LOS LAGARTOS
Cuándo los grandes depositatios espirituales que llevaban en sus manos el alimento sagrado de la fé, lo vendieron o lo usaron para mover la carroza de la Política y del Poder...cuándo el sacerdote y el sabio abandonaron al Hombre
y le dejaron solo, yo...interrogué
a los lagartos, busque la verdad
en los lagartos y me quede colgado
de los signos de interrogación,
como de los ganchos de un hamaquero... moviéndome de norte a sur.
Porque si el pájaro no se escondió en la biblioteca...
ni en el follaje barroco del retablo...
Si huyó del pan, del vino...y del binomio...
de las manos de los arzobispos y los sabios...
Si no está en la retorta ni en el vaso sagrado...tendremos que buscarlo en el ritmo pndular de la locura...del sueño...
del borracho...
Estos son los lagratos
Los lagartos representan los territorios casi ya incontrolables del subconsciente...pero no son propiamente el sueño ni la conciencia perdida al otro lado de la frontera, en el infierno absoluto de dónde no se puede salir...No. Los lagartos viven en el crepúsculo del Sueño y de la inconsciencia, entre la imagen y el espejo...en un blando suelo, dónde comienza a hundirse la vigilia y a desleirse el espacio y el tiempo.
Debo decir para la claridad del poema que el lagarto aqui, no es el caiman americano que se encuentra en los grandes ríos y en los terrenos pantanosos. Es el saurio europeo de hasta dos palmos de longitud que de ordinario vive en las junturas de las rocas. Su equivalencia en America es la pequeña iguana verdinegra.
En estas dimensiones — menos hecha y mas en mestizaje que el lagarto de España— lo he visto por todas partes, en las ruinas de Uxmal y Chichén Itsa como un péndulo entre las rendijas de los siglos, y he pensado que tal vez ésto simbolice mejor lo que quiere decir este poema.
En España a este lagarto se le suele ver también trepando por los muros y saliendo de la sombra de los pozos y las norias, en los cubos de agua y en los cangilones, pasando un momento por el sol y volviéndose otra vez a las tinieblas. Visto asi muchas veces, asomando medio cuerpo en el cubo del pozo como un predicador en su púlpito, me pareció siempre un ser que traía un mensaje de allá abajo y que no le han dado nunca tiempo para decirlo.
Yo le he hecho símbolo aqui ahora y he salido en su defensa...Porque yo también soy un lagarto...el poeta maldito es un lagarto...El emperador de los lagartos.
El poeta maldito está en el infierno pero le han dejado las puertas entreabiertas...Porque él es el que tiene que dar testimonio de la Sombra.
Y en este poema han trabajado dos poetas: el loco...y el cuerdo; el romantico...y el clásico; el maldito y el sagrado.
El poeta loco, romantico y maldito puede entrar por la puerta norte del infierno y salir por la puerta sur...pero yendo con el otro. Dante se arriesga en la aventura a pesar del 'lasciate', porque va con Virgilio de la mano...Yo también me aventuro y entro por la puerta principal y salgo por el postigo del infierno...porque entro y salgo con el Viento. No otra cosa quieren decir estos versos:
Se baja hasta el fondo de la mina
con un arco voltaico
enchufado en la frente...
y un compas en la mano...
Iluminad, Iiluminad y organizad las sombras!
Este poema esta construido con un artificio de ruleta... porque hay en él una pregunta que va y viene como una bolita sin que el autor que mueve el artefacto sepa siquiera donde va a caer...El autor dice tan solo como cualquier picaro de feria: Hagan juego, señores...Apuesten... Apuesten...
Aqui estan los lagartos:
El mestizo,
el poeta,
el agónico,
el borracho,
el loco...
el sonámbulo...
Y aqui esta el arzobispo...
y aqui esta el sabio...
Apuesten... Apuesten, hagan juego, señores.
Apuesten por el sabio...
Apuesten por el arzobispo...
o apuesten por los lagartos
EL EMPERADOR DE LOS LAGARTOS
Porque el sueño es un animal fronterizo como los lagartos...
El sueño es un lagarto.
Vive en la frontera de dos grandes peñascos, no tiene raices, va de un lado a otro lado, de la luz a la sombra, de la sombra a la luz...de un peñasco a otro peñasco.
