"Si le llamas al pan, pan,
y al vino, vino,
vas por mal camino".
Le oía decir a mi padre.
Y nunca lo entendí.
¿Cómo se puede ir por mal camino
llamándole a las cosas
por sus propios nombres?
Por mucho que le insistí al viejo
en que me explicara éste "koan",
siempre me respondía lo mismo:
"Sólo el paso del tiempo te lo sabrá explicar.
Y yo no puedo hacer pasar el tiempo.
Tendrás que esperar"
Y esperé.
Hasta que un día me encontré
con ésta frase del brillante Quevedo:
"Dónde no hay justicia,
es peligroso tener razón".
E, "ipso facto", quedé iluminado,
de sopetón.
Porque tener razón
es llamarle a las cosas
por sus propios nombres.
Pero es peligroso,
es ir por mal camino,
porque ello ocurre en una sociedad
dónde no hay justicia.
Y la justicia antecede a la razón.
