a un poeta vivo,
a un poeta muerto.
"el mayor pecado del hombre es haber nacido",
fue el guillotinazo (de cabezas cortadas)
que dejo don pedro calderon de la barca,
y la muerte,
como unica huida de ese pecado,
su profilaxis;
cernuda acarreaba ese mismo 'pecado' calderoniano,
de ahi su sensibilidad
(sin conciencia de pecado no hay sensibilidad);
era una cuesta sisifica donde 'tanatos',
como liberacion,
como victoria sobre el anhelo frustado,
esperaba en la cima de la montan~a al condenado;
por eso su libro, "la realidad y el deseo",
expresa, esencialmente,
su gran 'contradictio in adjecto';
porque en el anda-luz exilado,
'realidad' (su realidad) y 'deseo' (su deseo),
estan en conflicto,
en conflicto sagrado,
vivencial, libidinal, ontologico, humano;
sobre todo en una sociedad inquisitorial
desde cuyo 'panopticon' se vigilan
las 'buenas costumbres' de los presos
que estan amarrados;
y aqui esta cernuda;
pero es agil, inteligente, y domina la palabra;
hay poetas que llegan a la palabra por la poesia,
en el es al reves;
porque para enfrentar al mundo,
para combatir al mundo,
y cuando se lucha (para establecer el deseo),
contra el 'pecado' de haber nacido,
y con la palabra para sublimarlo,
surge la lirica, su excelsa lirica:
poeta vivo, poeta muerto,
y entre estas dos riberas,
cernuda, alado ya, tiende su cuerpo;
cuando en la man~ana
del cinco de noviembre de mil novecientos sesenta y tres,
Paloma Altolaguirre subio a su cuarto,
"estaba tendido en el suelo"...muerto,
entre esas dos riberas,
poeta vivo, poeta muerto.
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Luis Cernuda poseía una visión 'liberadora' sobre la muerte.
Veia a la muerte como satisfacción del deseo, como regreso al estado ancestral de equilibrio donde las contradicciones han llegado a un fin. Y lo formuló claramente en su elegía, a Federico Garcia Lorca, 'A un poeta muerto':
"Para el poeta la muerte es la victoria...Un viento demoníaco le impulsa por la vida"
Sobre ello comenta Philip Silver:
"Este martirio es inevitable porque la vocación del poeta asume el caracter de una maldicion inflijida por el destino, y porque la muerte es su única recompensa".
Yo creo que los tiros vienen por otro lado. Creo que en el poeta, por su sensibilidad, las normales contradicciones del 'homo sapiens' estan multiplicadas y exarcerbadas por un confrontamiento mas brutal entre su ethos y la realidad. Esto no quiere decir que ésta particularidad siempre lleve consigo el camino a sentir la muerte como liberación, pero en los términos especificos de la especial idiosincraia e historia del poeta sevillano...fácilmente le condujo a ello.
Y es que no podía conducirle a otro lugar: a Luis Cernuda le pesaba Luis Cernuda.
Todo depende de nuestra interna 'guerra civil' dónde la muerte, más que el armisticio que es para la mayoria, es una sucesión de batallas que nos abre la conciencia al hecho de que nunca podremos terminar en victoria, por lo tanto, el perder esa guerra, la muerte, aqui, se convierte en victoria, en liberación.
Y es que no podia conducirle a otro lugar: a Luis Cernuda le cansaba Luis Cernuda.
Sísifocansado, Luís sabía que cuantas veces llevase la roca a la cima...volveria a caer de nuevo. Entonces, para él, la muerte no era nada mas que liberarse del castigo.
Y es en ésta metafísica de ontología típica andaluza dónde la muerte ocupa un lugar de diosa, sagrado, divino, atractor, liberador, una especie de religion redentora donde la vida se encuentra al terminar, no al empezar.