Aquel orangutan me salvó la vida
Aún recuerdo que íbamos por la sabana
de erectus, bípedos verticales,
en busca contínua de comida,
y tratando siempre de evitar
a los caníbales de nuestra propia especie.
Cansado, un día me quedé dormido,
y, al despertar, note que mi grupo
habia continuado su marcha sin mi.
Me habían dado por muerto, seguramente.
Desesperado, comencé a deambular
por todos sitios tratando de encontrar
a mi grupo. Al borde del colapso llegué,
no sé como, a un bosque que me pareció
un espejismo. No era un espejismo.
Era real. Exuberante y lleno de árboles,
plantas y frutos. Comí hasta saciarme.
Y me quedé dormido con el placer
de estar lejos, muy lejos, de aquella
maldita estepa llena de erectus y caníbales.
Al despertar, una figura casi celestial
y enarbolada en un aura majestuosa,
me dijo:
"Ven, tú perteneces a los árboles,
con nosotros,
de dónde nunca debístes descender
a la sabana para ser un homo erectus
...pero llegas en un mal momento
porque nos estan talando todos los árboles,
asi es que si te quieres quedar con nosotros
tendremos que trabajar en equipo para echar
a todos esos caníbales homo sapiens que con
sus máquinas nos estan extinguiendo a todos"
Ahora pienso que mejor hubiese sido quedarme
con los homo erectus en los peligros de la
sabana en lugar de luchar ahora, a todas horas,
con los homo sapiens y sus máquinas.
Y es que la tragedia se ha apoderado del mundo
porque ya no podemos regresar
adónde pertenecemos
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