Tuesday, April 3, 2012
VIAJE A LA REALIDAD: "SU PROPINA ES MI SUELDO". (Segunda parte)
.....
Y los niños,
ay, los niños,
novilleros ya en el ruedo,
corneados, arrastrados,
como insignificantes peoncillos.
Los niños:
los testigos de cargo
que atestiguan, axiomaticamente,
contra el despiadado y brutal capitalismo.
Si algun dia llevamos el capitalismo a Nuremberg
llamaremos a los niños
para que lo manden a la horca
por todo los crimenes cometidos.
Torea a la sobrevivencia
la prostituta,
el vendedor,
el chiripero,
los pequeños comedores,
café, tacos, comidas,
sabores, sinsabores.
Nativos y turistas,
desplazados y desahuciados,
y lisiados por la vida,
por el hombre y el hambre
que oscurecen los sembrados;
truanes,
proxenetas,
bandidos,
emigrantes centroamericanos
en busca --hacia el Norte--
de lo que le han saqueado.
Lazarillos de Tormes
esperando a ciegos
para guiarlos y robarlos,
viejos a la deriva
que ya no esperan
luceros señalados,
jovenes ataviados a la moderna
que buscan cualquier barca
para 'pasar al otro lado',
vendedores de clubs
que, a sus puertas,
al empujon, te invitan a pasar
a ver el espectaculo,
vendedores de palmas
del domindo de ramos,
imagenes, religion,
dios sea alabado,
tenderetes, puestos, aguaduchos,
que trasiegan con lo inimaginado...
Una mujer, con tres perritos chiuhahuas,
vestidos de buzos y con faladitas sexys
que parecen sacados de un museum impensado,
recoge el dinero que le entregan
los paseantes norteamericanos,
sonrientes y entretenidos
por el 'sui generis' espectaculo.
No tiene fin el bote salvavidas
donde todos quieren entrar
para no hundirse en el mar.
Y todo se aglutina
en un mundo bullanguero
que ni tiene tiempo
para ver y pensar en lo que pasa
o esta pasando porque la sobrevivencia,
con todo sus arcoiris y escenarios,
impone un recurso activo
donde la reflexion se pospone
para que no opaque los resultados.
Y todo se mete uno en este rio,
sin mar,
sin desembocadura,
que no se entiende como no se desborda
y se rompen los diques que lo soportan.
Y se echa uno a andar como atomo circular
de toda esta corriente de moleculas y celulas
humnas que tienen que torear,
sin burladeros,
a un taurus que embiste por todos lados,
sin piedad, porque vivir hay que vivir;
porque la vida es un gran instinto,
y manda, y hay que obedecer,
y seguir lidiando a este enorme toro
de la Realidad dónde,
paredes mías --testigos a los que escribo--,
criminales de toda la variada calaña capitalista
--ya me salio la palabrota!--,
en la mas total inmunidad,
se aprovechan de esta tauromaquia
sin que nadie los molestes
porque producen grandes capitales
que, a los bancos del Norte
--al final del viaje--
han de beneficiar
Del Norte vine yo
y ahora estoy en los tendidos
viendo esta corrida de toros,
humana, Real, sin caretas ya,
donde las puertas se abren chirriando,
sin bisagras, sin engrasar.
Aparco el coche y le pongo tres candados.
Fe en la humanidad.
Al salir del coche se me acerca un hombre
que la vida ha hecho diminuto
porque no le ha dado de comer.
Lleva en la mano una bolsa de plastico
con pan, como él, diminuto.
Se para a mi lado como si hubiese llegado
de una larguísima caminata que lo ha cansado.
Murmura algo.
No lo entiendo.
Pero es facil adivinarlo.
Pide.
Del verbo pedir.
Lo han condenado a conjugar el verbo pedir
lo mismo que a otros lo sentencian
a conjugar otros verbos.
Y es que he cruzado a la Realidad
de todos los verbos de la gramatica ancestral:
la Necesidad, esa doncella, esbelta ella,
que siempre nos empuja a conjugar.
Cuando se dá cuenta de que mi 'Honda Civic'
esta arreglado como una cama
para dormir detrás,
saca de la bolsa de plástico su pan,
le parte un trozo y me lo dá.
-"¿Dónde duermes"-
-"En el refugio. Pago quince pesos.
Colchonetas en el suelo.
Después...'por aquí y por allá' "-
'Por aqui y por alla'
La cara saltimbanqui de la Realidad.
