Al revés del tópico en el que nos hacen creer,
la esperanza -a pesar de que lo disimulemos-
es lo primero que se pierde
cuándo queremos caminar sin lastres
por los laberíntos
de ésta fracasada civilización
dónde por cada problema resuelto
se crean mil más...
(Un augurio de flores marchitas
tratan de tapar
sin poderlo erradicar)
No, no es nihilismo,
ni negativismo,
buscando un pesimismo cultural
que nos reporte reconocimientos
y medallas en el Olimpo
de los disidentes siempre ansiosos
en buscar éste material.
(Las apariencias,
esas máscaras de cera
que caen cuándo el calor
ya no se puede aguantar)
No, no es nihilismo,
es un Istmo,
ese pedazo de tierra que une la península
de la experimentación
al continente de la libertad,
para, caminando ya sin espejismos
ni distorsiones paratáxicas,
enfrentarnos cara a cara
al territorio de la realidad.
(Tierras que unen y separan,
pasos por los que hay que cruzar)
¡Que excelsa ataraxia
en la que descansar
después de arrastrar
las rousseaunianas cadenas
de que el hombre nace libre
y en todas partes está encadenado
tratando de escapar!
("Nadie enciende una lámpara
y la cubre con una vasija,
o la pone debajo de una cama,
sino que la pone sobre un candelero
para que los que entren la vean alumbrar".
Cristo)