CARTA A FIDEL CASTRO RUZ

LA LOTERIA DE NAVIDAD EN ESPAÑA: EL GORDO Y LA FLACA.

Estamos viendo de la gentil mano de televisión española a los alborozados ganadores de los premios de la Lotería de Navidad, el premio Gordo y demás. 

 

Los afortunados empleados de un bar, una residencia de ancianos en León dónde una contenta viejecita se ha puesto un vaso de papel en  la nariz y todos se han reído...y pare usted de contar. Loteriada felicidad.

 

La promocionada alegría de los del premio Gordo se expande por todos lados en un país dónde la Flaca es la auténtica reina existencial, el número en esa bolita caída de los bombos por la fuerza de gravedad (no la de Newton) del desastre paupérrimo nacional del otro Colegio de San Ildefonso de la  Crisis que se extiende y prolifera por cualquier región y lugar.

 

Y lo que el régimen no puede ni quiere solucionar lo soluciona el Gordo de los bombos del azar por Navidad en un país dónde la Flaca es la pandemia general.

 

A fin de cuentas, el régimen es un binomio entrelazado de Gordos y Flacas dónde la chiripa, los bombos, las bolitas y las loterías de la suerte sustituyen a la causalidad por la casualidad para entregarle a la contingencia las desigualdades y rapiñas que no se quieren enmendar porque si no los Gordos alimentados por las Flacas no podrían hacer la vista gorda ante tantos bombos que giran movidos 'ex proffeso' con intencion official que en nada tiene que ver con el azar...

 

Hay que contentar.

Sobre todo por Navidad.

Hay que Engordar, de vez en cuando, 

a unas pocas Flacas para que las gentes sueñen

y sigan soñando con la Rueda de la Fortuna

que un día los pueda salvar.

 

Y es que la Esperanza de dar a entender

que se puede encontrar agua en el desierto

no puede faltar y se tiene constantemente que alimentar no vaya a ser que a las  gentes le den por cavar pozos y se encuentren que el subsuelo está lleno de Gordos escondidos que beben a reventar...

 

Por eso la versión medieval del ciclo del tiempo, llevado a las alturas del poder, era la Rueda de la Fortuna. El hombre estaba en manos del destino como el hilo de una rueca. La Fortuna, la suerte, los bombos de la lotería de la vida, impulsaba ésta Rueda, elevando a algunos hombres al rango de reyes, heroes y papas, y con otro giro del bombo, los mandaba hacia abajo. Y asi se creaban, por aquel entónces, los Gordos y las Flacas. Esta era la omnipresente Lotería de Navidad, con sus Gordos y sus Flacas, en la época feudal.

 

En nada o en muy poco han cambiado las cosas.

 

La Rueda de la Fortuna sigue girando en la Navidad actual y los niños de San Idelfonso siguen cantando el Gordo para que las viejecitas de la residencia de ancianos de León se pongan en la nariz un vaso de papel al saber que ya las Flacas no dependen de lo que el gobierno de los Gordos,  como limosna, les pueda dar.

 

En nada o en muy poco han cambiado las cosas,

salvo que ahora lo podemos ver y vivir por televisión, ese cacharro de los Gordos en el poder que a todos los Flacos y Flacas nos hacen ver.