El principio de la Incertidumbre
de la mecanica cuantica de Heisenberg
aqui carece de mecanica.
Un zig-zag donde la incertidumbre teje sus nidos
de aves ciegas que no saben volar.
-"Vine de Guanajuato.
Se me murio una sobrina.
Alli no hay trabajo-"
Hay en el cielo unas nubes grises
que cuadran con sus palabras
como si el cosmos oyera su relato.
-"¿Cómo te llamas?"-,
le pregunto con culpa de interrogarlo.
Se queda callado.
Mira el suelo.
El suelo lo mira a él.
Tiene una barba negra, larga,
que le cubre todo lo que no sabe.
-"No sé...No sé...-"
Pasan los segundos y sigue sin responder.
Le cuesta recordar su nombre.
Recordar es salir al encuentro del dolor.
Tal vez su nombre lo perdió hace mucho tiempo
...a fin de cuentas...
¿qué validez tiene el nombre que nos ponen
si no nos representa para nada?
Pasa el tiempo...
-"Sergio...Sergio Villa..."-
No sé si es su nombre o es el de otro,
que mas dá.
Nunca había sentido tan intensamente
la irrevelancia de los nombres que acarreamos.
Que tonteria los nombres que nos ponen
...que tonteria.
Me vuelve a ofrecer el trozo de pan.
-"Que Jesucristo lo proteja"-
Y se va.
Se va despacio, muy despacio
...caminando hacia esa Realidad
ambigua del 'Por aqui y por alla'.
Y me echo yo tambien a andar
por aqui y por alla.
Sin rumbo
Por el impulso dejandome llevar.
Tijuana es muy dificil de explicar.
Es un rio sin desembocar,
sin delta, sin desaguar.
Toda la corriente humana
mexicana y centroamericana,
a la que le han saqueado
todos sus recursos para el bienestar,
llega hasta aqui, a trabajar,
o para entrar en el 'American Dream',
que, al otro lado,
promete el 'Dorado'
que no se ha de hallar.
Tijuana es un caleidoscopio de Balzac
que se funde entre los 'Olvidados' de Buñuel,
las mesalinas de Fellini, la miseria capitalista
y el colorido azteca en un rebujo
que compone una Realidad
que sacude por todos lados
como un caballo desbocado
que nunca se puede atar.
Y para comer y descansar
entro en un comedor limpio,
sin clientes, "Los Jarritos"
Doña Lupe tiene esa pequeñez genetica
que ayuda mucho a sobrevivir,
y un delantar azul
que parece una vela latina.
Una mujer de carnes esfericas
y de papada cosmica,
prepara la comida.
Una sopa, carne, arroz
y habiechuelas y tortillas.
Doña Lupe y la cocinera se sientan cerca de mi.
Hablan de las sencillas piezas que la cotidianidad nos borda.
A la cocinera le cuesta mantener
sus ojos abiertos.
De vez en cuando los cierra como traspasada
a un Nirvana donde ya no hay nada paa ella.
Doña Lupe mira ahora, hacia arriba,
a la tele y comenta algo.
El planeta parece haberse parado
en su movimiento de rotacion porque el tiempo no pasa, se ha quedado congelado
--que raro es el tiempo--
Y nos sentimos transportados a la infancia,
a quella infancia en la que el tiempo
se nos quedaba tambien congelado,
quieto, sin vida, pero, ahora,
dandole vida al pasado,
se nos queda engachado a los recuerdos.
Tres moscas que flotan y vuelan en el aire
se picotean entre si para ver
quienes mantienen las posiciones
mas privilegiadas.
Doña Lupe sale con una tohalla y trata
de echarlas, pero las moscas le dan la vuelta
y entran de nuevo.
-"Dejelas usted dentro, doña Lupe
--aprendi su nombre--,
que me gustan,
que de donde yo vengo no hay moscas"-
Doña Lupe me mira extrañada.
"¿Y de donde viene usted?"
"De los Estados Unidos"
"¿Y alli no hay moscas?"
"No, alli no hay moscas,
hay moscones".
Doña Lupe se rie sin contestar,
que es la mejor manera de contestar.
La cocinera se ha dormido.
Estamos los tres y las tres moscas
que siguen revoloteando.
Seis criaturas en el mismo salon.
Seis vidas.
Me quedo absorto
en el vuelo de las moscas.
Y vuelo hacia la niñez,
cuando en mi casa tambien
revoloteaban las moscas,
y mas de tres, y yo,
desde la descontaminacion de la infancia,
tambien me quedaba absorto en ellas
pensando en las musarañas de las añoranzas.
