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Desde que las elecciones se convocan por una alianza táctica entre la derecha y ultraderecha española con los independentistas catalanes al no aprobar ninguno de estos bloques los Presupuestos Generales del 2019 presentados por Pedro Sánchez y apoyados por Unidos Podemos, a que si el novedoso trifachito (Partido Popular, PP; Ciudadanos y VOX) han atacado al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para no aprobar los “mejores” presupuestos de la historia, uno presupuestos del “Estado del Bienestar”.
En definitiva, una suma de afirmaciones que posicionan las piezas del ajedrez, desde culpabilizar al independentismo catalán de adelantarse las elecciones a situar al PSOE como un partido progresista, cuando hace unos años una gran parte de la opinión pública salió a las calles calificándolo de ser parte de la casta y un peón más de los recortes del pre-caduco Régimen del 78.
Pero, ¿Qué hay detrás de todo esto y que poco habla de ello la opinión pública en sus redes sociales, ya enfocadas en la pre-campaña electoral?
La primera pregunta que nos debemos hacer como ciudadanos es por qué ha convocado elecciones el PSOE, con solo 8 meses de gestión, al no aprobarse los Presupuestos Generales cuando no es obligatorio hacerlo.
Desde la aprobación de la Constitución en 1978 no se han aprobado los presupuestos anuales 6 veces (en 1978,1982, 1995, 2011, 2016 y 2017) y no siempre ha llevado a convocar elecciones.
Según el artículo 134.4 de la Constitución Española “Si la Ley de Presupuestos no se aprobara antes del primer día del ejercicio económico correspondiente, se considerarán automáticamente prorrogados los Presupuestos del ejercicio anterior hasta la aprobación de los nuevos”.
Además, aunque no se hayan aprobado los presupuestos de 2019 muchas de las medidas “estrellas” del PSOE, medidas a veces llevadas a cabo por la presión de su aliado, no socio de gobierno, Unidos Podemos, como el salario mínimo de 900 euros, subida de pensiones, u otras no económicas como la exhumación de Franco, podrían llevarse a cabo.
Sin aprobación de los presupuestos podría seguir gobernando el PSOE mediante Decretos Ley. ¿Entonces qué hay detrás de su convocatoria a elecciones?
El PSOE tiene ahora un socio incómodo que le hace girar demasiado a la izquierda e incluso a veces entrar en temas de Cataluña que no agradan, y los barones del PSOE como Felipe González a pesar de ser derrotados, y en gran parte desprestigiados, han seguido batallando tanto contra todo lo que huela a Cataluña o lo que huela a morado.
Esto se sabía pero era parte de la estrategia de la casta del PSOE. Realizar un pacto temporal entre PSOE y Podemos, por eso la moción de censura inesperada contra Mariano Rajoy, con dos estrategias de fondo: la Comunicativa con el fin de volver a ganarse el PSOE la etiqueta social de partido de izquierdas y alejarse de la imagen del bipartidismo del Régimen del 78 dados los pactos con el PP (entre ellos la reforma neoliberal del artículo 135 de la Constitución o la aplicación del artículo 155 para suspender la autonomía de Cataluña), y la Política, neutralizar y menguar a Unidos Podemos como alternativa quincemayistas al Régimen del 78, llegando a generar en Podemos una crisis interna entre los que ven al PSOE como un aliado, antigua estrategia de Izquierda Unida (IU) con Frutos, o los que lo ven como un enemigo.
Según los últimos sondeos electorales —los públicos como los del CIS o de algunos medios de comunicación son muy dudosos por su falta de precisión en las últimas elecciones pero también hay sondeos privados y ocultos que realizan consultoras que trabajan para los partidos— dan al PSOE una subida de votos considerable, pudiendo ser incluso la primera fuerza más votada. Y por el contrario, Unidos Podemos en algunos de los sondeos le hacen perder más del 30 % de los escaños, pasando de 71 a 50-48 y siendo superada por Ciudadanos.
De esta manera, Unidos Podemos en crisis interna organizativa, con la marcha de Iñigo Errejón y Ramón Espinar, y en supuesta crisis electoral deja de ser una amenaza de “sorpasso” para el PSOE, y en definitiva para el Régimen del 78.