Se agarra del pendulo que oscila entre los mundos que separan la rendija entreabierta de mis parpados y se mete en el cubo del pozo que tan pronto esta
arriba como abajo.
En el crepúsculo del sueño nada esta firme ni clavado... y el lagarto vive fuera del tiempo y del espacio.
Pero el sueño no es un enemigo del hombre como el zorro, es enemigo de la tachuela y del cálculo; de las duchas heladas y del puñal del amoniaco.
Existen la razón y la aritmética dominando y el sueño y la locura aherrojados...
la locura también es un lagarto.
Porque el lagarto va y viene también del yelmo a la bacía y de la bacía al yelmo. Y el juez, el cura, Don Fernando, el burlón, el prestidigitador y el catedratico ya no sabe ninguno que es lo que tiene en la cabeza
aquel hidalgo.
¿Quién ha gritado baci-yelmo?, Sancho.
Baci-yelmo, también, es un lagarto.
Preguntad otra vez:
¿Y si estuviésemos ya locos?
¿O si siguiésemos soñando?
¿Y si no hubiésemos dejado
de soñar, Segismundo, y el destierro
ahora aqui y España allá,
en el otro lado,
fuesen el juego viejo y nuevo de un dios,
no de un rey bárbaro,
el sueño eterno y español
de la "caverna y el palacio"?
"Yo sueño que estoy aqui,
de estas prisiones cargado
y soñé que en otro estado"...
Si no hubiésemos dejado
de soñar, Segismundo, y alguien despues de ti hubiese definitivamente dado
el grito subversivo de ¡Arriba, arriba los lagartos!
¿Si tu y yo, el místico, el biologo,
el psicologo y el matematico
ya hubiésemos sacado nuestra espada para defender a los lagartos?
Porque si el pájaro
no se escondió en la biblioteca
ni en el follaje barroco del retablo,
si huyó del pan,
del vino y del binomio...de las manos
de los arzobispos y los sabios,
si no esta en la retorta ni en el vaso sagrado tendremos que buscarlo en el ritmo pendular de la locura, del sueño... del borracho...
El borracho también es un lagarto.
Porque tal vez el hombre no sea un animal domesticado que cuenta, que gobierna y que razona sino algo que sueña,
gue enloquece y que vacila, algo...
...¿No pusiste ali un candil?
¿Como me parecen dos?
¿Aquello es un peñasco o dos peñascos?
¿Y si la luz fuese la sombra,
la gracia el pecado,
la oración la blasfemia,
el cielo el infierno,
y el oro el guijarro?
¿Si el verso, poetas cortesanos,
si el verso no fuese de cristal sino de barro? ¿Si hacia la derecha y hacia la izquierda fuese sólo una vana y estéril disputa de las manos?
¿Si no hubiese boca arriba y boca abajo
y no supiésemos tampoco quién es el que duerme al revés, la lechuza o el murcielago?
¿Si de tanto dar vueltas, de tanto columpiarnos, de tanto ir y venir del caño al coro y del coro al caño nos trabucasemos diciendo ¡Coño!, pero si no sabemos dónde estamos?
Y ésta es la hora blasfematoria y negra en el reino crepuscular de los lagartos;
la hora en que se apagan las antorchas,
las linternas,
los faroles urbanos y los faros;
la hora en que se escapan las estrellas
por el turbio pantano de los sapos;
la hora en que los letreros de las callejuelas y de las grandes avenidas se desploman,
y se desploman los borrachos;
la hora en que nos llevan a la iglesia como a una casa de socorro;
la hora de la camilla,
del hisopo y del puñal del
amomiaco...
la hora en que nos vuelven a la vida,
a la vida otra vez:
a la razon y al llanto.
¿Y si la muerte fuese la vida y la vida la muerte, y yo, aqui ahora,
espatarrado entre los dos penascos,
no pudiese decir en que sitio
se apoyan mis zapatos?
He visto nacer y morir.
He asistido a un enterramiento y a un parto.
Y me ha parecido siempre que el que llega, llega como forzado,
que alguien lo empuja por detras,
que lo echan a puntapies y puñetazos
de algun sitio y le arrojan aqui,
que por eso aparece llorando.
