Más de mil cobayas humanas murieron durante los ensayos clínicos de la vacuna de Pfizer
Treinta científicos y profesionales de la salud de distintas universidades de Estados Unidos han comenzado a estudiar la documentación que Pfizer remitió a la FDA para lograr la autorización de su vacuna, un proceso que va con cuentagotas y, ni nadie lo impide, acabará dentro de 55 años. Es probable que para entonces queden pocos supervivientes y ya nadie se acuerde nada.
Aunque todos los estudios de Pfizer siguen siendo confidenciales, se han divulgado las primeras 30 páginas, que comienzan con un descargo de responsabilidad antitransparente: “La información contenida en este documento es de propiedad y confidencial. Queda estrictamente prohibida la divulgación, reproducción, duplicación, distribución u otra difusión de esta información fuera de Pfizer, sus filiales, licenciatarios o agencias reguladoras. Al aceptar o revisar estos documentos, usted se compromete a mantener la confidencialidad de esta información y a no divulgarla a terceros (salvo que lo exija la legislación aplicable) ni a utilizarla con fines no autorizados”.
Las vacunas son como los cuarteles militares: todo es secreto, y por eso Twitter ya ha censurado la cuenta @iGNORANTCHiMP que empezaba a publicar los trapos sucios de la vacuna.
El fraude de los ensayos clínicos queda confirmado desde el principio. Uno de los investigadores, Peter Doshi, ha declarado públicamente que “parece ser defectuosa” porque la FDA asignó sólo un revisor en cada una de las dos disciplinas científicas clave, clínica y estadística, “para hacer en tres semanas un trabajo que normalmente lleva meses”.
En la página 7 aparece que de los 42.086 conejillos de indias humanos, además de las hospitalizaciones con o sin secuelas, se habrían producido 1.223 muertes y de otras 9.400 personas Pfizer dejó de tener noticias. Se supone que hay más cobayas vivas que muertas, pero ¿cuántas? Se deja a los científicos la tarea de clasificar a los muertos, los vivos y los discapacitados.
En la página 16 aparecen las miocarditis y otras consecuencias graves: Taquicardia (1098), Arritmia (102), Infarto de miocardio (89), Insuficiencia cardíaca (80), Infarto agudo de miocardio (41), Insuficiencia cardíaca aguda (11), Shock cardiogénico y Taquicardia ortostática postural. Taquicardia ortostática postural (7 cada una) y enfermedad coronaria (6). Inicio del evento desde menos de 24 horas hasta 21 días, con una mediana de menos de 24 horas.
La lista de efectos adversos contiene afecciones respiratorias, eventos tromboembólicos, accidentes cerebrovasculares, eventos vasculares…
(*) https://phmpt.org/wp-content/uploads/2021/11/5.3.6-postmarketing-experience.pdf
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Jorobados TodosNi que decir tiene que una sinópsis, como prospecto informativo al consumidor (de las ventajas y los riesgos del producto), de la documentación que Pfizer remitió a la FDA para lograr la autorización de su vacuna, se le tuvo que entregar a todas las personas para que conocieran, a priori, a qué vacuna experimental se enfrentaban y asi pudieran tomar las correspondientes decisiones al respecto, lo cúal está inscrito como norma inequívoca en la legislación que regula el ejercicio de la medicina en cada país del mundo civilizado. De lo contrario los tan cantados derechos humanos quedan todos jorobados.
Jorobados todos.