"Desde que Cristo nació,
el enemigo de sus enseñanzas
ha sido siempre el capitalismo"
Miguel d’Escoto
A la Memoria del padre Miguel d’Escoto Brockmann
y de Hugo Chávez Frías, en la genuina amistad
que les unió bajo la misma percepción
de ver en Cristo un revolucionario socialista
en claro mensaje de justicia,
y de los que tanto aprendimos.
Por Navidad es cuándo Cristo --el verdadero-- se enfada más. Salta de su cuna y, enfurecido, látigo en mano, comienza a expulsar a los mercaderes que han invadido el templo sagrado,
su templo,
nuestro templo,
el templo del Espíritu
que lo convierten en Mercado.
Y nosotros, que ni somos Cristo ni tenemos látigo, ni tenemos los cojones suficientes para echarnos a la calle y gritar lo que está pasando, y como ya somos grandecitos y no podemos dormirnos al igual que ese duerme, duerme, mi niño, nos parapetamos, como miembro de la Société des Observateurs de L'homme, en nuestra jaula contemplando éste escandoloso espectáculo y escribimos nuestras impresiones en ésta pobre bitácora de barco varado que no va a ningún lado.
Ya nada va a ningún lado.
Nada parece tener lados,
forma,
perímetro,
sentido,
ángulos...
y todo parece haberse convertido
en un omnipresente Mercado
dónde todo se compra-y-se-vende
al mejor postor que pague
el precio señalado.
que por todas partes lo masacramos
...pero que debajo de la cuna
'El espíritu del Señor está sobre mi...
Y me envió a darle
la Buena Nueva a los Pobres,
(San Lucas, 4 16-25)
(a los ricos no les hace falta la Buena Nueva),