Hoy por la mañana,
Thursday, July 28, 2011
A 465,11 M/S ENTRA LA NOCHE. A 465,11 M/S SALE EL DIA
Día y Noche.
Biorítmo de nuestras vidas.
Alternador que nos embovina.
La línea de la fotografía,
frontera móvil entre sombras y claridad,
se mueve (en el Ecuador) a 465,11 m/s.
A ésta velocidad entra la noche.
A ésta velocidad sale el día.
Todo son velocidades en nuestras vidas,
y seguimos, quietos y fijos,
en la Esfera de Parménides
de nuestras existencias
sin notar ni sentir ninguna de ellas.
Pero hay más:
En translación alrededor del sol,
satélite que somos fiel a Helios,
corremos a la barbaridad de 29.500 m/s.
El Sistema Solar,
con todos nuestros vecinos,
--debido al movimiento del autobús
de la Galaxia donde navegamos--,
se mueve a 270.000 m/s.
Y por si todo éste mareo fuese poco,
en el movimiento de expasión del Universo,
las galaxias aparentan alejarse de nosotros
a una tasa de 616.379 Km/h (!)
por cada millón de años-luz de distancia.
Hagan ustedes la cuenta.
Hoy por la mañana,
Hoy por la mañana,
al levantarme en mi crisálida parmenidiana,
no he notado nada,
y me cuesta comprender como es posible
que corramos en tantas direcciones y filigranas,
que seamos tan "perpetuos moviles",
sin darnos cuenta de nada.
Porque miro el cielo,
las plantas,
los árboles,
la tierra,
el cesped,
la distancia
...y todo lo encuentro quieto,
parado,
estático,
como si estuviesemos varados
en eterna calma.
O sea: que todo es relativisimo
según el plano de referencia
que nos amordaza,
todo es cuestión del lugar que ocupamos
en el micro o macrocosmos
que nos almacena en sus entrañas:
O sea: que el "moviento" no existe de "per se",
que lo "parado" no existe de "per se",
tan sólo toman vigencia "en-comparación-con-algo"
Y también pudiera ser que ese mismo "algo"
tampoco existiera porque ello también
tendría su "reason d'etre" con respecto
a otro "algo"...y asi sucesivamente al infinito.
Y en medio de este berenjenal
he pensado en otra velocidad
que no consta en el vademecum
de eruditos y cosmologos
que nos dan sus cálculos
para que sepamos dónde estamos.
Y es ésto:
¿A qué velocidad se nos acerca la muerte?
Parece un pregunta tonta.
Pero no lo es.
Las leyes entrópicas de la termodinámica
no lo determina.
Nada lo cuantifica.
Pero ésta "velocidad" esta ahí:
sin darnos cuenta la vivimos todos los días,
pero, claro, no es fácil el aprehenderla.
O tal vez sea,
que, al igual que las otras velocidades citadas,
no la notamos porque,
al formar parte de ellas,
al movernos con ellas,
no las sentimos.
Una pena.
Porque si fuesemos conscientes
de los movimientos que nos llevan por el mundo,
por el Universo dónde existimos,
el del día y la noche,
el de translación alrededor de Helio,
el inmanente de nuestra Galaxia,
el de la expasión del Cosmos,
y, valga añadir,
si fuesemos conscientes de la semántica
del movimiento de la história
del hombre sobre La Tierra,
tal vez adquiriríamos la cultura y sensibilidad necesaria
para percibir y darnos cuenta
del intrínseco movimiento de nuestra propia existencia,
que, a fín de cuentas,
es tan sólo un efímero móvil
que camina entre un alfa y un omega
con una velocidad que aún no hemos determinado,
o que nos da miedo determinar,
pero que nos haria falta descifrar
para poder rectificar, asi,
la marcha justa a la que deberiamos navegar
en la imparmanencia de nuestras vidas.
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