Es el momento de unas Elecciones Generales para que el bipartidismo PP y PSOE, y otras fuerzas monárquicas constitucionalistas como VOX y Ciudadanos, nacionalistas españolas, contra no solo el derecho de decidir Cataluña su futuro democráticamente sino de cualquier diálogo, sin proyecto de una Europa Social, dóciles con la economía política diseñada por el IBEX35, y con el respeto a un ejército franquista y una iglesia católica con privilegios, vuelvan a controlar en la suma más de 2/3 partes de las cámaras.
Y además hacer resurgir un falso binomio izquierday derecha, no porque no exista la izquierda o derecha como dicen los posmodernistas, sino porque la izquierda en el PSOE brilla por su ausencia. Un falso conflicto entre izquierda y derecha, que finalmente el creciente Ciudadanos, según encuestas, y la hegemónica derecha oportunista vasca, PNV, decidirían si gobierna el PP o PSOE, los dos socios políticos del IBEX35.
Otro aspecto a analizar es que lo esencial para haberse aprobado los presupuestos era la negociación del gobierno del PSOE con partidos independentistas catalanes, y justamente unos días antes de la votación de los Presupuestos el gobierno de Sánchez rompió la mesa de diálogo, incoherentemente sin sentarse antes a dialogar.
Una estrategia incoherente si desde un inicio se pretende negociar. Si el PSOE hubiera querido aprobar esos presupuestos y seguir en el gobierno seguro que la mesa de negociación como mínimo se hubiera llevado a cabo.
Finalmente, al anularse toda negociación, donde fue más polémico la insignificante etiqueta de relator que cualquier contenido en la mesa, y al no aprobarse los presupuestos, el PSOE podrá utilizar el mismo discurso de la derecha española; criminalizar a los independentistas como el principal problema de gobernar en España, la causa del fracaso de los “mejores” presupuestos de la historia.
Ni siquiera el PSOE ha utilizado el discurso de la Pinza que tanto usaron ellos mismos contra Julio Anguita en los años 80 y 90 para descalificar ciertos pactos entre IU y PP, en un momento que la derecha española y los independentistas han coincidido para tumbar los Presupuestos.
Posiblemente porque la derecha y ultraderecha no sean tan enemigas para el PSOE como lo puede ser una izquierda más incómoda. En definitiva, con este proceso el PSOE vuelve a situarse en su sitio originario desde el felipismo, un partido españolista constitucionalista monárquico y neoliberal, que vuelve a insertar en la opinión pública la imagen de ser la principal fuerza de izquierdas y así conseguir devaluar a una izquierda crítica, como Unidos Podemos, que pueda afectar la unidad monárquica española del Régimen del 78 y llevar a cabo pactos de negociación de conflicto con independentistas.
Los 8 meses del gobierno del PSOE no han sido más que una estrategia del Régimen del 78 para reconfigurar las neuronas políticas de la sociedad española. Iniciándose con una inesperada y propulsa moción de censura a Rajoy que llevó a Sánchez a la presidencia del gobierno con toda facilidad, cuando el PP podría haberse resistido proponiendo a otra persona de su partido ya que la moción era contra Rajoy, no contra el gobierno o el PP.
Seguidamente, el PSOE consiguió la carta blanca de Unidos Podemos por dar un falso guiño de volver a ser una clásica socialdemocracia, como ya hizo José Luis Rodríguez Zapatero, con gestos como la exhumación de Franco, el salario mínimo a 900 euros, hablar de la Ley de Dependencia, subida de pensiones, con el único fin de que un votante que perdió el PSOE y fue a unidos Podemos, vuelva de Unidos Podemos al PSOE. 8 meses que no solo han dado oxigeno al bipartidismo, sino que incluso han dejado salir del cascarón para saltar al parlamento a fuerzas de extremaderecha con la legitimidad de decir otro partido del “Régimen del 78” lo que otros no pueden decir por no ser políticamente correcto.
El 28 de abril no importa si gana el PP o el PSOE las elecciones, y los pactos que habrá entre los principales partidos. El 28 de abril quién ganará será el Régimen del 78. Ahora le toca al pueblo pensar, autocriticar y actuar.
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