"Las aves del cielo tienen sus nidos
y las alimañas sus guaridas,
pero el Hijo del Hombre
no tiene una caña
dónde apoyar su cabeza"
San Mateo 8, 13-22
Post Data
(*)
En paleoantropología es el término anatómicamente moderno que se usa para describirnos --a hombres y mujeres por igual-- y es una subespecie que incluye a los seres humanos actuales, de ésta fracasada civilización, y a los miembros anteriores de la especie de Homo sapiens con una apariencia consistente con los fenotipos de éstos.
El fracaso citado sigue siendo muy discutido y controversial entre los eruditos al respecto porque, como debemos suponer, no tiene buena prensa.
En favor de ello estan los hechos incontrovertibles de que ésta llamada civilización, por cada problema que soluciona crea mil más en una progresiva reacción en cadena sin final que lleva, inequívocamente, a la destrucción del propio medio ambiente que nos da la vida. ¿Será debido a lo que Arthur Koestler creía de que el sapiens sapiens "representa una mal formación biológica como resultado de una vía errónea en el decurso del proceso evolutivo lo que desembocó en la perdida del equilibrio entre razón e instintos" (**) y de ahi el berengenal en el que estamos metidos que por cada solución hallada creamos mil conundrum's más que tienen que ser respondidos? No esta muy lejos de ello Erich Fromm porque nos dice "la autoconciencia, la razón y la imaginación, rompieron la armonía que caracterizaba la existencia animal, y que su aparición convirtió al hombre en una anomalía, en un capricho del universo". Y para quitarnos la poca tranquilidad que nos quedaba, agrega que "el nacimiento del hombre, tanto ontogénica como filogenéticamente, es, esencialmente, un acontecimiento negativo". Asi, pués, el problema de la existencia humana es único en toda la naturaleza". No está muy lejos de ello Sigmund Freud cuándo declara que, debido a nuestra Libido Dominandi (de monos sexómanos, insinuó decir), "la entera humanidad es m paciente".
Con Koestler, Fromm y Freud hemos quedado sustentados y firmes en nuestro "Sum ergo suspicor...", asi que pasemos el bolillo a otra clase de hilos para seguir tejiendo el fracaso civilizacionístico en el siguiente hemiciclo:
Para hacernos una idea de la magnitud del fracaso de ésta civilización veamos al extremo tan grotesco, surrealista y suicida al que ha llegado éste sapiens sapiens: la Mutual Assured Destruccion, MAD
Mutua Destrucción Asegurada.
La frase ya es demencial de per se.
Es decir: para "solucionar" los problemas convivenciales y estructurales que se nos han presentado se han desarrrollado armas que, en caso de usarse en una guerra, sería una mutua --por los bandos contendientes-- destrucción asegurada.
Si ésto no es el fracaso de una civilización, ¿qué es entónces?
Claro que hay otros que dicen, y aqui está la controversia mencionada, que ésta es la mejor forma de mantener la paz, de disuadirnos los unos a los otros de usar las apocalípticas armas existentes...y que, por lo tanto, si ésta es la mejor forma de convivir en paz, como ésto ha sido un gran logro...ésta no es una civiliacion fracasada. Lo cúal, claro está, es un clásico reductio ad absurdum porque es lo mismo que si dos personas deciden vivir apuntandose mutuamente con una pistola en la cabeza como la mejor forma de mantener la paz...¿como la mejor forma de existir?
Ahora se podrá entender mejor la metáfora paleoantropológica --y, al mismo tiempo, metafísica y ontológica de Cristo-- dónde se nos hace ver que, de todas las criaturas existentes, es sólo el Hijo del Hombre, el sapiens sapiens, el único que no tiene un lugar donde apoyar la cabeza. ¿Que extraño, no? Con lo inteligente que somos...
Por eso nosotros hemos encontrado ex profeso la caña. ¿Que qué clase de caña es? Fácil. Muy simple:
Conócete a ti mismo
La parte es el todo
Principio hologramatico
Aqui está la caña
La buena caña
Vertical ella
Y arriba las manos
Y encima de ellas la barbilla
Y la cabeza
Descansada
Sin peso ya
Sin ningúno de los dos sapiens
Sin MAD
Ingrávida
Todo depende de la caña...
...................................
(**)
"Das Gespenst in der Maschine" Arthur Koestler, Viena, 1970; pagina 391
