Thursday, April 9, 2020
IMPLANTAR UNA GRAN CRISIS Y LAS NACIONES ACEPTARAN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL. MORIRAN MUCHA GENTE, PERO EL MUNDO SERA MEJOR PARA LOS QUE SOBREVIVAN
"Todo lo que necesitamos es implantar
una Gran Crisis y las naciones aceptaran
el Nuevo Orden Mundial",
o, lo que es igual,
The Project for the New American Century.
Eso si, tengamos en cuenta para entender el DESASTRE actual que, mucha gente va a morir
cuándo se establezca el Nuevo Orden Mundial,
pero ésto es "peccata minuta", faltas pequeñas, 'daños colaterales' sin importancia; porque lo esencial es que será un mundo mejor para los que sobrevivan, y ésto es lo más importante, claro.
Nada nuevo en éstos planteamientos. No seamos ingenuos como la Caperucita del cuento. No nos escandelicemos ni nos rasjemos las vestiduras. Sería hacerles un honor. En las dos guerras mundiales, los grandes oligarcas y banqueros llevaron a la muerte a unos setenta millones de personas y centenas de millones de heridos y mutilados, "peccata minuta", como decimos...la cuestión es que los que sobrevivan habitaran un mundo mejor. Parece diabólicamente insano. Pero no lo es. Es el clásico modus operandi del fascismo que no es nada mas que el capitalismo al desnudo. (A). Es, simplemente, éste desnudo, como dijo otro miembro del clan, Nelson Rockefeller en 1962: “los temas de actualidad exigen a gritos un Nuevo Orden Mundial, porque el antiguo se derrumba, y un nuevo orden libre lucha por emerger a la luz… Antes de que podamos darnos cuenta, se habrán establecido las bases de la estructura federal para un mundo libre”. (Del libro de Esteban Cabal)
Bueno.
Nunca hemos introducido en nuestra bitácora de barco varado a la santa familia rockefelleresca, y su cristalina canopia de socios y cofrades, fuerza motriz y alma mater del "Free World"
Veamos
(Extracto del libro GOBIERNO MUNDIAL,
de Esteban Cabal.)
"El magno objetivo de éstas sagas de banqueros internacionales lo enunció perfectamente uno de sus máximos exponentes, David Rockefeller: “De lo que se trata es de sustituir la autodeterminación nacional, que se ha practicado durante siglos en el pasado, por la soberanía de una elite de técnicos y de financieros mundiales”.
Ningún medio de comunicación masivo se atrevería jamás a desvelar los planes secretos de Rockefeller y sus amigos. Siempre guardaron un sospechoso silencio en torno a las secretas actividades de las dinastías de banqueros norteamericanos: los Morgan, los Davison, los Harriman, los Khun Loeb, los Lazard, los Schiff o los Warburg y, por supuesto, los Rockefeller.En 1991, en referencia al informe del Centro para el Desarrollo Mundial, David Rockefeller confesó: “estamos agradecidos con el Washington Post, el New York Times, la revista Time, y otras grandes publicaciones cuyos directores han acudido a nuestras reuniones y han respetado sus promesas de discresión (silencio) durante casi 40 años. Hubiera sido imposible para nosotros haber desarrollado nuestro plan para el mundo si hubieramos sido objeto de publicidad durante todos estos años”.
El fundador de la dinastía Rockefeller fue el abuelo de David, de nombre John Davison Rockefeller, descendiente de judíos alemanes llegados a EEUU en 1733. Junto con la saga de los Morgan y el grupo bancario Warburg-Lehman-Kuhn&Loeb, constituyó el triunvirato plutocrático del llamado Eastern Establishment.
Su imperio económico se gestó durante los años de la Guerra de Secesión (1861-1865) que enfrentó a los terratenientes esclavistas del sur con los comerciantes e industriales del norte y que se saldó con 600.000 muertos.
Los grandes triunfadores de aquella guerra fueron cuatro familias oligárquicas, los Vanderbilt, los Carnegie, los Morgan y los Rockefeller, que se beneficiaron del conflicto como proveedores de bienes y servicios y acrecentaron su imperio económico después con la concentración monopolista que sucedió a la contienda, llegando a controlar en 1880 el 95% de la producción petrolera norteamericana.
