¿Quíen no se acuerda
de la Navidad de la niñez,
"Si", la de "tu niñez, ya fábula de fuentes"
(Jorgue Guillen) , cuándo el manantial de la infancia
bordaba cuentos y quimeras aladas
y la bolsa marsupial de la familia,
de la tribu, aún no desgajada,
sin cacharros ni posesiones
que la mancharan,
cantaba, comía y se armonizaba
en un ritual dónde nos sentiamos
las criaturas más seguras de la tierra
bajo la luna infantil
de ver en casa al padre y a la madre,
hermanos y hermanas,
en comunal disfrute de rosas blancas?
¿Quíen no se acuerda...?
...Ya todo es "fábula de fuentes",
memorias lejanas,
arterias por las que un día corrió
otra sangre,
otro mundo,
otras vaguadas:
curva vertical
que con otra fórmula sube y baja,
esa que calculan los ingenieros topógrafos
cuándo hay que enlazar
las líneas de los recuerdos
con el presente dónde de la Estrella
caen gotas de alusión
a aquellas felices jornadas,
hechas ahora piedras,
grandes piedras,
que tenemos que sostener
para que no nos aplaste
la rememoración de su carga...
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Mi padre, con un tenedor, raspaba los relieves cristalinos de una botella de 'Anis del Mono'
con el rítmo que el villancico necesitaba;
mi madre tocaba la pandereta
como en la Edad Media
se hacia música
cuándo la noche entraba;
mi hermana tocaba los 'palillos'
(las castañuelas) como una jitana;
y yo...¿que hacia yo?, ¡ah, si...!
...tocaba el almirez con tremendo
sonido metálico que después
del vino nadie notaba...
Era un barroco musical en tiempos de Franco
dónde se olvidaban los desafinos
de otras musicas y destinos...