El comadron lo coge en el aire como un futbolista la pelota.
En cambio,
¿no es verdad que una tumba es una dulce puerta, una mampara que nos abre en la tierra con cuidado una mano cumplida y cortesana, una mano que nos indica reverente:
'Por aqui, por aqui, pase
usted por aqui; en su despacho,
esta el señor Presidente esperándolo?
Y hay hombres que estuvieron con la puerta entreabierta para pasar y no pasaron;
hombres en agonia que estuvieron
casi del otro lado,
hombres en agonia larga, como Lazaro...
Lazaro también es un lagarto.
Lo volvieron al llanto cuando huia tirandole del rabo.
Porque tal vez nos salvan desde allá,
y a los ahogados,
a los definitivamente ahogados,
desde la otra ribera les arrojan un cabo.
¿Se salvan los que mueren?
¿La vida es un naufragio?
Este es el reino, amigos,
de la interrogación y del lagarto.
Del lagarto que se mece en el columpio
del cangilón y pasa por la luz y el subterraneo
con un tiempo y un ritmo poematicos...
¡Eh, alto!
El poema también es un lagarto,
y el poeta, el Gran Emperador de los lagartos.
Y yo digo ahora aqui, aqui, colgado
del péndulo que oscila entre los mundos
que separan la rendija entreabierta
de mis parpados,
aqui y ahora —sacad el reloj— a las tres,
con el pico rojinegro del gallo:
Oid, amigos, la revolución ha fracasado.
Subid las campanas de nuevo al campanario, devolvedle la sotana al cura
y al capataz el latigo,
clavad esas bisagras y quitadle
el orin a los candados...
que venga el cristalero y que componga
los cristales rotos
de los balcones de Palacio...
Arreglad las trampas y los cepos
y comprad alambre para los vallados...
Sacad de vuestros cofres los anillos ducales, las libreas y los viejos contratos . . . Coronad a los poetas otra vez con hojas
de laurel purpurinado
y regaladle al Presidente una medallita
y un escapulario.
¡Viva Cristo Rey!
¡La Revolución ha fracasado!
Esto lo he dicho a las tres.
Pero ahora digo a las cuatro:
No obstante, el que se haga una casa,
que la haga teniendo en cuenta ciertos planos. Y el que escriba un poema que no olvide
que se han visto ya pajaros
que se le escapan de la jaula
al matematico.
Por ejemplo: dos y dos no son cuatro.
(Y que no se solivianten el tenedor de libros y el notario: todavia seguiremos sumando
unos cuantos días como antes,
para que no se colapsen los bancos)
Y digo ademas: Se han oido gritos desesperados, aullidos y blasfemias en el subterraneo;
se espera que después del "homo sapiens",
de los retoricos y de los teologos
surja un craneo que rompa los barrotes
y los muros:
Dios esta todavia encarcelado.
Vendran poetas de pólvora y barreno,
con la mecha en la mano,
y haran saltar la roca
donde aun sigue Prometeo encadenado
(Pero no os asusteis. Antes nos comeremos otra vez el rancio pastelon eclesiastico para que no se arruinen los panaderos de pan ázimo)
Y esto no lo digo
ni con los conejos del corral
ni con las palomas del tejado.
Lo digo desde el cubo del pozo,
que tan pronto esta
arriba como abajo.
Pero ¿y el Hombre? El Hombre...
es un mestizo o un ario?
El Hombre...(sigo hablando desde el cubo del pozo, desde el pulpito de los lagartos),
yo lo he visto en las ruinas de Itaçálica, verdinegro, entre el ibero y el romano,
y en las ruinas de Uxmal y Chichen, verdinegro, entre el maya y el caballero castellano...
Yo lo he visto entre el maiz amarillo
y el trigo blanco;
en la primera rendija de la aurora,
entre las tres y las cuatro,
entre la luna y el sol...
en el pico ronco y agudo del gallo...
Yo lo he visto entre el polvo y el agua,
entre la sed y la nube... en el barro...
El hombre es un mestizo y el mestizo
también es un lagarto.
Ahora... anotad estas voces que suben del sótano:
¿Venimos a crecer o a purgar?
¿Nos abrieron la puerta o la forzamos?
¿Quíen estaba allí cuando partimos?