Y alli, en Los Jarritos, ahora,
hacia lo mismo,
y las moscas aleteaban lo mismo,
y olia lo mismo,
un olor a ropero cerrado donde se guardan
cosas y cacharros de distintas epocas,
mientras la comida, en la cocina,
repartia aromas caseros.
Cerre los ojos como la cocinera.
Y descubri que llevaba razón.
Moteles.
'Mujeres de la vida' en cada esquina,
jovenes, viejas y rollizas,
abuelas, madres, sobrinas,
primas, hijas y toda la familia.
Hay que comer.
Vender el cuerpo.
Todos vendemos el cuerpo,
y eso es lo de menos,
vendemos el espiritu, el alma,
la mente, los tuetanos.
Hoy se vende y se compra todo,
es un mercado de necesitados y oportunistas
que se ha hecho infinito,
y estos tenderetes lo han ocupado todo.
"Sobador. Masajista. Huesero"
Reza el letrero en el regazo
de un hombre sentado, esperando.
Su cara, almanaque avanzado,
refleja el tiempoespacio
por el que ha pasado.
Estoy tentado de pedirle que me componga
los huesos que llevo safados,
pero despues dudo,
carezco de la confianza
necesaria para pedirle tal trabajo.
Quizas es mejor que los lleve safados
y siga andando.
Busco una cafe ex-presso y ex-professo.
Al fin me indican un lugar.
"Le Drug Store"
En la puerta hay un sexy maniqui vestida de enfermera de la cruz roja con un letreo:
"Viagra. 50 pesos".
Entro.
Es un cuadro de Bosch invertido
con retoques de 'dolce vita' callejera
que el viento del tiempo ha arrugado
con sus interperies deshilvanadas.
Tres viejas 'de la vida' --y la muerte--
se mueven en una pista de baile
donde un ritmo tropical dice:
"Es que se me sube el colesterol
..Si quieres chorizo o chicharron,
dimelo, dimelo, por favor
porque se me sube el colesterol"
Las tres mujeres se mueven pesadamente
al compas de la cumbia mirando
para ver si llega un cliente.
El cliente no llegan y se sientan.
El ritmo es contagioso.
El cafe delicioso.
El ambiente, glorioso.
La tragedia ha sido vencida en la libertad
de la decadencia donde ya no hay nada
que respetar,
ni que esperar;
donde ya no hay nada en lo que creer
porque nos han robado los valores
para podernos ordeñar y trasquilar.
Y es entonces, cuando las gentes se quedan huecas, ingravias,
de tanto que le quitan,
de tanto que le usurpan,
cuando, milagro organico,
en la degradacion,
aparece una 'sui generis' "libertad"
de naufragio que nos saca el miedo a vivir,
a movernos,
en cualquier pista de baile,
para ganarnos la vida
aunque sea al ritmo de cualqier danzon.
Y entonces se sueltan
las espigas para sembrar
nuevas cosechas.
Las mismas que aquella tres mujeres
soltaban en aquella pista de baile,
safadas, por el momento,
del mundo que habian dejado atras.
Aquellas tres mujeres que fueron niñas,
hijas, esposas, madres,
y ahora, con aquella musica del
"...Que se me sube el colesterol
..Si quieres chorizo o chicharron...",
estan convertidas en 'tres mujeres de la vida'
--y la muerte-- que bailan una cumbia,
la de los meandros de la existencia,
cuando, en el hundimiento de la nave,
perdida ya todas las pertenencias,
nos quedamos arriba, flotando
--sin equipaje--,
al garete de cualquier ola
que nos toque un danzon;
porque ya nos da igual
que nos miren o no,
que digan lo que digan,
porque lo que tan solo cuenta...
"Es que se me sube el colesterol
...Si quieres chorizo o chicharron,
dimelo, dimelo, por favor
porque se me sube el colesterol"
Pasan jaulas por las calles --engachadas a camionetas-- con osos,
tigres, camellos, llamas.
Es un circo que se anuncia
con el cmpleto zoo de sus animales
que contrastan con el otro zoo
que desfila por las calles.
Al principio me dióa por pensar
que es un partido politico
el que se anuncia...¿que diferencia hay?
¿No es todo un circo
con animales libres enjaulados?
Entro en una especie de cafeteria
a tomarme otro café.
Unos cuantos parroquianos,
miradas en limbos lejanos,
observan el espectaculo de la calle
donde cada cual busca el café de su sobrevivencia.
