Por eso uno sabe que está (que estamos, el nono-vestido, porque todas las demás criaturas que residen Dentro de la Naturaleza estan en libertad por su evolucón natural) en la prisión de la civilización, y lo sabe por lo mismo que dice el gran Dostoyevski (ahora prohibido por ser ruso): para asi poder planear nuestro escape
(Porque para tratar de escapar lo primero es conocer que estamos encerrados)
Pero, claro, esto tiene una factura, un costo, y alto, y es, como dice Nitzsche, la Soledad, el Ostracismo, Ego Solus Ipse, E.S.I., y este no es un toro con el que fácilmente lidiamos...
Porque como compartimos la misma prisión con los demás prisioneros a estos no les cae bien que un colega que corre la misma suerte carcelaria que ellos les haga sentir que carecen de tal conciencia, de tal percepción de ver la realidad de sus existencias.
¿Y qué pasa entónces?
Que lo aislan y lo dejan en su aislamiento para que su mal ejemplo no perturbe al resto que, al vivir en la falsa ilusión de no saber que son prisioneros, puedem soportar mejor sus nublados destinos.
Aqui entra la Soledad
El test a pasar.
¿Cuanta Soledad podemos aguantar
cuando, por los medios que sean, llegamos a aprehendernos, zaratustra-mente, como prisioneros para no seguir confundiendo, como ocurre en la alegoría de la caverna platoniana, las sombras reflejdas en la pared con la realidad?
Aqui hay tanta factura a pagar,
tanto costo a abonar...
que muchas veces preferimos
no saber nunca que estamos en prisión
y creer que la realidad son las sombras
que vemos reflejadas en la pared, asi,
por lo menos, estamos acompañados
con la mayoría en la misma distorsión de la realidad.
Y asi vamos, asi caminamos...
