Los Certificados de Buena Conducta, CBC, naturalmente, van cambiando con los tiempos. Se van transformando según las necesidad del régimen van cambiando por las diferentes etapas históricas que va evolucionando, y asi, mutatis mutandis, su 'Engineering of Consent' va tomando las formas y estrategias pertinentes al respecto. Todo depende de la fascistificación que requieran las circunstancias. En 'The Mass Psychology of Fascism', Wilhelm Reich lo deja muy claro.
Es muy simple y sin contemplaciones ni pruritos morales o éticos de ninguna clase: cuándo hay que sacarse la máscara el régimen no es dubidativo: lo hace y se acabó. En la época del Generalísimo, en España, --cuyo Sucesor sigue de Jefe de Estado, otro Virus contra el que también habría que vacunarse-- se ponían a las gentes contra el paredón y se acabó y los que quedaban vivos no tenían más remedio que sacarse un CBC para seguir existiendo.
Hoy las cosas son distintas, hemos progresado: hoy los disidentes son los que no se quieren vacunar y, consecuentemente, el CBC se otorga sólo a aquellos que obedecen y tienen buena conducta, y se necesita para todo, para seguir existiendo: para entrar en el bar, para ducharse, para ir al teatro, el cine, al club a nadar; para viajar, para ir a mitines o reuniones, para todo, hasta para pensar...nos han fracturado: divides y vencerás...excepto cuándo tienes que ir a trabajar en un vagón de metro abarrotado, nariz con nariz, espalda contra espalda. Trabajar es sagrado. Hay que respetar lo laboral.
Pero hoy, nosotros, hartos hartísimos de este mangoneo estafador dónde se estan destruyendo todos nuestros derechos y jorobados derechos, nos hemos querido ir --para buscarle un bálsamo a este teratológico berengenal-- a aquella época de los CBC franquistas para sólo recordar como nos reíamos con Tip y Coll. Nos lo merecemos:
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