"La esperanza es Manuel Lopez Obrador"
Oígo que alguien dice atrás de mi mesa.
Es un hombre con lentes de sol.
Es un sol apagado con lentes de hombre.
Parece interesante.
Conversamos.
Son esas mentes solitarias,
--en un mundo embrutecido--
perdidas en el paramo urbano,
dislocadas 'por aquí y por allá'
en cualquier café parroquiano
...o viniendo de Guanajato
a dormir en el refugio publico
por quince pesos diarios.
Cada cual con su itinerario,
'por aqui o por alla'...
Y de vuelta
entro en los USAdores
por la otra entrada de Tijuana:
por Otai Mesa.
Tres horas.
Diez filas de coches.
Y entre las filas, los vendedores.
Al enfocar la frontera,
un anuncio de diez metros por diez metros:
"Doctor Carlos Buenrostro.
Cirujia Plastica Hiperbárica"
Y el doctor Carlos, sonriente,
con su buenrostro, le da la bienvenida
a la caravana de coches que se disponen
a cumplir sus tres horas
en los subsiguentes dos kilometros
que nos separa de la entrada
al "American Dream".
Y entre las filas de coches, los vendedores.
Helados
Sombreros.
Crucificados.
Virgenes.
Comidas
Viagra
Souvenirs
Tortugas
Tamales
Tacos
Frutas
Tostilocos
Sodas
Sodos
Se vende de todo.
Y todo esta al alcance de la mano
Sacando el brazo
por la ventanilla del coche
"Su propina es mi sueldo"
Una vieja de 500 años pasa con un carrito
recogiendo la basura y el deshecho
que de los coches quierar tirar.
Ella la recoge en su carrito
por la propina que se le quiere dar.
Por el sueldo que se le quiere pagar.
"Su propina es mi sueldo".
Lleva el letrero colgado al cuello,
y el cuello colgado a una guillotina
que si baja le corta el cuello.
Y el completo mensaje termina con:
“Mi sueldo es su voluntad”
Estamos en la Realidad.
El Doctor Carlos Buenrostro,
que ha vuelto a aparecer
en otro anuncio de diez por diez,
nos sigue sonrriendo
como si no pasara nada,
como si todos tuviesemos la oportunidad
de cambiar de rostro, de cara,
para embellecer en este feo mundo
que se nos echa a perder.
Casi al final del recorrido,
situados estrategicamente,
aparecen los tullidos,
los paraplejicos,
a pie o en sillas de ruedas,
dependiendo del presupuesto,
sin decir nada,
tan solo con un vaso de plastico
en la mano...si tienen manos.
No piden.
Solo se dejan ver.
Pero la mayoria --al verlos—
hace la vista gorda,
muy gorda, gordisima,
para no ver,
porque ver causa dolor,
ver al otro con el agua al cuello
es sumergirse en un pozo negro,
y compromete, compromete mucho,
porque todos somos complices del crimen
y no queremos ver la sangre derramada.
Una mujer en una silla de ruedas
con una niña de unos siete años
sentada en su regazo,
que se cubre la boca
con una bufanda para no respirar
la polucion que va emanando,
llevando un gran vaso de plastico
en su mano para recolectar
las monedas que no caen
por ningun lado,
se ubica detectable
entre la fila de coches
por donde yo voy pasando
Se detienen los coches
Y no damos ni un centimo
Y la niña nos mira
Y la mujer -¿su madre?-
en la silla de ruedas nos mira.
Y todos hacemos
La vista gorda, gordisima.
Y todos sentimos un alivio
cuando nos movemos
cuatro metros mas avanzando
Y la mujer en la silla de ruedas
con la niña en su regazo
se quedan atras...
Todo lo que no se quiere ver
lo vamos dejando atrás.
…hacia el "American Dream"
donde se ha secuestrado ésta Realidad.
A la noche,
la mujer en la silla de ruedas
y la niña volveran a Tijuana
a contar lo que le han dado.
Y nadie lo sabra.
Y nada habra pasado.
Es como si fuesemos
desfilando constantemente
por paisajes de seres humanos
olvidandonos perpeuamente
de lo que estamos viendo,
sintiendo, contemplando,
porque sin ese olvido
reventariamos todos hechos pedazos.
Tijuana tambien se va quedando atras
Parece mentira que una linea en el suelo,
un borde, un limite,
implique tanto Abismo,
tanto 'salto mortale',
tanta Realidad secuestrada.
Esta, por ejemplo:
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