Una sublevación ontológica -del ser- contra
el Concertado Absurdo Humano,
y un L'Homme révolté contra
lo canónicamente establecido.
Antonio: estés dónde estés:
un día te vamos a ir a rescatar
para incorporarte al santoral
del pensamiento libre.
Domingo
Día del Señor.
...Y al séptimo día descansó
después de crear el Mundo,
sus bonanzas y su horror.
El sol taladra nubes opacas
hasta llegar a tierra
cargado de grises esperanzas
que, camino del mar,
estancan sus corrientes
en macizas hogueras.
...A lo que ibamos:
Don Antonio, el Gala.
Siempre de Gala su pensamiento,
sus atalayas,
su incisiva lucidez,
su mordacidad,
su demiúrgica hipérbole
de todo lo que nos ata;
su cínica y estética Gracia
nos libera -de momento-
del camino concertado
de la Kultura humana.
Don Antonio, el Gala, incógnito comandante de lo que proponía Jacques Derrida: la deconstrucción de las contradicciones, ambigüedades y ausencias de significado que se encuentran en el lenguaje y en las estructuras que sustentan el pensamiento:
"El pensamiento genuíno es una violenta e irrespetuosa confrontacioón con la realidad, una ruptura involuntaria con las categorías establecidas"
Aúnque Don Antonio
nunca había leído a Derrida
ya llevaba -sin saberlo-
algunas de sus melodías...
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POST DATA
Nos recuerda Gala, guardando las oportunas distancias colindantes y concomitamtes entre ellos, la liberdad de pensar del divino Marqués de Sade:
"Mi libertad de pensar, decís, no puede ser aprobada. ¡Eh, y qué me importa! Bien loco es quien adopta la manera de pensar de otros. Mi manera de pensar es el fruto de mis reflexiones; es mi existencia y mi organización. No soy quién para cambiarla; y si lo fuera, no lo haría. Esta manera de pensar que culpáis es la única consolación de mi vida: ella aligera todas mis penas en prisión y la prefiero a mi vida. No es mi manera de pensar lo que produce mi desgracia, sino la manera de pensar de los otros."
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Vamos a terminar riéndonos un poco que el humor es muy sano y ayuda...excepto que Don Antonio, al llegar a Juan Carlos (el Emérito residente en Dubai), se tiene que "morder la lengua" y abandonar su fluído pensamiento libre, siempre de gala, lo cúal no le hubiese gustado ni a Derrida ni a Sade.
Todo no puede ser perfecto. Máxime cuándo te han manufacturado en España
