Dentro de la jaula-apartamental
Frío afuera
Dentro confort de pudientes.
Noche negra ajena a todo lo humano
La caja televisiba retransmitiendo
los últimos ocho minutos añadidos del partido.
Todo consiste en darle con los pies y la cabeza
a un balón que hay que meterlo en una portería
con una red defendida por un portero.
Y, sin embargo, parece que está pasando todo lo contrario. Parece que se está jugando toda la gloria epopéyica de los grandes dramas de la clásica mitología griega y planetaria del ser humano.
Y seguimos el balón como la lanza de Odiseo conquistando tierras, cielos y escenarios.
¿Estamos trasfiriendo todo lo banal a lo transcendental
escondido del ser humano?
Y es que lo que está pasando es que un equipo de Africa, árabe, para más sagrado y corrosivo agravio, se atreva a pasar a los cuartos de final de la copa del mundo de fútbol delante de las narices que domina
el CIRCO actual.
Íncreíble
Nunca ha pasado.
Y nos contagíamos.
Nos levantamos del sofa y nos ponemos de pie acercandonos al televisivo cacharro para ver si asi nos podemos meter mejor en el juego, en lo que está pasando...
Y es que el CIRCO, a veces,
sino te comen las fieras
del Coliseo romano,
es muy democrático,
le ganan los gladiadores al león
que salió de soberbia emplumado.
Tal vez para que consumamos la impresión de que asi puede ocurrir también con el PAN que nos dan para alimentarnos.
Y termina el partido con el resultado mencionado.
Un triunfo para el rey de Marruecos y toda la cohorte que hay detrás de este sarao que Qatar ha organizado
con inversiones astronómicas y mano esclava barata que ahora estan dando sabrosos y esplendorosos resultados.
Y como hincha del CIRCO fútbolero,
pero, más que nada, como miembro
de la Société des observateurs de l'homme,
nos quedamos pensando...
¿Nos estaremos jugando también el destino de la humanidad dentro del tiempo reglamentario,
o con prorrogas, o ya -como el tiempo es oro-, a penaltis a ver quien acaba con el contrario?
Afuera, la noche,
ajena a todo lo humano,
indiferente oscuridad
sobre la que nos alumbramos,
parece dibujar enigmaticos círculos
sobre nuestras siembras
que aún no hemos cosechado.
¿Nos está advirtiendo de algo?
¿Tal vez que vivimos fuera del tiempo
reglamentario, en tiempos de prorrogas
dónde el paso del tiempo se nos ha terminado?
Porque, la verdad, lo que no queremos
es que Todo Esto vaya un día a penaltis
para decidir quien gana este laberínto
dónde hemos quedado atrapados.
