"Los tiempos cambian que es una barbaridad", dice en la zarzuela 'La Verbena de la Paloma, Don Hilarión.
Y es verdad.Y en el cuento de Caperucita Roja y el Lobo Feroz encontramos el paradigma exacto de esta realidad.
Porque, antes, ante la pregunta caperucitiana que todos nos hacemos en el omnipresente cuento actúal: "Ay, abuelita, que boca tan grande tienes...", el Lobo Feroz, que aún no había sabido esconder y camuflar su ferocidad, contestaba con toda ingenuidad: "...Es para comerte mejor!".
¿Y qué pasaba? Pues que las gentes le veían la boca al lobo y, o salían corriendo o comenzaban a despertar ante la feroz realidad creando conciencia y espíritu de lucha contra aquella bestia que las quería devorar.
Pero hoy, como "los tiempos cambian que es una barbaridad", el Lobo Feroz fue aprendiendo que esa no era la mejor respuesta que podía hallar. Asi que, se dijo a sí mismo que algo tendría que cambiar.
Y asi fue como llegó a la conclusión de que para comerse a las Caperucitas de turno había que blanquear el apetito lobuno para pornerlo de forma más atrayente, más maternal, menos guerrera y más sentimental, para que las potenciales Caperucitas no se dieran cuenta, de pronto, que se las iban a desentripar. Asi encontró la expresión ideal:
¿Y quíen no quiere ser protegido, quíen?
Y esto llevó al Lobo Feroz a verse en la necesidad de crear un peligro, una amenaza, algo que, aúnque no fuese él mismo, él pudiera beneficiarse de ello.