Paseando al atardecer
en un Mundo
que se nos viene abajo
como castillos de arena
que en la playa el agua
va desmoronando,
parte a parte,
grano a grano...
Paseando al atardecer
cuando decae el Sol
y bajo los escombros
cuelgan brazos,
piernas,
rostros
y brazos
...y vamos y miramos
para otro lado,
para ver en el atardecer
fiesta de colores
que entretengan
nuestros calvarios
Paseando al atardecer
entre ruínas humanas
de las complicidades
que vamos aceptando
como si fuesen los otros,
y no nosotros,
los culpables del escenrio
por donde vamos caminando...
Paseando al atardecer
cuando cantan los pájaros
para ir pintando cementerios
de rosas y blancos y evadiendo
el putrefacto olor de cadáveres
que nos van gritando
como si fuesemos sordos
y no quisieramos escuchar
que el ocaso del atardecer
aún nos grita más alto...
y continuamos andado
con otras sombras,
con otros hermanos
hecho piezas,
partes tan sólo
de un Mundo derrumbado...
Paseando al atardecer
por el idílico momento embargados,
cuándo unos niños
se acercan a nosotros,
cogidos de la mano,
como si no quisieran perderse
para volver a los escombros
de dónde, al vernos,
se han escapado.
(El sol y la luz,
ya naranja en dorados,
envuelve el cielo
en una celestial ataraxia
que eterniza al momento
sin sacrificarlo...)
Y entónces, uno de ellos,
el de brazos amputados,
nos dice con voz de resucitado
que bajo los derribos
hay aún muchos más niños
que quisieran pasear con nosotros
en el idílico atardecer
de momentos embargados...
Y fuímos a por ellos
Ya nos esperaban
al borde de las ruinas,
despedazados,
pero aún con esas sonrisas
que ningún escombro
puede sacar de sus caras
como el mar no pude borrar
la luz que a él llega
de las estrellas lejanas.
Y todos, juntos,
paseamos al atardecer
en un Mundo
que se nos viene abajo
como castillos de arena
que en la playa el agua
va desmoronando,
parte a parte,
grano a grano,
y nos fuímos alejando...