¿Quíen nos despidió en el otro lado?
¿El gorila
o el ángel desterrado?
Este es el reino, amigos,
de la interrogación y del lagarto.
Y aunque nadie conteste, yo vuelvo a preguntar: ¿Quíen, quíen sostiene y levanta la verdad redentora entre las manos,
quíen es el sacerdote, el obispo o el sabio? ¿Dónde esta Dios?
¿Esta Dios en el caliz o en el tubo de ensayo? ¿Dónde está Dios?
¿Esta en el vino puro
y en las harinas palidas del ario
o esta aqui, aqui,
en las fronteras pendulares
del mestizo,
del poeta,
del agónico,
del borracho,
del loco,
y del sonambulo?
¿Aqui, aqui en el cubo del pozo,
que tan pronto está arriba como abajo;
aqui, aqui, en el poema, a caballo
en la rendija entreabiertas de mis parpados?...
¿Aqui...en el reino crepuscular
de los lagartos?
León Felipe
...........................
Yo no he visto un ataque tan frontal y devastador contra "La Razón",
el 'Ego Cogito' occidental,
como esta artilleria pesada del poeta castellano.
El filosofo -decia Leon Felipe- dice:
'Pienso, luego existo'.
El poeta grita: '¡Ay!, luego existo'.
Todo esta elegía sobre los lagartos encaja totalmente en ello.
Esta ubicada, como el lagarto,
entre los peñascos de un existencialismo de gritos desgarradores y los poetas malditos, 'Poétes maudits', que, en el montacarga de sus denuncias y sus heridas, abren en canal al cadaver en lugar de hacerle la autopsia reglamentaria.
Aqui Dios, --lo sagrado-- no solamente esta muerto, sino, ademas, momificado...
pero a esta momia le da vida
el mestizo
el poeta,
el agónico,
el borracho,
el loco,
el sonambulo,
en una palabra:
el Hombre
Pero NO el Hombre abstracto,
sino el real, el autentico,
sin mascaras ya,
sin vendajes,
a la interperie,
sin coartadas,
tan solo bajo el motor
del pulso de su sangre
y frente al abismo de la Nada,
de la Muerte;
y aqui el Hombre vacila,
trompica,
cae,
se levanta,
para seguir empujando
la misma roca sisifica:
Aqui no hay truco ni carton,
ni escenarios,
ni tramoyas,
ni escaparates.
Aqui esta el hombre que define el Zen:
"Sin una teja sobre la cabeza,
sin un ladrillo bajo lo pies"
O el otro hombre que define Cristo:
"Las aves del cielo tienen sus nidos
y las alimañas sus guaridas,
pero el Hijo del Hombre
no tiene donde apoyar la cabeza".
Y al quitarle toda proteccion,
la teja,
el ladrillo,
y la almohada donde apoyar la cabeza,
éste Hombre entra en el reino de los lagartos.
Y aparte, claro, como no,
esta el Dolor de España
(¡que colosal herida!)
sumado al lagarto que toma el sol,
se esconde y entre rocas y pozos camina.
Pero Leon lo universaliza
en lugar de zurcirlo con pespuntes
de local modistilla.
Y termina uno no sabiendo
donde empieza la cangrena
de su historia personal
y donde termina,
donde esta el Universo
que nos representa a todos
y donde la vernacula colilla
...porque todo se queda amalgamado,
como en el Ingenioso Hidalgo,
en un mensaje 'lagarterano'
que a todos nos simbiotiza.
Y aqui esta su grandeza,
(Leon es un Hidalgo que viaja en burro)
Su grandeza de ese emperador de los lagartos
que saca el agua y pone saliva,
la de ese Hombre unamunesco en
el reino, amigos,
de la interrogación y del lagarto, del sueño,
la incertidumbre,
la contradiccion,
la caida:
¿No pusiste alli un candil?
¿Como me parecen dos?
Pero al mismo tiempo nos deja la Epifania
de la mirra que nos redima:
Vendran poetas de pólvora y barreno,
con la mecha en la mano,
y haran saltar la roca
donde aun sigue Prometeo encadenado.
Mejor es terminar con éste salmo,
lagarto de sangre caliente
que un dia llegará
a borrar su huidiza vida entre peñascos...