La fortuna de los Vanderbilt se diluyó con el tiempo, la de los Carnegie fue en parte succionada por los Morgan, y la de los Rockefeller se dispersó entre los muchos y mal avenidos descendientes del viejo John Davison, petrolero y banquero, fundador de la Standard Oil y del Chase National Bank, luego denominado Chase Manhattan Bank, cuya emblemática sede en Nueva York fue el primer edificio construido en Wall Street.
El Chase se convirtió en un pilar central en el sistema financiero mundial, siendo el Banco principal de las Naciones Unidas, y llegó a tener 50.000 sucursales repartidas por todo el mundo. Los presidentes del Banco Mundial John J. McCloy, Eugene Black y George Woods trabajaron en el Chase anteriormente. Otro presidente, James D. Wolfensohn, también fue director de la Fundación Rockefeller.
Como buenos banqueros sin escrúpulos, los Rockefeller apoyaron y financiaron a los nazis alemanes. Incluso se permitieron reescribir la historia. La Fundación Rockefeller invirtió 139.000 dólares en 1946 para ofrecer una versión oficial de la II Guerra Mundial que ocultaba la realidad acerca del patrocinio de los banqueros internacionales con el régimen nazi, que también obtuvo los favores de su empresa más emblemática: la Standard Oil. Las iniciativas de esta Fundación, que también ha financiado grupos como los Hare Krishna o los rosacruces de AMORC, son a veces sorprendentes.
Abraham ben Elazar, más conocido como Henry Kissinger, es considerado como uno de los cerebros del Nuevo Orden Mundial. De origen judío-alemán, empezó como asesor de Nelson Rockefeller en los años 50, ostentó altas responsabilidades en la Administración en los años 60 y 70, con Kennedy, Jhonson, Nixon y Ford. Llegó a ser Vicepresidente de los Estados Unidos con Ford, secretario personal de Nixon, Jefe del Consejo Nacional de Seguridad y del Departamento de Estado, y Ministro de Asuntos Exteriores en repetidas ocasiones.
Colaboró estrechamente con David Rockefeller en el elitista Consejo de Relaciones Exteriores, del que fue presidente. Del CFR han salido desde entonces todos los presidentes de los Estados Unidos excepto Ronald Regan, cuyo equipo estuvo formado mayoritariamente por miembros del CFR. También pertenece a la Comisión Trilateral, el Club de Bilderberg y otras organizaciones de la órbita Rockefeller. Su compañía de consulting Kissinger Associates, tiene como clientes a Estados deudores y a multinacionales acreedoras.
El polaco Zbigniew Brzezinski, casado con una sobrina del que fuera Presidente de la República Checoslovaca Eduard Benes, fue reclutado por Rockefeller en 1971. Llegó a ser Consejero de Seguridad Nacional del gobierno de los Estados Unidos durante la Administración Carter, pero ya con anterioridad había sido nombrado director de la Comisión Trilateral, a la que él mismo definió como “el conjunto de potencias financieras e intelectuales mayor que el mundo haya conocido nunca”.
Afirmaba que: “la sociedad será dominada por una elite de personas libres de valores tradicionales que no dudarán en realizar sus objetivos mediante técnicas depuradas con las que influirán en el comportamiento del pueblo y controlarán con todo detalle a la sociedad, hasta el punto que llegará a ser posible ejercer una vigilancia casi permanente sobre cada uno de los ciudadanos del planeta”.
En otro momento dijo: “esta elite buscará todos los medios para lograr sus fines políticos tales como las nuevas técnicas para influenciar el comportamiento de las masas, así como para lograr el control y la sumisión de la sociedad”.
Ni siquiera George Orwell, autor de la terrorífica novela “1984”, lo hubiera expresado mejor.
En una entrevista publicada por el New York Times el 1 de agosto de 1976, Brzezinski afirmaba que “en nuestros días, el Estado-nación ha dejado de jugar su papel”. En cierta ocasión pronosticó “el ocaso de las ideologías y de las creencias religiosas tradicionales”.
