Continuemos con "Teoría de la Libido".
Teoría dinámica de la producción de los sueños.-
La importancia teórica de esta coincidencia es evidente. Como el sueño no es un fenómeno patológico, tal coincidencia nos prueba que los mecanismos psíquicos que generan los síntomas patológicos están ya dados en la vida psíquica normal, que la misma normatividad abarca lo normal y lo anormal y que los resultados de la investigación de los neuróticos y los psicóticos no pueden ser indiferentes para la comprensión de la psique normal.
La teoría de la represión. -
La reunión de estos conocimientos teóricos con las impresiones inmediatas de la labor analítica conduce a una concepción de las neurosis, que, expuestas a grandes rasgos, sería la siguiente: Las neurosis son la expresión de conflictos entre el yo y aquellas tendencias sexuales que el yo encuentra incompatibles con su integridad o con sus exigencias éticas. El yo ha reprimido tales tendencias; esto es, les ha retirado su interés y les ha cerrado el acceso a la conciencia y a la descarga motora conducente a la satisfacción. Cuando en la labor analítica intentamos hacer conscientes estos impulsos inconscientes, se nos hacen sentir las fuerzas represoras en calidad de resistencia. Pero la función de la represión falla con singular facilidad en cuanto a los instintos sexuales. Cuya libido represada se crea, partiendo de lo inconsciente, otros exutorios, retrocediendo a fases evolutivas y objetos anteriores y aprovechando las fijaciones infantiles, o sea, los puntos débiles de la evolución de la libido, para lograr acceso a la conciencia y conseguir derivación. Lo que así nace es un síntoma, y, por tanto, en el fondo, una satisfacción sustitutiva sexual; pero tampoco el síntoma puede sustraerse por completo a la influencia de las fuerzas represoras del yo y, en consecuencia, tiene que someterse -lo mismo que el sueño- a modificaciones y desplazamientos que hacen irreconocible su carácter de satisfacción sexual. El síntoma recibe así el carácter de un producto transaccional entre los instintos sexuales reprimidos y los instintos del yo represores de un cumplimiento de deseos simultáneo para ambas partes, pero también para ambas igualmente incompleto. Tal sucede estrictamente con los síntomas de la histeria, mientras que en los de la neurosis obsesiva la parte de la instancia represora logra más intensa expresión por medio de la formación de productos de reacción (garantías contra la satisfacción sexual).
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Esas hojas con las que nos cubrimos los genitales despues de haber comido el 'fruto prohibido' --y no por la hojas, de 'per se', claro--, tienen mucha tele y tela marinera.
En primer lugar --y dejándo a Oscar Kiss Maerth a un lado-- , porque si no tuviesen importancia nuestra especie nunca hubiese fabricado a un Freud, a un W. Reich, etc., ("La entera humanidad es mi paciente" -Freud-. "El hombre es la unica biologica especie que ha destruido su natural sexualidad y esta enfermo a consecuenciua de ello" -Reich-), nunca hubieramos tenido esa larga cola de cometa de perversidades, obsesiones, crimenes y abierta patologia alrededor de ellas . En segundo lugar porque la sexualidad humana es 'sui generis', en nada se parace a la de los monos antropoides --claro que tampoco se parecen a los citados simios las armas nucleares y el acelerador de particulas-- Algo pasó; y el Génesis lo deja muy claro.
Bien.
Freu dijo en una ocasion que el psicoanalisis seria aceptado en la medida en que ello podria porporcioanr armas para destruirlo. Aparte de la paradoja implicita, resulta muy iluminativo. El p., con la libido como pilar central hermeneutico , siempre ha tenido y tendra una gran resistencia para ser aceptado. La explicacion de ello, como boomerang dialectico, viene a reinforzar, precisamente, al miso p. en su capitulo de 'resistencias'. Hay una obvia resistencia a ser desenmascarado por el p., y es, simplemente, porque en el terreno de su aplicacion practica desmonta mascaras y maquillajes que son los que nos mantienen "esas hojas que nos cubren los genitales"...
Vayamos al tereno para ver lo que decimos.
Supongamos una familia, que es el nucleo donde conviven , con distintos roles, los machos y hembras de la familia consanguinea del alba de la humanidad --los estudios de Levis H. Morgan-- En tal familia pongamos por caso que la hija es tratada por el padre con extrema cortesia, protección y condescendencia; y la madre -a nivel consciente- le reprocha constantemente a su marido que la esta mimando y protegiendo demasiado, y, a la vez, el esposo -el padre-, para no descubrir ante si mismo motios diferentes a los que le manifiesta su mujer, tambíen cae en ellos; y la hija tambien idem de idem inconsciente de las fuerzas libidinales subterraneas que hay detras de la ecuacion --porque la conciencia de las genuinas causas les serian insoportables--
Bien.
Pero un dia la madre tiene un sueño y en él lo ve todo claro. En la onirica aparece, con otros cuerpos, claro, el padre y la hija de manera totalmente libidinal. La madre tiene varias opciones para defender su 'yo cartesiano': que es una tonteria y no es real, olvidar o, dejando las resistencias a un lado, realmente, tomarlo en consideracion y ver a traves de ello la autentica motivacion de su marido con su hija, y, por lo tanto, que son los celos de hembra por su parte lo que la empuja constantemente a reprocharle a su marido su conducta. ¿Que hacer, entonces? ¿Se lo explica a su marido? ¿A su hija?
La verdad es impasable.
Vamos, se puede transmitir, claro,
pero aqui nos referimos al hecho de que es 'impasable'
en el sentido de que la realidad instintual humana
choca frontalmente con el rumbo del barco donde navegamos,
y tan solo en muy especiales condiciones,
culturales, intelectuales, emocionales,
--y dependiendo del grado de libertad mental que se posea--,
se podria transmitir sin crear toda una cascada
de resistencias, susceptibilidases y defensas
que lo que harian sería, incluso, empeorar las relaciones
y ello se convertiria en lo que dice el proverbio:
'peor la medicina que la enfermedad'.
Por eso, el pilar central del psicoanalisis freudiano,
la libido, y esas hojas con la que siempre
nos la cubrimos como en el Génesis,
es lo que siempre se ha tendido a minimizar,
e, incluso, a sustituir por "otra interpretacion"
...con "extras hojas" para seguir cubriendonos
nuestros propios genitales.
Por eso perdimos el Eden
y no queremos seguir perdiendo mas cosas.
Por eso la entera humanidad sigue siendo paciente
del Docto Médico Vienés.