El conocimiento del conocedor
que desconoce
es el hombre que empuja el ojo
en el enigma sin esfumarse
Espejismo,
anamorfosis en el arcoiris de la tarde,
penumbra,
llama apagada que arde,
silueta,
puerta cerrada que se abre.
Todo es una illusión óptica
que levantamos
antes de que el huracan
nos alcance.
¿Dónde habeís puesto las llaves
a sabiendas
de que no puede entrar nadie?
El hombre que empuja el ojo
no lo sabe.
Tan solo quiere llevar la vista
a otros valles,
desplazar retinas,
desviar la mirada a otra parte,
oradar vacios y escaparse.
Conocimiento del conocedor
que desconoce su arte,
Sisifo cansado
de pupilas que arden.
Pero el ojo es inamovible,
estable,
y está fijo en un Destino
inalterable,
una sentencia a cumplir,
inapelable
Todo es una illusión óptica
que levantamos
antes de que el huracan
nos alcance.
