leche amarillaverdosa de lo dicho, de tigre enjaulado.
Y aquí estamos.
Y es f'ácil entendernos porque todos lo experimentamos. (Sólo varían los colores)
Entónces, la pregunta --como siempre--
es la de Lenin: ¿Qué hacer?
-Nos podemos 'hacer el longuis'
-O mirar para otro lado
(¡Hay tantos lados a nuestra disposición!)
-O ver la televisión.
-O entre-tenernos con otras cosas y pantallas
que estén a nuestro alcance para ser tan solo
espectadores pasivos y virtuales.
-O creer que la Tierra es plana
(Siempre encontremos a algunos
con la misma opinión)
-O sublimar la catástrofe con devoción.
-O rezar un Padre Nuestro
-O recurrir al alco-hol para suavizar
las mordazas que nos liberen un tanto
del coñazo de ser actor
-O tomar el camino bueno
y hacer la primera comunión
para que las subsiguientes hostias
que nos den tengan mejor sabor.
-O profesar la humilde profesión
de nuestra insignificancia en el Cosmos.
-O argumentar la antigua praxis comercial
de que para tres días que vamos a estar aquí...
hay que dejarse de cuentos y pamplinas y vivir...
-O dormir...y no bajarnos de la cama
del atontamiento colectivo
que tan confortable es y en el que nunca
estaremos sólos porque es compartido
por la mayoría de los viajeros de éste crucero.
-O mirar el cuadro de todos los cuadros,
el Jardín de las Delicias del Bosco,
y consolarnos dándonos cuenta
del magistral y surrealista
desvío disfuncional que llevamos todos
-O mentirnos a nosotros mismos
con la aguja sin hilo del que siempre fue igual
o con la falsa aporía del qué podemos hacer nosotros.
-O nos podemos dedicar a acariciar el ficticio
Hábeas corpus que nos prometieron para que dejemos de molestar, pero que carece de realidad.
.....
Todo es inútil
Llenemos el contenedor como lo llenemos
siempre nos faltará el principal relleno:
armonizar en una sola melodía
a todos los diferentes músicos
que llevamos dentro.
Y todos lo sabemos.
¿Entónces?
¿Se podría blanquear esa leche y darle el buen color blanco de muchachos civilizados y adaptados para que no sintamos ese bilipédico amarilloverdoso de felino atrapado?
Vale.
Podríamos hacer eso.
Pero sabemos que el blanco contiene todos los colores del arco-iris, y que solo hace falta que llueva con la luz del sol para que ese blanco neutro se nos descomponga en los colores del arcoíris de marras.
Pero también sabemos que el blanco, no con la lluvia natural, sino con los chaparrones que produce el mono-vestido, se descompone, no en la policromía arcorisada, sino en esa mala leche de tigre enjaulado que nos sale de nuestras udres cuándo L'homme revolté se asoma por la ventana y se le cuelan las bacterias del mundo por los poros de su alma.
Y hoy caen esos chaparrones.
Y no tenemos paraguas.
Pero aúnque lo tuviésemos seria igual porque ese líquido amarilloverdoso lo traspasa todo...
Somos los traspasados.
Claro que para que todo este rollo ocurra, primero, tenemos que tener conciencia de la jaula donde nos mantienen o nos mantenemos encerrados --como se quiera poner--, y, segundo, nos tenemos que aprehender a nosotros mismos como tigres.
Escribo mientras espero en una de esas colas (de cometas parados) que en Al-Andalus hay que hacer mientras llega nuestro turno, cuando después de haber hecho la pregunta de, ¿quién es el último?, un gracioso nos responde: 'Usted'
Mientras llega nuestro turno,
seguimos esperando.
También la muerte tiene el mismo esquema.