Mas de 75.000 temporeros --vida temporal en el temporal de la vida-- se dedican en Huelva a recoger "los frutos rojos" de manera un tanto simétrica a como Franco los recogió en su reinado de cuarenta años, aúnque aquellos van al mercado internacional y éstos fueron, de desaparecidos, a fosas comunes: mercados distintos con las mismas políticas. Tal vez todo sean ganancias iguales en la desigualdad de los métodos para conseguirlas.
........Aqui, naturalmente, no existe el consabido desahucio con el inquilino que no paga, no. Aqui se recurre al purificador fuego para responder al problema. Y lo que se hace es que, si la propia accidentalidad de los hechos furtuitos deja de funcionar en favor de lo que hay que realizar, se les paga a unos pirómanos --los pirómanos también tienen derecho a trabajar-- para que lleven a cabo la misión de despejar las suciedades convivenciales de éstos recogedores de 'frutos rojos' para devolver al campo su estética original.
Pero todo hay que decirlo porque hay que enfatizar la imparcialidad, no se vaya a pensar que estamos de radicales en cruzada redentora de los pobres de la humanidad: estos recogedores de 'frutos rojos', además de recogedores, son ladrones: es una calificativo que tenemos que entender porque ¿si no comen como los van a recoger? Aúnque, claro, no todos tienden a entender porque los amos de los 'frutos rojos' dicen que 'la única solución para que no nos roben es vigilar día y noche'. Día y Noche.
Luz y Sombras en la Costa de Huelva.
Luz y Sombras en las costas de un mundo cuyas reglas desarregladas hemos tenido que aceptar voluntariamente:
"A la larga, la mayoría ha tenido que aceptar
voluntariamente su propia esclavización,
y esto sólo es posible si su mente se ha llenado
de toda clase de mentiras y ficciones"
Erich Fromm
(Claro que no hay que ser 'un Erich Fromm'
para ratificar tal aserto)
....
Y, por último, no podían faltar para sustentar nuestra objetividad analítica, los sacrosantos empresarios, porque ellos son los creadores del trabajo y la prosperidad de estos modernos esclavos, y, por si faltara poco, 'con la Iglesia de la Banca topamos, Sancho'; la 'Madre Banca' la llama el empresario --y con razón-- de los campos y bosques de Cartaya...y de los campos y bosques del mundo.