Brzezinski es especialista en métodos de control social, sus ensayos publicados dibujan un horizonte orwelliano en el que el Gran Hermano vigila y controla permanentemente a cada individuo. Predijo la existencia de gigantes bases de datos donde se almacenan ingentes cantidades de información sobre cada ciudadano (como la que tienen los servicios de inteligencia españoles en El Escorial, Madrid), la instalación masiva de cámaras de vigilancia en las calles y edificios (que ya es un hecho en todas las ciudades del mundo), la generalización de satélites espía de increíble precisión (como los que usan las tropas de EEUU desde la Guerra del Golfo) y la puesta en funcionamiento de documentos de identidad electrónicos (como lo son los modernos pasaportes y carnés de identidad, que contienen un microchip con abundante información del propietario).
La fascinación de Brzezinski por la tecnología aplicada al control social encaja perfectamente con los planes de la elite plutocrática, que ya ha desarrollado nuevos y espeluznantes artilugios, como el microchip subcutáneo con localizador que pretenden hacer obligatorio para toda la población mundial y que sustituiría, unificándolos, a los actuales carnés de identidad, pasaportes, tarjetas de crédito, carnés de conducir, tarjetas de la Seguridad Social, etc., posibilitando la desaparición del dinero físico.
Otro invento terrible que ya nos tiene preparado la elite ha sido diseñado por la compañía estadounidense Nielsen Media Research en colaboración con el Centro de Investigación David Sarnoff (organismo controlado por el CFR y la Sociedad Pilgrims). Se trata de un dispositivo que, una vez instalado en el televisor, permite observar e identificar desde una estación de seguimiento a los espectadores sentados frente a la pequeña pantalla. Este dispositivo evoca “el ojo que todo lo ve”, el Horus egipcio que aparece en los billetes de dólar. El “ojo que todo lo ve” no es sólo un recurso literario en la novela de Orwell 1984. Ya existen millones de cámaras instaladas en carreteras, calles, empresas y locales públicos, y millones de webcam en hogares de todo el mundo. Sin contar con los modernos sistemas operativos del monopolio Microsoft, como el Windows Media, que rastrea sin cesar todos nuestros movimientos a través de la red y permite leer nuestros correos privados de Outlook, el estado de nuestras cuentas corrientes cuando accedemos a la web de nuestro Banco, las palabras clave que utilizamos en los buscadores como Google y el contenido de las páginas que visitamos en Internet.
Lord Carrington, cuyo verdadero nombre es Peter Rupert, fue ministro británico en sucesivos gobiernos, miembro destacado del RIIA (el equivalente al CFR en Gran Bretaña) y de la Sociedad Fabiana, Secretario general de la OTAN, directivo del Barclays Bank y del Hambros Bank y, a partir de 1989, presidente del siniestro Club de Bilderberg.
El cuarto lugarteniente Rockefeller y Secretario General del Club de Bilderberg es el vizconde Etienne Davignon. Su currículum lo dice todo: presidente y fundador de la European Round Table (Mesa Redonda de Industriales, lobby de las multinacionales europeas), ex vicepresidente de la Comisión Europea, miembro de la Trilateral y del Center for European Policy Studies, ministro belga de Exteriores, presidente de la Asociación para la Unión Monetaria en Europa, primer presidente de la Agencia Internacional de Energía, presidente de la Société Générale de Belgique, presidente de Airholding, vicepresidente de Suez-Tractebel, administrador de Kissinger Associates, Fortis, Accor, Fiat, BASF, Solvay, Gilead, Anglo-american Mining, entre otras corporaciones. John
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Se hace muy difícil creer (con una minima lógica deductiva-policíaca al estilo de Sherlock Homes) que éste omniscente "gobierno global", como lo llama Igor Nikulin, o "gobierno invisible", como lo llaman otros, que éste Desastre Terraqueo del coronavirusa que estamos viviendo --y otros muriendo--, ésta Gran Crisis que preludia ese Nuevo Orden Mundial, esté ocurriendo a espaldas de ese "gobierno global". Es imposible. Este ocurriendo a espaldas de aquello tan emblemático que dijo J.F. Kennedy de que "los Estados Unidos son, más por Destino que por Vocación, los vigilantes de las paredes de la libertad en el mundo". A ésta clase de Vigilantes, ladies and getleman, no se les escapa nada.
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(A)
Decía Bertolt Brecht, "¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica."
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