Ese exceso que os hemos dibujado sobre nuestra propia cabeza, alcanzada por evolución natural, es lo que os hace mentalmente enfermo...
...Vuestra teoría evolutiva está plagada de contradicciones casi incomprensibles. No hay ningún animal sobre el que hayais escrito y dicho tantas estupideces que sobre vosotros mismos.
Os habéis ido engañando de forma contínua porque estáis empeñados en ser una criatura especial superior a todas las demás formas de vida que pueblan nuestro planeta.
¿Por qué es esto asi?
¿Por qué ya no sois capaces de juzgaros a vosotros mismos con objetividad y ecuanimidad si os créeis los más inteligentes?
¿Por qué no sois capaces de conocer la verdad sobre vosotros mismos?
¿Por qué por cada problema que resuelve vuestro progreso creais mil más en una reación
en cadena sin final que os va llevando a un cul-de-sac del que cada vez os cuesta más escapar, Ouróboro que se muerde la cosa sin cesar
creyendo que se da vida perdiendola
con cada pedazo que se traga
sin poderlo digestar...?
¿Por qué vuestro mundo es el único condenado a trabajar con la única concomitancia de que cada vez teneis que trabajar más para cada vez menos isatisfacciones y metas lograr?
¿Por qué combatíis precisamente las dos cosas que mayor importancia tienen para vosotros: vuestros congéneres y la naturaleza?
¿Por qué ese continuo descontento con vosotros mismos que os hace sentir que vais por caminos equivocados que ya no se pueden corregir porque habeis ido demasiado lejos en vuestros extravíos y engaños con los que pretendeis sobrevivir?
¿Por qué no se han cumplido vuestras esperanzas en las ciencias y tecnologías de vuestra inteligencia con las que se estáis cavando vuestra propia tumba?
¿Por qué no encontrais la paz con vosotros mismos y con vuestro medio ambiente?
Y lo más extraño y significativo de vosotros: ¿por qué teneis que esperar a morir para que os ecriban en la lápida Q.E.P.D.?
Porque estáis mentalmente enfermos...
...En cuánto que vuestra cabeza,
vuestro exceso,
no corresponde con el cuerpo dónde está
en palpable contradicción
con vuestras pulsiones naturales.
(Elaborado sobre las escalinatas
de "El Principio era el Fín"
de Oscar Kiss Maerth)
