Parado el mundo.
Quieto el sistema solar.
Inertes las galaxias.
Inmóvil el universo.
Parménides vuelve a reinar.
Hic et nunc,
aquí y ahora,
para siempre,
para siempre,
en eternidad.
Ríos hechos lagos,
riegos nivelados
en la misma vertical,
sin fluctuar;
el momento, imperecedero,
sin cambiar.
La segunda ley de termodinámica
deja de funcionar.
El orden nunca se desordenará,
a perpetuidad.
Nuestro santuario,
nuestro nido,
cúpula encendida,
perenne,
donde mecemos, juntas,
nuestras vidas,
en el mismo mar,
igual,
sin modificar,
donde tú y yo
hemos detenido el tiempo
y la metamorfosis
que nos podía separar.
No es querer más;
es tan sólo no perder
lo que se tiene,
nada más;
no desear lo ausente,
solo el presente, nada más,
éste Hic et nunc,
éste aquí y ahora,
para siempre,
para siempre,
en eternidad...