"Conocete a ti mismo"
¿Cómo puede llegar a conocerse a sí mismo un individuo, una parte del Todo, que, además, es, realmente, el producto ontológico de un estado de cosas equivocadas?
Lo que no pudieron ver los "sabios" griegos
es que somos monos-vestidos y sexómanos
con la Gran Ambivalencia de no poder armonizar mente y cuerpo en nuestro ser, que es como
nosotros interpretamos ese "producto ontológico
de un estado de cosas equivocadas", algo que
no sabemos si el mismo Adorno pudo saber.
Para esto es totalmente indispensable conocer,
aprehendernos in vacuum, en vacío, dónde la correspondiente cultura dónde nacemos nos clona y nos transforma de ese caso taratológico a 'sapiens', como Lucien Malson lo da a conocer:
"La idea de que el hombre no tiene naturaleza es hoy en día indisputable. Los niños privados demasiado pronto de todo contacto social --los conocidos como salvajes o niños 'lobo'--, aparecen tan atrofiados en su soledad comportamental que llegan a figurar como animales inferiores en los cúales ni se puede detectar una rudimentación básica, no ya del "homo sapiens", pero ni siquiera del "homo faber"; y si se descubre en cambio un estado de tal abnormalidad que para entenderlos no podemos recurrir a la psicología sino a la teratología ".
Esto, los "siete sabios de Grecia" no lo pudieron entender y de aquí el ¿quíen soy? del 'conócete a ti mismo' en lugar del "quid summus", del "qué somos?, del ¿qué carajo somos que en último millón de años, desde el Homo antecessor de Atapuerca, aún no hemos hallado el camino a pesar del fabuloso desarrollo de las ciencas y el saber?
