"La categoría de la enajenación constituye
uno de los instrumentos hermeneuticos
mas poderosos de que disponemos
para el conocimiento del presente"
Francisco Rubio Llorente
Caracas, Instituto de Estudios Políticos.
Introdución a "Manuscritos: Economía y Filosofía",
de Karl Marx.
Padre Miguel D'Escoto,
Ex-Presidente de la Asamblea
General de la ONU
"Desde que Cristio nació,
el enemigo de sus enseñanzas
ha sido siempre el capitalismo"
(Entrevista con Venezolana de Televisión,
Enero 5, 2010)
Cristo, cuándo predicaba en las calles,
llevaba siempre detrás Una Cola de gentes,
de gentes del pueblo, claro,
necesitados,
margimados,
tullidos,
humildes,
pobres,
desamparados,
gentes que buscaban
las palabras justas
que lo sacaran de su calvario,
el milagro que los redimiera
de su situación de oprimidos y abandonados,
la luz que hasta ellos nunca había llegado,
el reconocimiento de humildes despreciados.
No habían en ésta Cola ni amos,
ni beati possidentis, ni ricos, ni propietarios.
Es más, una vez, un rico le preguntó
que qué tenia que hacer para seguirlo
y agregarse a La Cola,
y el Apóstol de los Pobres,
que era también otro "dictador",
le respondió:
"Reparte todas tus riquezas
entre los pobres, y sígueme"
Y aquel acaudalado agachó la cabeza y se fué.
Fue a propósito de ello que Cristo les dijo
a los de La Cola aquella
frase famosa y lapidaria de:
"Será más fácil que un camello pase
por el ojo de una aguja..."
Fue la primera vez en la história
que los componentes de La Cola,
de todas Las Colas humanas que siguen
a los Apóstoles de los Pobres del orbe,
fueron reivindicados, oídos,
atendidos en sus sueños y demandas,
y prioritizados sobre fortunas y alhajas.
En Caracas está pasando,
con las oportunas históricas distancias,
igual cosa.
Entre los millones que componen La Cola
que siguieron y sigen a Chávez,
otro "dictador",
para darle a su inerte cuerpo
el último respeto en vida,
tampoco se encuentran
ni amos,
ni beati possidentis
ni propietarios;
sólo hay,
como en La Cola de Cristo,
necesitados,
marginados,
tullidos,
humildes,
pobres,
desamparados,
que sólo buscan darle el adios final
a quíen los ayudó a salir de su calvario,
a quíen los reconoció como seres humanos
con necesidades insatisfechas
y que antes nadie los había escuchado.
Los fariseos del $anedrín de turno
hacen la vista gorda
ante éste hecho tan consumado.
No pueden mirarlo y catalogarlo
porque todo el Decorado
se Les Vendría Abajo, claro.
¿Cómo pueden tapar éste Sol
con un dedo si sus radiaciones
penetran, iluminan e incendian
por todos lados?
¿Cómo logran mantener
ésta Constante Enajenación
si es tan fácil el detectarla?
¿En qué clase de régimen vivimos
en el que lo evidentísimo se manipula
y tergiversa en masivo artículo de consumo
para que sólo sirva a los intereses de los ricos
como ese mismo rico que agachó la cabeza
y no pudo quedarse en La Cola
que seguía a Cristo, ese mismo
que tampoco se puede encontrar
en la Otra Cola de millones
que contínuamente desfilan
ante el férretro del que trabajó
hasta su muerte para redimirlos
de su paria destino,
y que por eso mismo
es injuriado y vilipendiado
por los mismos que asesinaron a Cristo?
No.
No somos "cha-vista".
Pero tenemos y poseemos 'vista'.
Vista con la que ver.
Cabeza con la que pensar.
Espíritu con el que expresar.
Conciencia para no dejarnos engañar.
No.
No estamos haciendo
una indoctrinaria y burda hipérbole
comparativa para sustentar a ultranza
nuestra ideología.
No.
Lo que hacemos es denunciar
la Gran Enajenación en la que Vivimos
con la que la burguesía sigue crucificando,
todos los días,
en cualquier lugar,
al Genuíno Cristo.
Es muy simple.
Tan simple y axiomático
como lo que dijo el Padre Miguel de D'Escoto,
a salvo de toda sospecha de "chavista":
"Desde que Cristio nació,
el enemigo de sus enseñanzas
ha sido siempre el capitalismo"
Y de ésto, de ésto, precisamente,
es de lo que quiso apartar a su patria
Hugo Chávez Frías,
de éste "pecado mortal",
como llamó al capitalismo,
Arístides, otro sacerdote --haitiano--,
que, como D'Escoto,
y tantísimos otros,
entienden perfectamente la naturaleza
de esas Largas Colas que siguen y seguiran,
vivos o muertos,
a los que intentan redimir