Huelva, 1940
Calle Concepción
Bar Onuba
Hemos podido saber la fecha de la foto
porque la película 'La Ultima Falla' (1)
se proyectó en 1940 en el teatro Mora de Huelva.
El cartel de tal película aparece en la calle del militar genocida, el General García Escámez, que asesinó a miles de republicanos y trabajadores
y ordenó a los sanguinarios soldados moros, legionarios, requetés y falangistas que comandaba,
la salvaje violación indiscriminada de mujeres (impune 'manada') y los fusilamientos de los habitantes de pueblos enteros, en el mortal avance de sus tropas desde Pamplona hasta Madrid. Por ello, tras su muerte, se le concedió el título de Marqués de Somosierra. La Iglesia Católica también quiso premiar su heróico trabajo y por eso está enterrado en la Parroquia de San Fernando Rey, en el barrio de García Escámez, en Santa Cruz de Tenerife.
Doblando la esquina, ya en la calle Concepción, vemos tres carteles de Franco.
Había triunfado el Glorioso Movimiento Nacional
y sus posters inundaban ciudades,
calles y plazas, ante la rendición
de un pueblo aherrojado y vencido
sobre el que se alzaba una gran nube negra
que el viento nunca disipó
porque todos los crimenes de lesa humanidad
quedaron en el total perdón.
La tranquilidad cotidiana de la calle,
...y que aún hoy --su proyección--
se puede notar en las camisetas amarillas
que no dejan entrar en los estadios
y en el insultante gangsterismo y corrupción
con las que se maneja la clase gobernante.
Comencé a tener noticias orales del Bar Onuba por mi padre que allá por la decada de los veinte me contaba que allí había pasado los momentos más gozosos de su juventud --mi padre nació en 1901--
Nadie se pudo imaginar lo que después
llegaría a pasar,
que esa blanca y azul Onuba,
hija del sol y la luz,
y de las umbrías de sus esteros y rías,
se teñiría de un dolor y luto
que dibujarían eclípses
en los murmullos de fuentes de sus habitantes.
Me embrujó la foto desde que la ví.
No sé...
Tal vez por las historias de mi padre.
Tal vez porque ese 1940,
annus horribilis,
fue, precisamente, para mí,
el annus mirabilis
en el que llegué a la vida.
Y entre éstos dos vectores antagónicos,
como símbolos dinámicos
de un régimen que nos produce
y de una coincidencia natalicia,
se me fue formando la resultante
del paralelogramo de fuerzas que nos lleva...
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(1)"La Última Falla" es una de esas rarezas fílmicas que a punto ha estado de desaparecer del muestrario del cine español tras la terminación de la guerra civil española. Como tantos otros negativos y copias, hubiéra acabado convertida en peines por su alto contenido de acetato y fundido el nitrato de plata que entonces contenía el material cinematográfico.
Sin embargo, gracias a una copia guardada en Filmoteca Nacional y otra aparecida recientemente en una subasta en Canadá, con algo más de minutos que la primera, van a permitir recuperar todo el metraje de la película.
Muchas copias en 16 mm se han podido recuperar porque salían en barcos, mercantes o de pasajeros, para ser visionadas durante los viajes y luego eran cambiadas por otras películas en casetas que, a tal efecto, estaban dispuestas en los puertos de todo el mundo.
"La Última Falla" se rodó en 1939, pero la entrada de las tropas nacionales en Valencia evitó su estreno. Retocada y censurada, se estrenó al año siguiente, en 1940, con muy pocas copias y apenas fue vista por un público inmerso todavía en los rencores y las penurias de la guerra.
La película está interpretada por Miguel Ligero y Maruchi Fresno y dirigida por Benito Perojo. No obstante, su principal aporte hoy en día es a través de su guionista, Mihura, quien veinte años después fuera también el dialoguista de Bienvenido Mr. Marshall! --de Berlanga--. Esto hace que ambas películas tengan una similitud argumental y los diálogos de los personajes.
En la película de Perojo, la trama es el regreso a España de un indiano millonario y los afanes de su pueblo natal, Alboraya, por recibirle y pedirle cuantas necesidades consideran oportunas. En la de Berlanga, se cambia al indiano por los americanos, se politiza el tema y los de Villar del Río tienen sueños parecidos a los valencianos.
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PD:
Me contaba mi padre que en éste Bar Onuba --sería sobre 1930-- ganó un concurso de baile; el premio: un borrego. Eran los premios de antes. El mundo pasado cuándo aún no estaba desmembrada la tribu y del azul y blanco de Huelva emanabn esperanzas y claveles que mas tarde se marchitarían con los García Escamez que pronto llegarían. ¡Que tiempos aquellos...!